Las decepcionantes acciones en materia ambiental durante la administración de Donald Trump generaron que la agenda de cambio climático se frenara y retrocediera en la jerarquía de las prioridades norteamericanas. La llegada de Joe Biden a la presidencia de los Estados Unidos se presentó como una oportunidad para recuperar lo perdido y avanzar sustancialmente en la protección del ambiente. Según palabras del actual mandatario norteamericano, “el cambio climático es el problema número uno que enfrenta la humanidad”.
Entre las propuestas de campaña de Biden se encontraba la descarbonización de la matriz eléctrica en 2035 y la posibilidad de prohibir la venta del motor de combustión; objetivos que sonaban muy ambiciosos, pero tendrían como consecuencia la creación de nuevos trabajos, la promoción de la innovación y la redistribución del ingreso de forma más equitativa.
Es importante tener en cuenta que, en el caso de los Estados Unidos, el cambio climático tiene un aspecto internacional y otro nacional: el primero se relaciona con el grado de compromiso de este país con el mundo y el multilateralismo, y el segundo implica la promoción de los sectores económicos de la industria de energía fósil frente a los sectores a favor de las energías renovables. De esta manera, el plan climático de Biden se presenta como un ambicioso intento por cambiar el papel de los Estados Unidos en el mundo; el primer ejemplo de ello ha sido su reincorporación al Acuerdo de París, el pacto mundial adoptado por casi 200 países para frenar el cambio climático.
Ahora bien, ¿cuál es el objetivo de Biden al implementar estas acciones? Por un lado, ha buscado recuperar la reputación internacional perdida y, por otro lado, la promoción de los mecanismos multilaterales de solución de los problemas que afectan al mundo. En el área ambiental, esto implica cumplir la cuota prometida de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero -denominadas Contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) en el Acuerdo de París-, y por el otro, aportar recursos financieros y proyectos para ayudar a los países de menores recursos a cumplir sus compromisos.
La nueva meta fijada por Biden durante la Cumbre del Día de la Tierra en la Casa Blanca estableció alcanzar entre el 50 y el 52 por ciento de la reducción de emisiones para el año 2030, tomando en cuenta como base el año 2005. Alcanzar este objetivo ayudaría a que el mundo se acerque más a la mitigación del calentamiento global. Sin embargo, aún si Estados Unidos cumpliera con estos nuevos objetivos, probablemente seguiría siendo el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo para finales de esta década.
Las dos principales herramientas del gobierno estadounidense para atender el cambio climático son, por un lado, los subsidios a la energía limpia y, por el otro, imponer estándares que exijan procesos menos contaminantes. Estados Unidos tiene como objetivo una matriz 100% renovable para el año 2050, lo cual se debe a que el sector de la industria energética es el más contaminante. En función de ello, la mayoría de los estados norteamericanos han aprobado estándares de energía limpia. Por ejemplo, el estado más poblado de Estados Unidos, California, se presenta como un caso de éxito en energía limpia. California es reconocida mundialmente por hacer la transición de un sistema de electricidad a uno que depende cada vez más de fuentes limpias de energía, como la solar, eólica y geotérmica. A su vez, este estado subnacional se ha fijado la meta de consumir energía 100% sin carbono para 2045.
Hace años que el estado californiano viene fomentando los mercados de energías renovables. Desde 2006, como parte de la Iniciativa de Energía Solar de California, la nueva asociación para hogares con energía solar brinda incentivos financieros y proporciona apoyo para instalar sistemas de energía solar durante la construcción de los hogares. Como consecuencia de ello, California está cerca de alcanzar un millón de sistemas solares en los techos de todo el estado.
A finales de abril de este año, California consiguió cubrir el 100% de la electricidad del estado suministrada por fuentes renovables durante un período de quince minutos, por primera vez en su historia. El récord fue posible producto de los paneles y molinos colocados a lo largo de la carretera I-10 en el Valle de Coachella. La combinación de varios factores fue necesaria para que se alcanzará esta marca récord. A saber, uno de estos factores fueron las temperaturas moderadas que permiten mantener bajo el uso de electrodomésticos.
Debido al fuerte desarrollo de fuentes de energía renovable en todo el país, estos niveles de suministro se han vuelto comunes en redes más pequeña; pero el hito en California, una de las economías más grandes a escala planetaria, es sumamente significativo. Asimismo, se presenta como un ejemplo a seguir para el resto del mundo.
La transición hacia una matriz energética limpia no es entendida como un costo, sino como una inversión que generará nuevos empleos y oportunidades. De esta manera, para la administración Biden-Harris, el cambio climático se presenta como una oportunidad cuya solución, al mismo tiempo, ofrece valiosos recursos para ayudar a resolver asuntos como la competitividad económica, el desempleo, la desigualdad y la justicia social. Biden entiende que el abordaje contra el cambio climático no es una mera sustitución tecnológica en materia de energía y transporte, sino que incluye el uso de la tierra, la producción de alimentos, la conservación, el impulso de la investigación científica, las finanzas nacionales e internacionales, así como también la diplomacia.
Los impactos del cambio climático ya se pueden observar claramente en la actualidad, como por ejemplo el aumento del nivel del mar, el clima extremo, enfermedades de origen zoonótico y los estragos en las economías a nivel global. A pesar de ello, son los países que menos contribuyeron contaminando el ambiente, los que más sufrirán sus consecuencias. Estados Unidos, en su rol de potencia mundial, necesita posicionarse como ejemplo en materia ambiental, presionando a otros estados a promover acciones positivas para el cuidado de nuestro único hogar.