Kiss, la icónica banda estadounidense de hard rock que decidió poner fin a casi 50 años de trayectoria con la gira “End of the Road World Tour”, dará su última función en Argentina este sábado, a las 21, en el Campo Argentino de Polo, del barrio porteño de Palermo, y cerrará así una larga relación con los fans locales que tuvo su explosión a finales de los 70, a partir de un sinnúmero de leyendas construidas a su alrededor que le confirió un grado de misterio y peligro en el imaginario popular.
Será la última oportunidad de ver en el país el circo más grande que dio la historia del género, con una singular banda en la que los músicos asumen alter egos de características fantásticas, explosiones, fuegos, confeti y, fundamentalmente, un poderoso, festivo y directo rock sin mayores pretensiones que divertir.
Será el punto final de una larga historia iniciada a nivel masivo en nuestro país gracias al hit de corte disco “I Was Made For Loving You” -una movida artística que a nivel global alejó al grupo de rock duro tradicional pero le permitió llegada a nuevos públicos- y a leyendas en torno al comportamiento extremo de sus integrantes, en especial, el demoníaco Gene Simmons.
Desde que asesinaban pollitos en escena a pisotones o que la larga lengua de Simmons era debido a que se había cortado el frenillo con esos fines, hasta su supuesta devoción al diablo a través de diversos rituales fueron algunos de los mitos tejidos a su alrededor y alimentados por la falta de información de la época. Incluso, se afirmaba que el nombre Kiss respondía a las siglas de Knights in Satan Service (Caballeros al servicio de satán, en castellano).
Sin embargo, todos estos rumores falsos dotaron al grupo de un nivel de peligro extremo a los ojos de los sectores conservadores, indispensable para sumar fans de estirpe rockera, a la vez que su imagen terrorífica amplificada con el estreno del bizarro filme de aventuras “Kiss contra los fantasmas” también le valió la idolatría de muchos chicos.
A tono con ese viejo y discutible adagio del mundo del espectáculo que afirma que no importa si se habla mal o bien de alguien a nivel público en la medida en que se le preste atención, Kiss jugó a la ambigüedad y, lejos de negar las imputaciones, las sumó como parte de su oferta artística.
Por supuesto que lo experimentado en Argentina en torno a la figura de Kiss no discrepó en relación a lo sucedido en el resto del mundo y la única diferencia fue cierto retraso en el arribo de las noticias. Es que, tal como ocurrió aquí a finales de la década, Kiss comenzó a hacerse notar en la escena neoyorquina entre 1973 y 1974 a partir de su imagen y, luego, de la espectacularidad conferida a cada show en vivo.
Nacida como una banda de estadio, el cuarteto liderado por “El Demonio” Simmons y el “Chico Estrella” Paul Stanley, que completaban “El Hombre del Espacio” Ace Frehley y “El Gato” Peter Criss, apostó a mantener el misterio en torno a los músicos que se ocultaban detrás de las máscaras y a echar mano a todo aquello que le diera un tono épico a sus presentaciones.
Obviamente, con esos elementos y un rock efectivo, dinámico, excitante, directo, el grupo fue ganando popularidad hasta alcanzar una fama de niveles galácticos tras el impacto causado por su placa en vivo “Alive”, de 1975.
Pero si las leyendas y la ambigüedad aportaron lo suyo, el grupo no se quedó quieto y motorizó una fenomenal maquinaria publicitaria plagada de merchandising que se expandió alrededor de todo el mundo.
Lo cierto es que detrás de todo ese gran espectáculo de color y de todas las historias que se puedan contar sobre la banda, hay un puñado de grandes discos, con pegadizos rocks y vigorosos riff de guitarras, y simples letras de tono sexista que hablan de un estado de fiesta permanente.
“Strutter”, “Deuce”, “God of Thunder”, “Detroit Rock City”, “Shout It Out Loud”, “Black Diamond”, “Love Gun” y, especialmente, su caballito de batalla “Rock and Roll All Nite” son algunos ejemplos de ello.
Los últimos años de la década del 70, tras el pico de popularidad, trajeron algunos problemas para el grupo, a saber: el enojo de los fans radicalizados por haber cedido a la moda disco en el álbum “Dinasty”, de 1978, con su hit “I Was Made For Loving You”; problemas internos que derivarían en la salida de sus miembros originales Peter Criss y Ace Frehley; y algunos pasos en falso, como la intención de hacer una placa conceptual que resultó un fracaso (“Music From The Elder”, de 1981).
El característico perfil de Kiss se diluyó en los 80 con el cambio de dos de sus integrantes, la decisión de mostrarse a cara lavada por primera vez y terminar así con un largo misterio como gran golpe de efecto, y el viraje hacia el glam metal de moda. Y aunque la banda salió airosa, perdió su singularidad y se entremezcló como una más en la gran oferta del género. Más allá de esto, siguieron sumando hits: “Forever”, “Lick It Up”, “Heaven's On Fire” y “God Gave Rock and Roll To You”, entre otros.
A mediados de los `90, hubo un regreso por algunos años del cuarteto original y, con ello, del maquillaje. Ya con la nueva década y la nueva salida de Criss y Frehley, el grupo quedó conformado con su alineación actual, que incluye a los líderes Simmons y Stanley más el guitarrista Tommy Thayer y el baterista Eric Singer, y prácticamente se convirtió en un perpetuo tributo de sí misma, con shows espectaculares y rock fiestero en los que no se guarda nada.
Los fans argentinos pudieron ver por primera vez a Kiss en 1994, sin maquillaje; para luego vivir la experiencia de ver al grupo caracterizado en diversas ocasiones: en 1997 y 1999, con sus miembros originales; y en 2009 y 2015, con la formación actual.
El show en Argentina perteneciente a “End of the Road World Tour” iba a llevarse a cabo en 2020 pero debió ser suspendido por la pandemia de coronavirus. Desde entonces, Kiss repasó su historia en el documental “Kisstory” realizado por la señal A&E, a la vez que se reeditaron viejas polémicas entre Simmons y Stanley con los otros miembros originales que echaron por tierra la posibilidad de que participen de este fin de fiesta.
El concierto de hoy se anuncia para las 21 y se podrá ver en directo por el canal 605 de Flow, a través de una transmisión que comenzará a las 19.30, será conducida por Clemente Cancela y Mikki Lusardi, y con Martina Soto Pose desde el campo.
Como número de apertura estará desde las 20 Arde la Sangre, el nuevo proyecto del exCarajo Marcelo “Corvata” Corvalán. La boletería del estadio estará abierta desde las 11 y las puertas se habilitarán a las 17.