Según dicen a Joel Bejarano lo buscaban desde hacía un mes para matarlo. Esto cuentan investigadores y algún conocido de la zona de Paraguay y Ameghino. Pero lo que no se sabe —o no se dice— es por qué lo querían asesinar. El sábado a la noche el pibe de 19 años salió de su casa de Paraguay al 4100 rumbo a la casa de unos primos para luego enfilar a una “clandes”, como llaman a las fiestas clandestinas.
Durante la tarde había estado en su casa y al retirarse saludó a su padre sin más que un “chau”. No eran más de las 22 cuando llegó a la esquina de Paraguay y Garibaldi desde un auto le dispararon al menos seis veces. Su cuerpo quedó tirado debajo de la columna de alumbrado con cuatro impactos de bala.
“No se escuchó ni una moto ni un auto. Por ahí pasaron caminando, se escucharon seis tiros y el pibe cayó muerto”, aseguró un vecino.
El padre de Joel salió a la puerta de su casa minutos después. Le habían avisado del ataque y la muerte. “Vinieron cuatro o cinco móviles y cortaron la calle, enseguida la zona se llenó de gente y llamamos a la policía”, dijo otro vecino.
Al llegar los efectivos del Comando Radioeléctrico vieron el cuerpo tendido y a simple vista se percataron de las múltiples heridas de fuego. Minutos después llegó una ambulancia y los médicos certificaron la muerte. Algunos testigos ocasionales vieron que desde un vehículo gris —tal vez un Peugeot— con cuatro ocupantes le dispararon a Joel.
El fiscal Patricio Saldutti tomó la causa y ordenó al gabinete criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) realizar la pericia de planimetría, levantar rastros y se secuestraron cuatro vainas servidas calibre 9 milímetros y dos plomos. Más tarde el cuerpo fue trasladado al Instituto Médico Legal (IML) para realizar la autopsia.
Desvío
“No era malo pero tenía problemas. Se había desviado”, recordaron a Joel algunos vecinos que se enfocaron en sus adicciones y antecedentes penales por robo. “Hace un par de meses vino a buscarlo la policía a la casa como a las 2 de la mañana. Lo sacaron de los pelos. Le habían robado a un taxista y lo apuntaron a él”, contó un hombre.
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“Ese día —recordó su padre, Horacio— él no tenía nada que ver. Estuvo en la 15ª y después en el Order, pero salió. Nunca me contaba nada y no sé si estaba amenazado o no. Estaba haciendo changas como soldador, no sé que pudo haber pasado”, dijo.
Un viejo pesquisa recordó que cuando mataron a Pablo Leonel “Fino” Sosa, un joven de 26 años asesinado en agosto en Lamadrid y Flammarión, muchos creyeron que el muerto era Joel Bejarano. Sosa estaba anotado como principal sospechoso del intento de asesinato del penalista Ariel González Zeballos ocurrido el pasado sábado 13 de marzo en la estación de servicio Axion de Baigorria y Boedo, en el barrio Parquefield. La semana pasada un hombre de 30 años identificado como Leandro Gabriel M. fue detenido e imputado del crimen de Sosa.
Una de las hipótesis de la investigación tiene que ver con un probable contacto entre Bejarano y Sosa, pero no es más que una de las tantas que tendrá que evaluar la Fiscalía para buscar a los hombres que manejaban el auto gris y del cual partieron las balas que mataron a Joel.
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