Se construyeron para ver películas, pero terminaron siendo lugares dedicados al culto. De la mano de su crecimiento como credo y la necesidad de contar con instalaciones amplias y con acústica para sus iglesias y el mix entre predicación y música, los evangélicos se quedaron con siete cines de la ciudad, y una nueva ola expansiva entre sus fieles los hace evaluar incluso mudarse a instalaciones más grandes.
En las últimas décadas, el apogeo y caída de las salas de cine de Rosario tuvo como destino el estacionamiento, los supermercados o templos religiosos. Casi todos fundados entre los años 20 y los 30 del siglo pasado, cerraron y abrieron varias veces según los avances de la tecnología y diversas situaciones ligadas al contexto económico.
Alguno podrá ver a los evangélicos como intrusos, pero lo cierto es que los cines que cambiaron de manos se salvaron de la demolición, que se produjo en muchos casos para hacer edificios de propiedad horizontal o garajes, porque alguien les dio un uso y los conservó más o menos como habían sido creados. Unos cuatro hoy son hipermercados, en dos casos estacionamientos. Nadie podría decir que queda ahí algo de la esencia del cine.
El proceso se dio por el gran crecimiento que comenzaron a tener las Iglesias evangélicas desde el retorno de la democracia, donde se comenzaron a llenar estadios y predios en todo el país en lo que se denominaron “campañas” o “cruzadas”. Los templos comenzaron a desbordar de gente y al mismo tiempo salieron al mercado grandes espacios donde funcionaban cines y teatros que ya no eran rentables como antes.
¿Por qué los cines? "Tenían una estructura fuerte que se prestaba fácilmente para convertirlos en templos. Un escenario que nos transportaba a las grandes iglesias evangélicas estadounidenses que veíamos por TV abierta en la década del ‘80 como la de Jimmy Swaggart o el Club 700", explica el pastor Walter Ghione, actual diputado provincial y referente de la comunidad en Rosario.
La acústica con la que contaban en su tiempo ayudaba a la parte fundamental que tienen las reuniones, que es la música de adoración y un frente imponente que atraía a los fieles y a muchos curiosos que pasaban y entraban.
Gloria y crisis
En la época de apogeo, en los años 60, llegó a haber 60 cines en Rosario, muchos de los cuales estaban en los barrios. En los 70 la irrupción masiva de la televisión bajó los espectadores a la mitad, pero se inauguraron algunas salas nuevas, con la reaparición de los cines de colegios confesionales como Claret, San José, Madre Cabrini y Boneo.
En los 80 hubo un repunte, con la pantalla gigante y algunos avances tecnológicos, pero con la aparición del VHS los cines tuvieron un nuevo bajón. A finales de los 80 y principios de los 90 comenzaron a caer casi todos. Y durante la presidencia de Carlos Saúl Menem la llegada de las multinacionales extranjeras le dio un boom a la cinematografía, pero terminó de hundir a los espacios pequeños. Los cines se mudaron a los shoppings y se convirtieron en espacios multisala con otro poderío en cuanto a la programación.
iglesia evangelica
Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
Si bien en algunos casos fue por falta de público, en la debacle influyeron mucho los precios de los alquileres. Hacía años que los cines pagaban poco y cuando les aumentaron los precios en las renovaciones no pudieron sostenerse. "En algunos lugares los locales eran alquilados. Los propietarios decidieron vender, el dueño del cine no tenía el dinero para comprar, y los evangélicos, con el poder del diezmo, si pudieron", cuenta Daniel Grecco, gerente de Cines Del Centro y un historiador en la materia de Rosario.
Los cines venían de una época en la que era más fácil alquilar que comprar. Ahí hubo una diferencia entre las dos grandes empresas de la ciudad. Una era la United Cinema, que tuvo el Capitol, Heraldo, Radar, Palace, Urquiza e Imperial. "En casi todas alquilaban. No tuvieron visión de futuro. Mirá lo que era el cine, que en 1945 con un año de recaudaciones del Heraldo compraron e hicieron el Radar", detalla.
