"En una cafetería, el padre y las dos hijas tenían sus teléfonos, la madre no. Ella miraba por la ventana, triste y sola en compañia de su propia familia. El padre comentaba de vez en cuando sobre algo que había encontrado online. Nadie respondía, finalmente ella sacó su teléfono", esta escena, típica de un restaurante hoy en día, fue la que inspiró al fotógrafo Erik Pikersgill para capturar la dependencia de la humanidad al celular.
Pickersgill quería mostrar lo nocivos que pueden llegar a ser para las relaciones los dispositivos móviles. Pero en vez de hacer fotos a gente enganchada a sus Android, iPhone o iPad, decidió borrar los aparatos de las manos de hombres y mujeres.
Mientras se embarcaba en la serie, Pickersgill decidió dejar de depender tanto de su teléfono. "Espero que haya algunas familias que vean este trabajo y pongan una canasta cerca de la puerta, a fin de colocar ahí los celulares antes de que todos se sienten a comer", dijo.
En 2013, el diccionario Oxford incluyó tres nuevas palabras que dicen mucho de nuestra rutina en el siglo XXI: la primera, selfie o autoretrato; la segunda, poshitis, la forma un tanto absurda que tenemos de llevar el bolso, posado en el antebrazo; la tercera, phubbing: dejamos de relacionarnos físicamente porque lo hacemos con el celular.