Estados Unidos y la Unión Europea acusaron de manera frontal a Rusia de cometer crímenes de guerra en Ucrania. Aunque ya el presidente Joe Biden había declarado la semana pasada que Vladimir Putin era un “criminal de guerra” ahora esas declaraciones fueron sustentadas por analistas del Departamento de Defensa de EEUU (Pentágono) y por el jefe de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE), Josep Borrell. La Corte Penal Internacional dependiente de la ONU abrió una investigación preliminar contra Putin y los altos mandos rusos por las evidencias abrumadoras de que las fuerzas rusas perpetran crímenes de lesa humanidad al bombardear ciudades, destruir barrios e incluso atacar hospitales y refugios llenos de civiles.
Con la muerte de miles de civiles en la devastada ciudad de Mariúpol y la brutal destrucción de un shopping center en Kiev, la ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, enfatizó el aumento de ataques rusos contra estructuras civiles, incluidos hospitales y teatros usados como lugares para refugiar civiles. Los “tribunales tendrán que decidir, pero para mí estos son evidentes crímenes de guerra’’, dijo Baerbock. Se hizo eco de un sentimiento cada vez más extendido en las sociedades europeas: la indignación ante la evidencia en directo de los alevosos ataques rusos contra blancos civiles.
El jefe de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, dijo antes de presidir una reunión con los 27 ministros de exteriores del bloque en Bruselas que “lo que sucede en Mariúpol es un enorme crimen de guerra. Destruir todo, bombardear y matar a todos de forma indiscriminada. Esto es algo terrible’’.
La sitiada ciudad sureña, sobre el mar de Azov, ha sufrido algunos de los peores horrores de la guerra. Funcionarios municipales afirman que al menos 2.300 personas han muerto en el asedio, y que muchos fueron enterrados en fosas comunes. Más del 10% de los 430.000 habitantes de la ciudad han huido y reportaron que algunos residentes fueron obligados por los soldados invasores a dirigirse a Rusia en contra de su voluntad. Al menos 4.500 habitantes de Mariúpol fueron deportados "a punta de fusil" a Rusia, una práctica atroz que recuerda a los invasores nazis durante la Segunda Guerra Mundial
Borrell enfatizó que la “guerra también tiene ley’’. La Corte Penal Internacional en La Haya, Holanda, reúne evidencia sobre crímenes de guerra en Ucrania, pero Rusia no reconoce la jurisdicción del tribunal. Casi 40 países presentaron una denuncia contra Rusia ante la Corte Penal de La Haya. El ministro de Exteriores de Irlanda, Simon Coveney, dijo que su país “sin duda está abierto a otros mecanismos de rendición de cuentas en cuanto a las atrocidades que se desarrollan actualmente en Ucrania’’. Coveney dijo que la invasión de Rusia a Ucrania probablemente sea la primera “guerra que se desarrolla en redes sociales, en donde las personas ven imágenes en vivo de lo que sucede y están indignadas por eso. Esto provoca furia en toda la Unión Europea entre el público en cuanto a por qué no podemos detener esto’’, dijo. “Quieren que las personas se hagan responsables de las decisiones que toman y la brutalidad que hemos visto’’. Los ex primeros ministros británicos Gordon Brown y John Major pidieron la creación de un nuevo tribunal internacional para investigar a Putin y a quienes participan de la invasión de Ucrania. Estas declaraciones evidencian que la clase dirigente europea toma nota de la creciente indignación de la opinión pública, conmocionada cada día por las imágenes y testimonios directos de las atrocidades cometidas por Rusia.
En Washington, el Departamento de Defensa de EEUU (Pentágono) acusó a las fuerzas rusas de cometer crímenes de guerra en Ucrania. Las autoridades estadounidenses ayudarán a reunir pruebas, al tiempo que denunció al Kremlin por llevar a cabo ataques indiscriminados como parte de una estrategia intencional en el conflicto. “Ciertamente vemos evidencia clara de que las fuerzas rusas están cometiendo crímenes de guerra y estamos ayudando con la recopilación de evidencia”, dijo el vocero del Pentágono, John Kirby.
La semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo en la Casa Blanca que Vladimir Putin “es un criminal de guerra”. Sus declaraciones condujeron a que Rusia amenace cortar relaciones diplomáticas con Estados Unidos. El secretario de Estado, Anthony Blinken, fue consultado sobre las declaraciones de Biden. “Personalmente, estoy de acuerdo con él”, dijo, y agregó: “Atacar intencionalmente a civiles es un crimen de guerra. Me resulta difícil concluir que los rusos están haciendo lo contrario”. Las Convenciones de Ginebra caracterizan como “crimen de guerra” todo ataque sistemático contra la población civil. Y resulta evidente que Rusia está haciendo esto a gran escala en Ucrania. El caso de Mariúpol es extremo y emblemático, pero en Járkov, Kiev y decenas de otras ciudades sometidas a asedio las fuerzas rusas recurren a bombardeos indiscriminados o claramente dirigidos a objetivos civiles. Esta línea de acción se acentuó en las últimas semanas, al quedar claro que la idea de Moscú de que vencería luego de pocos días de combates quedó descartada por la firme resistencia ucraniana. Hasta ahora, Rusia sólo ha podido tomar ciudades medianas en el sur, como Kersón y Melitopol. Mariúpol, en caso de caer finalmente, sería la primera ciudad de importancia estratégica en quedar en manos rusas.
El Pravda admite casi 10 mil soldados rusos muertos
Un medio oficialista ruso admitió que las bajas sufridas por el ejército ruso en la invasión de Ucrania suman 9.861 muertos. La cifra fue borrada rápidamente del sitio web del diario oficialista Komsomolskaya Pravda (KP). Hasta ahora, la cifra oficial de caídos era de solo 498 muertos, admitida el pasado 2 de marzo.
La británica BBC dio cuenta del episodio y recuerda que anteriormente informó que los colegas de la BBC rusa habían recopilado una lista de 557 muertes militares rusas confirmadas en la invasión de Ucrania, mencionando que el Ministerio de Defensa de Rusia sólo había proporcionado hasta ahora una vez las cifras de víctimas mortales: 498 muertos hasta el 2 de marzo.
Pero “todo eso cambió repentinamente en las últimas horas, o eso parecía... El periódico Komsomolskaya Pravda (KP), firme partidario del Kremlin, publicó un artículo en el que citaba al Ministerio de Defensa ruso diciendo que habían muerto 9.861 militares rusos, una cifra que supera incluso las estimaciones de los servicios de inteligencia estadounidenses sobre las víctimas mortales rusas. El número de soldados heridos era de 16.153.
Pero apenas minutos después, esta parte del artículo desapareció. La BBC señala que “pudimos tomar capturas de pantalla”. El director de KP, Vladimir Sungorkin, declaró posteriormente que la información había sido el resultado de un “pirateo informático”, y dijo que el periódico publicaría una explicación.
Las cifras de caídos rusos es variable: algunos especialistas occidentales la ubican en alrededor de 3.000, el New York Times, en base a datos del Pentágono y analistas militares, la sube a unos 7.000 caídos, y otros medios la ponen en torno a 10.000, dato que habría confirmado el Pravda, al menos por unos minutos.