La Sociedad Exhibidora Rosarina (SER) llegó a tener 15 salas entre la década del 40 hasta 2002, cuando cerraron el Monumental y El Cairo. Pocos años antes había vendido el Gran Rex a la Iglesia Universal. "Llegó a tener cines en Rosario, Córdoba y Mendoza, pero se fueron muriendo los fundadores y los que vinieron después vendieron porque no conocían de cine y preferían el valor de la venta de la sala", cuenta el hombre que que trabaja en el rubro desde hace más de 60 años.
Uno por uno
El cine Star (27 de Febrero 1065) fue el primero en ser adquirido para montar una iglesia evangélica en 1967. Actualmente funciona la Iglesia Asamblea de Dios. Cuenta la historia que la última película que pasaron fue “Una noche para pocos” y había realmente solo un puñado de espectadores. Por eso, terminaron vendiendo la propiedad. Los nuevos ocupantes compraron el lugar entregando en parte de pago su antiguo templo ubicado en el centro a la compañía Di Lorenzo y Candia.
Los demás cines fueron en principio alquilados a fines de los años 80 y a principios de los 90. Algunos siguen alquilándose, a otros ya los dejaron y a algunos pocos los compraron pagándolos a largo plazo. Los alquileres no fueron altos, ya que las estructuras estaban en desuso y en general en malas condiciones edilicias. Solo competían con los supermercados y las mejores ubicaciones fueron adquiridas por esas empresas.
Además del caso del Star, está el del cine América (San Martín 3227), sala de 1.500 butacas que fue comprada por la Iglesia Redil de Cristo. Los pastores Oscar y Maricarmen Sensini están allí desde el año 1994. Antes fue una sucursal del quebrado Supercoop.
El cine Coliseo (Uriburu 1420) abrió en 1937 y cerró definitivamente en 1987. Pagaba un alquiler bajo y apareció una oferta mucho más alta de un nuevo emprendimiento religioso. Desde 1987 alquila el lugar Templo Jesucristo Pan de Vida, donde está el pastor Alberto Ghione, hermano de Walter. La propiedad continua en manos de Miniello-Cristófaro.
Ubicado en Alberdi 620, el cine Ópera o Rex es hoy la Iglesia Bautista Redentor. Desde 2014 lo compró Aldic (Tierra de Sueños) y lo alquiló o vendió a los actuales ocupantes. Antes funcionó un supermercado La Gallega. El cine Ideal (San Martín 1570) abrió en 1914. Cambió totalmente la fachada y actualmente alberga un templo Evangélico Bautista.
Un quinto caso es el del cine Capitol o Láser (San Martín 940), que abrió en 1927 con una sala de 800 butacas que fue la primera en tener 3D en Rosario ya a fines de los 80. Cerró en 1992, y dos años después se instaló la Iglesia Evangélica Misionera Argentina, cuyos pastores fundadores son José María Silvestri y su esposa Mabel. Primero alquilaron el auditorio y al poco tiempo compraron el edificio completo. Se mantiene su fachada original, pero su interior ha sido refaccionado y modernizado.
El último ejemplo, y quizás el más emblemático, es el del Gran Rex, de San Martín 1139. Inaugurado en 1927, llegó a tener 2.200 butacas, la sala más grande de Rosario. Cerró en 1998 con el filme "Vientos de esperanza". El edificio continúa en pie con modificaciones en solado y butacas, y es utilizado como templo religioso "Pare de Sufrir" de la Iglesia Universal brasileña.
El futuro
La explosión en la cantidad de personas que se congregan en estas iglesias es indudable. Y por eso, para Ghione, los cines que quedan en manos de los evangélicos "van a ser cada vez menos, ya que siguen creciendo y ya están buscando otros espacios más propicios para su funcionamiento".
Según cuenta, hoy las grandes iglesias buscan espacios más amplios, especialmente con lugar para estacionamiento, ya que el deterioro del servicio público de transporte hizo que muchos fieles tengan su propia movilidad o las iglesias busquen a los fieles a través de transporte propio.
Por eso, hoy las iglesias evangélicas están comenzando a pensar los edificios para las grandes congregaciones, y evalúan pasar a otros lugares más espaciosos. "Van creciendo mucho, y lo que en su momento ha sido un lugar muy bueno como los cines, hoy se puede reemplazar con un predio con otro tipo de funcionalidad. La mayoría de los cines están en lugares urbanos y es difícil estacionar", apunta el referente.