En Zhurivka, Ucrania, el almacén de Oleksandr Chubuk debería estar vacío y esperando a la nueva cosecha, con su cargamento de trigo de invierno ya enviado al extranjero. En lugar de eso, sus silos en esta localidad del centro de Ucrania están llenos de grano que no puede despachar por el bloqueo que aplica Rusia. La agencia Associated Press habló con varios agricultores y dirigentes rurales ucranianos que pasan por la misma situación. Ucrania, en años normales, exporta el 30% de su trigo a Europa, otro tanto a Africa y un 40% a Asia. Hoy esos envíos se han reducido al mínimo, impactando en el precio mundial del trigo y en la falta de este vital alimento en naciones pobres.
Las espigas de trigo ya están madurando en Ucrania. Pronto el horizonte se verá como la bandera ucraniana, un mar dorado bajo un cielo azul. Chubuk espera cosechar 500 toneladas, pero por primera vez en sus 30 años como agricultor, no tiene claro qué hacer con ellas. “Ahora lo único que tengo es esperanza’’, dice.
La guerra ha atrapado unos 22 millones de toneladas de grano dentro de Ucrania, según el presidente Volodimir Zelensky, una crisis creciente para el país conocido como el granero de Europa por sus exportaciones de trigo, maíz y aceite de girasol.
Antes de la invasión rusa y del bloqueo impuesto por Moscú a los puertos ucranianos, Ucrania podía exportar de 6 a 7 millones de toneladas de grano al mes, pero en junio envió apenas 2,2 millones de toneladas, según la Asociación Ucraniana del Grano. Normalmente envían el 30% de su grano a Europa, el 30% al norte de frica y el 40% a Asia, explicó Mykola Horbachov, responsable de la asociación.
El bloqueo ruso a los puertos ucranianos del Mar Negro deja en duda el futuro de la próxima cosecha de Ucrania. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), advierte que el bloqueo ruso amenaza los suministros de comida de muchos países pobres y podría empeorar la crónica falta de alimentos de 181 millones de personas.
Mientras tanto, muchos agricultores en Ucrania podrían quebrar. Enfrentan la situación más difícil desde que el país se independizó en 1991, dice Horbachov. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dice que su país trabaja con Naciones Unidas, Ucrania y Rusia para buscar una solución y ha ofrecido establecer corredores seguros en el Mar Negro para los cargamentos de trigo. Pero hasta hoy los puertos ucranianos siguen bloqueados y amenazados por las armas rusas.
Por ahora, Ucrania está intentando alternativas para exportar su grano, al menos a Europa. El 30% de las exportaciones pasan por tres puertos del Río Danubio, en el sureste de Ucrania. El país también intenta enviar grano por sus 12 pasos fronterizos con países europeos, pero los camiones deben esperar durante días y la infraestructura europea todavía no puede absorber semejante volumen de grano. “Es imposible construir esa infraestructura en un año’’, dice Horbachov.
La invasión rusa también ha disparado los costos del transporte. El costo de entregar la cebada cosechada este año al puerto rumano más cercano, Constanta, es de entre 160 y 180 dólares por tonelada, en comparación con los 40 o 45 dólares previos. Aun así un agricultor que vende cebada a un intermediario recibe menos de 100 dólares por tonelada. Las pérdidas se acumulan en las cuentas igual que la cosecha en los graneros.
“La mayoría de los agricultores se arriesga a quebrar. Pero no tienen ninguna otra opción que vender su grano más barato de lo que cuesta’’, lamenta Horbachov.
Antes de la invasión, Chubuk podía vender una tonelada de trigo en la región de Kiev por 270 dólares. Ahora no consigue compradores ni siquiera a 135 dólares por tonelada. “Todo el sistema se trabó’’, incluidas las opciones de almacenaje, señala James Heneghan, vicepresidente de Go Intelligence, una firma de análisis de datos de clima y agricultura. El sistema se diseñó para mantener las exportaciones ucranianas en constante movimiento, no para almacenarlas.
Sin ingresos por el grano ya recogido, las cosechas futuras son un desafío. “Los agricultores necesitan comprar fertilizantes, semillas, diésel, pagar los salarios’’, explica Horbachov. “Los agricultores ucranianos no pueden imprimir dinero’’.
El país aún tiene espacio de almacenaje en silos y elevadores de cara a la nueva cosecha. Ucrania tiene capacidad para guardar entre 65 millones y 67 millones de granos, según Horbachov, aunque el 20% de eso está en territorios ocupados por Rusia. Los productores pueden almacenar entre 20 millones y 25 millones de toneladas, pero también hay una parte de esos depósitos en zonas ocupadas por el invasor ruso. Para finales de septiembre, cuando comienza la cosecha de maíz y girasol, a Ucrania le faltará espacio de almacenaje. Heneghan, de Gro Intelligence, cree que una solución podría ser entregar silos bolsas. En las regiones cercanas al frente, los agricultores siguen trabajando pese al riesgo. “Pueden acabar conmigo en un momento con un bombardeo, o como vemos ahora, los campos están en llamas’’, dice Yurii Vakulenko en Dnipropetrovsk, donde se veía una negra humareda a la distancia. Ucrania tuvo una cosecha récord el año pasado, 107 millones de toneladas. Este año se esperaba aún más. Ahora, en el mejor de los casos, los productores recogerán 70 millones de toneladas este año, estima Horbachov. “Sin abrir los puertos del Mar Negro, no veo ninguna solución para que sobrevivan los agricultores ucranianos. Y si no sobreviven, no podremos alimentar a los países africanos’’.