Las altas temperaturas volcaron ayer masivamente a la gente al río. Pero en la zona de Rambla Catalunya, los agentes de la Guardia Urbana Municipal (GUM) junto a la policía y los guardavidas hicieron malabares para garantizar la convivencia entre los bañistas y evitar incidentes. La ingesta de alcohol (principalmente cerveza, vino en tetrabrik y bebidas blancas) es el disparador de discusiones y hasta de delitos sobre la arena. Y a los incidentes se le suma la anomia reinante. "Hay gente que cree que somos sus niñeros y dejan las criaturas en el agua y se van", se quejó uno de los guardavidas.
Entre la Bajada Puccio y el ingreso al balneario La Florida se concentra la mayor cantidad de gente que busca aplacar el sofocón en el río. Y es en la Rambla Catalunya donde el control se intensificó con la puesta en marcha del operativo de verano en la costa.
El destacamento 23, con jurisdicción en la zona, estaba ayer por la tarde a full. Diez parejas de binomios policiales patrullaban el sector con el apoyo de un móvil policial en el horario de 8 a 20. La cobertura se hace con la GUM, con diez inspectores encargados de controlar la prohibición en la ingesta de alcohol.
"El principal inconveniente es la infracción a la ordenanza 2.525 (la que prohíbe tomar bebidas alcohólicas en la rambla). Mucha cerveza, vino en cajita, jarras con sangría y mojitos", detalló el jefe de turno Pedro Balderrama: "Se vuelca el contenido delante de la persona", apuntó.
Las parejas de agentes municipales y policías se dividen en tres sectores; Sur, Centro y Norte, abarcando la inspección entre los bares Natural Mistic y Mordisco.
Sin embargo, desde la vereda hacia la calle la situación parece más controlada. Desde los puestos ambulantes hasta el estacionamiento, con 30 cuidacoches con remeras amarillas que otorgan un ticket de 20 pesos la estadía a todo vehículo motorizado y a beneficio del Hospital Alberdi.
"Se reniega mucho con los alcoholizados", dijo otro agente municipal mientras el equipo periodístico de LaCapital observa una detención a escasos metros de la plaza seca. En pocos segundos, y entre algunas corridas, la policía detuvo a un sujeto denunciado por haber causado un incidente. Se lo llevaron esposado de la arena.
Desde lo alto del mirador de los guardavidas, en la zona de Caracolas, Leonel Nocioni y Mariano Chamorro no despegaban la mirada de la zona entre boyas. "Acá estamos, renegando. Mucha gente no entiende las reglas, si no está la policía o la GUM, esto es tierra de nadie. Ya cortaron la soga del boyado, vienen alcoholizados", indicaron los rescatistas.
Cuando LaCapital les preguntó si habían tenido que rescatar algún bañista aprovecharon para quejarse. "Sacamos un nene de dos años y otro de una edad parecida, y los padres estaban arriba, o de espaldas a 40 metros. Somos guardavidas, no niñeros", comentaron mientras miraban a unos 300 rosarinos que estaban en el agua, en su mayoría menores de edad.
A unos metros de allí, otro agente de la GUM retiraba envases de vino en cajita.
Mientras los kayaks y piraguas subían y bajaban de las guarderías, unas jóvenes posaron para la cámara. "Ponela en Facebook", dijo una sonriente. A un costado, dos personas se arrojaban en un lugar prohibido para bañistas. De todos modos, la presencia policial es notoria, al igual que la GUM.
Cerca del ala norte previo a La Florida, un par de cuidacoches pedían 30 pesos la estadía.Ya en el interior de la zona paga (el ingreso tiene un costo de 35 pesos) más de 7 mil personas fueron ayer a mitigar el calor. Muchos asistentes de Córdoba, bonaerenses y de Capital Federal. Cada jornada, 20 agentes de seguridad privada controlan los baños, accesos y hacen rondines entre la gente.