Un brutal vuelco en la Circunvalación terminó ayer a la madrugada con tres muertos (dos niños y un joven) y 19 heridos, algunos de gravedad. Lo increíble es que todas las víctimas —de cuatro familias emparentadas— iban en el mismo vehículo, una camioneta Ford Ranger doble cabina, manejada por un hombre que los propios protagonistas del accidente y diversos testigos señalaron inequívocamente como "muy alcoholizado". En el Hospital Vilela, donde ayer seguían internados algunos de los nenes, se repetían escenas de dolor y bronca, sobre todo después de enterarse por LaCapital de que el conductor había quedado en libertad.
El vuelco se produjo a las 5.50 en Circunvalación y Bermúdez, cuando la Ranger —patente FKJ 914— circulaba en dirección norte con 23 personas a bordo, la enorme mayoría chicos y jóvenes, casi todos hermanos y primos entre sí, que volvían de un cumpleaños de 15 en el club Juventud Clear, de Lituania al 5300.
Los relatos de los sobrevivientes dieron cuenta de que el conductor, Hugo Divanni, de 57 años, padre de dos chicos que iban en el vehículo, tío y cuñado de otros, estaba ostensiblemente borracho.
Los testigos también apuntaron que el hombre venía "muy fuerte haciendo zig zag" y "dando bandazos", pese a los gritos y los pedidos de los pasajeros para que bajara la velocidad y manejara en su mano.
"Siempre que toma se pone así y hace esas cosas de payaso", dijeron. "Iba canchereando y cagándose de risa de que los otros tuvieran miedo", relataron los testigos.
Mientras realizaba esas maniobras peligrosas (otro testigo deslizó la posibilidad de que haya habido algún otro vehículo involucrado), la camioneta tocó el guardarrail y volcó. Lo que siguió fue el desastre.
Los chicos que iban en la caja literalmente volaron, pero quienes viajaban adentro tampoco se la llevaron de arriba. En el acto fallecieron Félix Lugo (25 años) y Kevin Lugo (9). Horas después, tras ser llevada al Hospital Roque Sáenz Peña primero y al Vilela después, murió Cristina Müller (4).
La secretaria de Salud municipal, Adela Armando, contó que seis ambulancias arribaron al lugar, cinco del Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (Síes) y una de Ecco.
Los pacientes, con heridas de distinta gravedad, fueron derivados a los hospitales de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), Centenario, Provincial, Roque Sáenz Peña, Carrasco y Vilela, una lista que da cuenta del cuadro dantesco que se vivió en el lugar.
De hecho, un móvil de la subcomisaría 20ª pasó por el sitio apenas se produjo el accidente y, según contaron desde la misma seccional, tuvieron que proteger al conductor de la camioneta "porque la gente estaba como loca y lo quería linchar".
Aparentemente, la reacción fue de quienes habían resultado menos heridos y de vecinos y otros conductores que se acercaron al ver el brutal accidente. También intervinieron efectivos de Gendarmería y las comisarías 11ª y 33ª.
En libertad. Al conductor se le practicó el test de alcoholemia, pero hasta ayer los resultados no se conocían. Sin embargo, la propia acta de procedimiento policial consignó "aliento etílico".
Aun así, por orden del Juzgado Correccional de 1ª Nominación, Divanni recuperó la libertad.
La información cayó muy mal entre los familiares de los heridos, especialmente en el Vilela, adonde al cierre de esta edición permanecían internados Facundo Müller, de 10 años, "en observación, pero estable", y Candela Alarcón, de 13, con un cuadro más complicado por fracturas, lesiones en un pie, trauma facial y contusión pulmonar.
Su mamá (cuñada del conductor, hermana y tía de dos de las víctimas fatales), Lorena Lugo, no se explicaba por qué toda las familia había subido a la camioneta de Divanni (que no había ido a la fiesta, sino sólo a buscar a sus hijos) en vez de regresar en taxi o en remís. "Les habíamos dado plata para que volvieran solos", aseguró.
También permanecían internados en el Provincial un nene con politraumatismos y en observación en terapia, y una nena con heridas cortantes que iba a ser pasada a sala.
En el Centenario, Soledad Mendoza, de 17, quedó en terapia tras haber sido operada por un hematoma cerebral. Su estado, dijo la directora del hospital, Isabella Ceolla, era crítico pero estable.
Y en el Heca permanecían otros dos pacientes jóvenes: un chico "compensado", pero con fracturas expuestas en pie, rodilla y antebrazo, y una chica también con un brazo quebrado.