Entre montañas y dormido en el tiempo, Iruya es un pueblo de ensueño. Su
iglesia, sus casas y empinadas callecitas de piedra hablan de las formas típicas de la vida de su
gente, resguardándolo del fragor de las grandes ciudades, pero con todo el confort en su hostería.
Ubicado a 316 kilómetros de Salta, se accede a él a través de un camino que nace después de
Humahuaca, en Jujuy.
Como salido de una postal, Iruya invita al descanso y a la meditación, pero
también al asombro a través de cabalgatas, caminatas o la práctica de trekking. Su nombre significa
"Paja brava" o "Lugar de los pastos altos" en quechua. La más importante de todas las festividades
tiene lugar el primer fin de semana de octubre, con los cultos de la Virgen del Rosario, donde lo
pagano y lo religioso se confunden en un sincretismo único.
Cientos de lugareños movidos por su fe participan de los actos religiosos
cantando, rezando y ejecutando instrumentos autóctonos (quenas, cajas y sikus). Acompañan la música
con el baile típico de los "cachis", un grupo de disfrazados con máscaras cuya danza simboliza la
eterna lucha del bien y el mal.
Comercio del trueque
Al pie de Iruya, en el lecho de su río, se origina el comercio de trueque
establecido entre sus pobladores, los habitantes de la Alta Puna y localidades aledañas. Asimismo
los meses de junio, julio, agosto, septiembre y octubre son los ideales para visitar este pueblito,
por las condiciones climáticas de la zona.
Para llegar desde la ciudad de Salta se sale por la ruta 34 y se continúa por la
ruta 50. Hay que transitar desde Humahuaca (Jujuy) unos 20 kilómetros, girar a la derecha adonde
comienza un camino de tierra que conduce a Iturbe (Jujuy) y luego vuelve a transitar por suelo
salteño hasta llegar al "pueblo colgado del cielo".
Su fecha de fundación precisa se ignora, pero según algunas fuentes se remontan
a 1741. Son muy interesantes las terrazas de cultivos en las inmediaciones del pueblo. A una
distancia de 9 kilómetros, por desfiladeros peligrosos y serranías de pendientes abruptas, se
encuentra el pueblo precolombino de Titiconte.
El primer domingo de octubre se celebra la fiesta de Nuestra Señora del Rosario,
patrona local, ocasión en que realizan las danzas rituales de los Cachis, además se reúnen en las
afueras de Iruya cientos de peregrinos, promesantes y mercaderes que ofrecen en venta sus productos
en policroma festividad.
Tan cerca del cielo
Para los viajeros que lleguen a este encantador pueblito de altura se recomienda
realizar largas caminatas y sentirá a cada paso el sabor y olor a la naturaleza que en este lugar
es tan pródiga.
Asimismo pueden realizar largas y pintorescas cabalgatas, y así también podrá
detenerse y sacar maravillosas fotografías que luego quedarán en el recuerdo del viajero para
siempre.
También el viajero podrá sentarse y tan solo dedicarse a contemplar los bellos
paisajes que rodean a esta localidad de Iruya y así podrá imaginarse que se encuentra tan cerca del
cielo.