La historia de Nick Schinder podría sintetizarse como el músico rosarino que en 2002 se fue a Europa a buscar suerte con “14 bultos, un teclado y una guitarra” y casi veinte años después llegó a editar 11 discos con temas propios, compuso y produjo material para artistas de discográficas multinacionales, alguna vez tocó junto a Charly García en The Cavern de Buenos Aires y hasta fue elogiado por su ídolo de Genesis, Peter Gabriel. Pero en diálogo con La Capital se verá el sentido de pertenencia y el amor por la música de un artista local que, como tantos en el exterior, sigue luchando por esas canciones que le hacen latir el corazón. “El mundo es un lugar muy bizarro, pero vale la pena luchar por los sueños”, dijo el artista que tocará todos los jueves de abril, a las 21.30, en Beatmemo (Bulevar Oroño esquina Güemes) para hacer en su ciudad un show de Piano Man, lo mismo que viene haciendo desde 2015 en The Piano Works en Londres y Sandy’s Piano Bar en Oxford: tocar y cantar temas de rock y pop en su piano a pedido y que la gente disfrute como si tuviese frente suyo a una rocola humana. Su sueño es hacer un Piano Bar en Rosario, claro, nada simple, pero Nick Schinder, como un guiño a su historia y su destino, sabe sortear lo que parece imposible con una buena canción a mano.
—Así como Fito escribió alguna vez “Un rosarino en Budapest” vos bien podrías cantar “Un rosarino en Oxford”. ¿Sentiste mucho el desarraigo como artista o ya sos un inglés que antes fue rosarino?
—Jajaa, nadie que haya sido alguna vez rosarino puede dejar de serlo. Siento el desarraigo a veces, porque extraño físicamente mi lugar y la gente que quise primero, pero nunca lo viví trágicamente, primero porque yo elegí irme y conocer el mundo -es algo que soñaba hacer desde chiquito- y segundo, porque nunca sentí como definitiva ninguna decisión. Por más lejos que uno se sienta, siempre está a uno o dos aviones de distancia de casa. Yo prefiero pensar que la cultura (como el corazón) es acumulativa: siempre traté de incorporar los rasgos positivos de los muchos lugares en los que tuve la suerte de vivir sin perder los de los que iba dejando atrás. Soy rosarino, pero criado en el Chaco, empecé mi carrera profesional en Buenos Aires, luego Barcelona, luego Londres, luego Oxford, muchos viajes en el medio, pero en el centro siempre Rosario, como el sol de mi vida. Me enorgullece tener todas esas identidades en mi vida, ojalá hubiera tenido tiempo para incorporar 20 más.
—Gran parte de tu obra con The Child, que es un proyecto solista también, y Deep River Running, con letras de Jacquie Doherty, fue con temas cantados en inglés. ¿Cómo fue que llegaste a grabar en castellano?
—Tenía ganas de decir cosas en mi lengua original, así llegó el disco “El hueco infinito” (2017), que es en castellano, y fue grabado y producido en Rosario. También mi último single “Zumbayllu”, lanzado el 19 de marzo pasado, que está inspirado en la novela “Los ríos profundos”, del peruano José María Arguedas. Como toda mi discografía, se puede escuchar en Spotify y todas las plataformas de streaming.
Me Quedo En Tu Luz - Nick Schinder (VIDEO OFICIAL)
—¿Cómo es tu trabajo como Piano Man en el exterior?¿Reconocen la impronta del rock argentino o más específicamente rosarino?
—Promover música propia es difícil en todos los lugares del mundo, sobre todo si uno sigue ciegamente su visión y su instinto, sin mucha consideración a los dictados de la moda o el comercio. Por eso es que vivo de tocar covers hace más de 20 años, tanto con mi banda (en eventos privados), como solo (en los piano-bar). El trabajo de Piano Man es una institución en el mundo anglosajón: la gente sale de trabajar y se mete en un sótano donde un tipo le toca y le canta todo lo que él le pida mientras toma algo o disfruta con los amigos. Musicalmente es un entrenamiento tremendo: te desarrolla el oído a niveles increíbles, pero también te fuerza a aprenderte canciones que no están dentro de tu zona de confort, te abre la cabeza. Energéticamente también es hermoso, tenés la gente sentada alrededor del piano, cantando o metiéndote presión en tiempo real. Es lo más en vivo de toda la música en vivo. Y para la audiencia tiene también ese plus de gratificación automática, esa magia de que alguien toque tu tema favorito ahí mismo y por pedido tuyo. Lo disfruto mucho.
—¿Cuánto de esa experiencia vas a volcar en tus shows en Beatmemo y cómo fuiste conformando tu repertorio de rock y pop internacional?
—La idea es recrear esos shows en Beatmemo y adaptarlos al público rosarino. En cuanto al repertorio: imaginate, 23 años de hacer covers, uno tiene ya un repertorio importante, son miles de canciones. Pero lo lindo del piano-bar es que cada tanto viene alguien a pedirte un tema que no sabés, y el desafío es anotárselo y aprenderlo para la próxima. Es un trabajo y un aprendizaje infinito.
Don't Give It Up - Deep River Running
—De pronto Peter Gabriel elogió tu trabajo, ¿podés contar esa anécdota?
—A comienzos del 2014 tocábamos con mi banda en una boda en las afueras de Oxford. El novio estaba encantado con nosotros, y hablando con él después del show, no sé cómo salió el tema de Genesis, y el tipo me dice que él es profesor de tenis de Peter Gabriel y que también es su amigo cercano, que Peter estuvo invitado a la boda y que no pudo venir porque estaba en Italia grabando algo, y que si quería que le acercara música mía. Imaginate un argentino escuchando eso. Lo primero que pensé: delirio. Tres meses más tarde, me llega un email de Peter Gabriel / Real World (su estudio), pidiéndome “perdón por la demora”, diciendo que me había escuchado, que le gustaba mucho mi voz, que los temas estaban impecablemente producidos, y que tratara de buscar siempre mi sonido personal, que no me nuble el querer sonar como otros, no importa cuánto los ames. No pude dormir. Vos tenés que entender que yo adoraba a Genesis (y a Queen, y a Zeppelin, etc) literalmente soñaba que los conocía y zapaba con ellos, con 14 años yo estudiaba “Selling England by the Pound” (Vendiendo Inglaterra por una libra) sentado por horas al piano, en una pequeña ciudad en el norte remoto de un remoto país al fin del mundo, y un día recibir un email así de Peter, del otro lado del mundo... Fue una locura, un reconocimiento hermoso, cerrar un ciclo mágico, sentir que el mundo es un lugar muy bizarro y que vale la pena luchar por los sueños de uno por mas inverosímiles que parezcan.
—¿Cuáles son tus próximos proyectos y cuál sería tu mayor sueño?
—Mi proyecto es siempre tratar de hacer la mejor música posible y ser fiel a mí mismo. Tanto para mí como para otros artistas, nunca dejo de crear música. También estoy por editar mi tercer libro de poemas y relatos cortos, después de los otros dos que son “El arte de irse” (2012) y “El arte de permanecer” (2016). Me gustaría también que mi país se recuperara bien, para poder quedarme en Rosario. Y hay un sueño de poner un local de música en vivo, un Piano Bar, en algún momento. Pero, shhhh, no lo quememos.