La detención de un empresario italiano, ocurrida el viernes pasado en la ciudad
italiana de Nápoles, desembocó en el hallazgo de 87,635 kilos de cocaína de máxima pureza, valuada
en unos 2 millones de pesos, en una vivienda rural de la localidad de Colonia Francesa —un
pequeño paraje del departamento San Javier— y la detención de cuatro hombres, uno de ellos de
nacionalidad colombiana. Asimismo, expuso una vez más que la Argentina se ha convertido en uno de
los países elegidos por los narcos para la triangulación de la droga que, desde algunos países
sudamericanos, viaja en grandes cantidades hacia Europa.
La operación Ambasador, tal como la denominaron los pesquisas, se concretó cerca
de la medianoche del miércoles en una precaria casa de mampostería ubicada a unos 3 kilómetros del
ingreso a la ciudad de San Javier, a 300 kilómetros al norte de Rosario, y en medio de un terreno
de unos 300 metros de fondo por 70 de frente con una tupída arboleda.
Todo se inició el viernes último cuando Arturo Luglietto, un empresario italiano
que supo estar vinculado al mundo del espectáculo en Paraguay y que tuvo relaciones comerciales con
un dirigente político de ese país (ver aparte), fue detenido por agentes de la Guardia de Finanzas
de Nápoles en el puerto de aquella ciudad. El hombre había ido a buscar un cargamento de 250 kilos
de cocaína que había sido enviado desde el puerto de Buenos Aires dentro de un container y que iba
disimulado en un tronco ahuecado de palo borracho disfrazado de artesanía. Sin embargo, los
pesquisas lo detectaron y esperaron a que el receptor se hiciera presente en el puerto para dar con
él.
Tras la detención, los investigadores italianos examinaron las conexiones y las
agendas de Luglietto para dar con quienes le habían remitido la droga. Así, supieron que el
contacto que buscaban estaba afincado en la vivienda de Colonia Francesa allanada anteanoche.
Pesquisas en viaje.En el marco de la pesquisa, un capitán y un agente de la
Guardia de Finanzas napolitana arribaron el martes a Santa Fe e inmediatamente viajaron hacia el
norte provincial. En Reconquista se reunieron con el juez federal Eduardo Valiente y con policías
de la Dirección de Prevención de Adicciones de la santafesina y de la Federal para planear la
operación.
Los policías italianos tenían un dato acerca de la ubicación de la propiedad que
finalmente fue allanada. Sostenían que estaba ubicada a unos 4 kilómetros al norte del ingreso a
San Javier. Sin embargo, los pesquisas locales, que ya tenían alguna pista certera sobre la
presencia de narcos en la zona, aseguraron que estaba emplazada a unos 3 kilómetros hacia el sur.
Tras una breve tarea de vigilancia compartida, finalmente la partida la ganaron los sabuesos
locales y todo se preparó para el ataque final.
Fue el martes cuando agentes camuflados y simulando ser profesionales en campaña
contra el dengue se acercaron a la casa en cuestión y advirtieron los movimientos nerviosos de los
ocupantes del lugar mientras hablaban por teléfono afuera de la casa. "Tal vez se habían enterado
de la detención de Luglietto en la lejana Nápoles y el temor los invadía", comentó un policía.
Fin de la charla. Cerca de las 23.45 del miércoles, los agentes ingresaron al
predio con una orden de allanamiento librada por el juez Valiente. Allí sorprendieron a tres
hombres que terminaban de cenar y compartían una conversación distendida. Prácticamente no tuvieron
que interrogarlos y se entregaron.
Después llegó el momento de buscar las pruebas y para eso los policías italianos
contaban con un dato que el mismo Luglietto les habría aportado: "La droga puede estar enterrada
junto a algún árbol", escuchó el comisario Hugo Tognolli, jefe de la ex Drogas Peligrosas. Sin
embargo los agentes no tuvieron que escarbar. En los fondos de la casa divisaron 80 panes de
cocaína que ya habían sido desenterrados del lugar mencionado y estaban en una carretilla, listos
para ser despachados.
Los detenidos fueron identificados como Fabián Antonio Marín Hernández, un
ciudadano colombiano de 44 años que hace cinco meses se instaló en Colonia Francesa. El hombre,
domiciliado en la ciudad de Cali, curiosamente, no tiene pasaporte. Sus cómplices son Sergio Rafael
Velar, de 32 años, y Santos Heriberto Bamba, de 35, ambos de Salta pero establecidos en el norte
santafesino.
El último en llegar. Pero allí no terminó la historia. En medio del operativo
arribó al lugar una camioneta Isuzu 4x4 cuyo conductor distinguió la presencia policial y pretendió
escapar. Dio marcha atrás y se alejó algunos kilómetros. Pero los uniformados salieron tras él y lo
atraparon pasando el ingreso a San Javier. En el camino, el hombre se deshizo de algunos teléfonos
celulares que arrojó por las ventanillas y fueron recuperados por los pesquisas. Al final, ya
detenido, lo identificaron como David Gustavo Sagardoy, de 41 años, domiciliado en Neuquén, quien
presuntamente llegó para cargar la droga y trasladarla al sur del país para cruzarla a Chile.