La imagen es recurrente en calles de todos los barrios: una fuga de agua emanando de una tapa plástica negra donde está la llave de corte y el dispositivo que lleva la cuenta de los litros consumidos. El vandalismo ya es casi una epidemia. Cifras oficiales de Aguas Santafesinas Sociedad Anónima (Assa) muestran que durante el último año, el promedio en Rosario de robos de medidores de agua es de 750 por mes, lo que significa que una de cada 8 personas que tiene medidor sufrió la sustracción en estos 12 meses para sacarle las pequeñas piezas de bronce del interior.
Según la empresa concesionaria del servicio de provisión de agua potable, desde septiembre de 2022 a agosto de 2023 el número se ha mantenido constante, con algunas variaciones puntuales en meses determinados. Por ejemplo, hubo una baja coincidente con los allanamientos a chatarrerías ilegales que compran los metales reducidos por los delincuentes, y la detención de algunas personas que estaban implicadas con ese circuito, pero después volvió a subir y la cifra sigue siendo alta.
Para tener dimensión, en Rosario Assa tiene registradas 247 mil conexiones, de las cuales 72 mil son medidas. En un año, se robaron 9 mil dispositivos, lo que significa que una de cada 8 personas (el 12,5%) que tienen medidor sufrieron un acto de vandalismo en los últimos 12 meses.
Por eso, a partir de abril la empresa tomó cartas en el asunto y decidió colocar medidores plásticos que reemplacen a los otros para disuadir los hurtos. El proceso avanza a un ritmo de 1000 por mes. Los dispositivos están compuestos por todas piezas plásticas de bajo valor de reventa. Es una manera de combatir el flagelo que tiene enormes costos económicos para la firma y es un incordio también para los usuarios.
En términos patrimoniales, el año pasado Aguas Santafesinas gastó 50 millones de pesos en reposiciones de medidores robados, ya que el costo no se traslada al usuario. Pero hay otras consecuencias menos visibles. La habitualidad del problema hizo que se genere casi un departamento nuevo dedicado a los robos y sus consecuencias: reposición, reparación, cuadrillas propias que antes se dedicaban a instalar medidores nuevos, y una serie de circuitos administrativos que antes no existían. Se trata de una cuestión de logística y armado que demanda capital humano y recursos económicos.
Qué hacer ante un robo
En caso de ser víctima de un hecho de este tipo, es necesario que el cliente se comunique de inmediato con la empresa a través de número de WhatsApp que funciona las 24 horas (341695008), la oficina virtual de la web o la atención telefónica (0810-777-2000). Es importante que el usuario denuncie también al 911, ya que Aguas hace la presentación correspondiente ante cada episodio. El tiempo de reposición es dentro de las 48 a 72 horas.
En aquellos casos en los que el usuario no está porque es una casa deshabitada, cualquiera puede hacer el reclamo ante la empresa por los diferentes canales de comunicación. Un vecino que ve una fuga puede denunciar con la dirección de la vivienda y después la firma verifica si es un robo de llave de paso, de medidor, una fuga, y si fue total o parcial. Una vez que ya fue repuesto el servicio, se va por la reposición del aparato por los nuevos de plástico.
Daño ambiental
Los robos constantes provocan el derroche de miles de litros de agua potable. Los caños a los que les arrancan el medidor quedan perdiendo hasta que los arreglan, con una demora promedio de dos a tres días. Sin embargo, la contabilización del agua por fugas no es medible, y desde Assa aseguran que en relación a la cantidad entregada a la red, unos 600 millones de litros por día, es poco relevante.
En cambio, el mayor problema sobre el que hacen eje son las consecuencias sobre el vecino que se queda sin agua y el daño al patrimonio de la empresa. "Lo importante con el tema del robo de medidores es que el usuario queda sin servicio. Nuestra misión es poder reponerlo cuanto antes y restablecer la medición. Por eso no definimos los litros perdidos por robo de medidor, sino lo que nos cuesta reemplazarlo. En comparación a los que entregamos a la red, no es significativa", comunicaron.
No obstante, teniendo en cuenta que hay campañas de concientización sobre el uso racional del agua, como por ejemplo las canillas que gotean en las casas, las personas que la utilizan para lavar el auto, o la entrega de picos de corte para porteros que usan mangueras para limpiar las veredas, el problema no resulta menor. En el marco de una escasez mundial del líquido vital, de fenómenos climáticos como la bajante del río Paraná, sequías o el calentamiento global, el derroche de agua también debería ser un punto al cual prestarle atención.