Algunos lo consideran el Marlon Brando del cine actual. Otros lo comparan con Steve McQueen. Lo cierto es que Tom Hardy es el actor del momento, y parece sentirse cómodo en cualquier género que le toque en suerte. En el último año se lució con su protagónico en la exitosa “Mad Max: furia en el camino”; ahora está nominado a un Oscar como actor de reparto por “El renacido”, donde comparte cartel con Leonardo DiCaprio, y ahora está en los cines de Rosario con “Leyenda”, un thriller donde interpreta a los gemelos Ronnie y Reggie Kray, los gánsters más célebres de la historia de Gran Bretaña.
Hardy asume el desafío del doble papel en esta película dirigida por Brian Helgeland, guionista de grandes películas como “Los Angeles al desnudo” y “Río místico”. El filme sigue la historia real de Ronnie y Reggie Kray, dos gemelos idénticos que crecieron en las rudas calles de Londres y rápidamente se transformaron en gángsters y criminales, con sus manos metidas en una variedad de operaciones como extorsión, robo e intimidación. Manteniendo su fachada como los carismáticos dueños de varios clubes nocturnos de Londres en los glamorosos años 60, los gemelos se codearon con caras famosas y ejercieron una extraordinaria influencia política y social, que los hizo prácticamente intocables para la policía. No eran simplemente gángsters, eran celebridades por mérito propio. Sin embargo, a medida que su reinado se expande, las luchas de poder, la locura y una mujer debilitan su vínculo, y el imperio empieza a tambalearse.
La fantasía de ser malo. “Detesto la violencia y me asusta, pero me divierto interpretando a este tipo de personajes, porque simplemente me limito a observarlos y a replicarlos”, dijo Tom Hardy. Al público le fascinan los criminales en el cine, pero los odia en la vida real. Y el actor tiene su propia explicación al respecto: “A mí me gusta ver personajes rebeldes que hacen lo que quieren o son un poco locos, porque es algo que me encantaría hacer en la vida real”, admitió. “Pero no lo haría porque también me siento responsable por participar como miembro de nuestra sociedad y jamás podría herir a nadie. Creo que la gente que genera un cambio es fascinante, pero la pasión puede crear o destruir. Yo sólo puedo estar contento de no ser esa persona (un criminal) ni tener que vivir las consecuencias. Pero verlo alimenta la fantasía de una realidad opuesta”, aseguró.
En un principio Hardy había sido convocado para interpretar el papel de Reggie Kray, el hermano más duro, en contraste con Ron, que era abiertamente gay. Pero el actor británico insistió en hacer los dos personajes. “No podía ver a uno sin el otro. Tenía sentido lo que terminé haciendo”, afirmó. “El guión me encantó y cada personaje me gustó también, individualmente. Y si tenía que elegir a uno, hubiera elegido a Ron, porque tenía muchos más colores para jugar. Pero al mismo tiempo, por debajo de esas elecciones obvias que pude haber hecho, tenía sentido interpretar a los dos, con todas las campanas y el realismo que se necesita para ser parte de un personaje como ellos. Ron es alguien bastante cómico, con cierto payaso trágico interior, y es lo que me atrajo desde el principio, mientras que Reggie se siente más como una persona normal”, analizó.
La preparación para un doble rol no fue sencilla. “Tenía fotografías de ellos con cierta imagen que quería mostrar en el cine y un reportaje con los mellizos me dio la identificación positiva de los hermanos, para llegar hasta cierta transformación física”, explicó. “Hubo una parte que incluyó el traje y el maquillaje para marcar la diferencia entre los dos. Ronnie es un poco más grande que Reggie también, y apenas tuvimos diez semanas antes del rodaje para decidir cómo lo íbamos a filmar. Por eso no subí tanto de peso al principio, aunque tuve que subir un poco para interpretar a Reggie. La mejor forma de hacerlo era dividir el rodaje en dos partes, pero iba a ser más difícil y hubiéramos necesitado más tiempo. La siguiente opción fue filmar a los dos hermanos, al mismo tiempo, el mismo día, encontrando la forma de cambiar entre uno y el otro”, relató.
Sin descanso. Hardy trabajó sin descanso en tres películas seguidas: “Mad Max: furia en el camino”, “Leyenda” y “El renacido”, que se estrena la semana que viene. “He tenido la suerte de que las tres requerían un alto nivel de acción y mucha energía, así que el primer rol me preparó para el siguiente y así sucesivamente”, comentó el actor. “Es cuestión de dosificar tu energía y no malgastarla. Eso sí, ahora que acabo de tener un hijo es cuando estoy verdaderamente cansado”, reconoció entre risas.
Una vida intensa entre excesos y grandes logros
Más allá de sus logros profesionales, a sus 38 años, Tom Hardy ha tenido una vida intensa. Su historia con las drogas y el alcohol se parece mucho a la de Robert Downey Jr. Hijo de una familia pudiente del barrio de Hammersmith (Londres), fue expulsado a los 15 años del colegio por robar un Mercedes y tener un arma. Después vendrían sus problemas con el crack, el alcohol, un matrimonio fallido, un hijo y otra separación. Pero también llegó el primer éxito y los primeros papeles. “Cuando triunfé por primera vez estaba en la escuela de drama, luego volví a ser reconocido cuando interpreté «Hermanos de sangre» y «La caída del Halcón Negro», pero acabé en rehabilitación y vuelta a empezar. Una década después estoy aquí con mi lección bien aprendida”, aseguró. Hardy actuó en películas de todos los géneros: “Star Trek: Nemesis”, “María Antonieta”, “RocknRolla”, “Bronson” y en la magnífica “El topo”. También se destacó en “El origen” (con Leonardo DiCaprio), y con el director Christopher Nolan volvió a trabajar en “Batman, el caballero de la noche asciende”, ganándose el título de uno de los mejores villanos en el rol de Bane. El año pasado filmó cinco películas. “Mad Max: furia en el camino” significó su consagración definitiva. Y el mes que viene competirá por un Oscar a mejor actor de reparto por “El renacido”. Actualmente está casado con la actriz británica Charlotte Riley, con quien tuvo a su segundo hijo el año pasado.