Micaela Gómez murió alcanzada por un balazo en la cabeza cuando estaba con una amiga en su casa de Einstein al 7200. Dos semanas antes en la misma cuadra habían acribillado a Jorge Damián Camargo mientras le arreglaba la bicicleta a su novia. Esas muertes que sólo parecían cercanas en tiempo y espacio resultaron ser parte de una misma trama de bandas en disputa. La conexión se reveló días atrás en la audiencia en que Osmar Agustín “Hormiga” B., un supuesto socio delictivo de Camargo, fue acusado de cometer la balacera que mató Micaela. En el barrio aseguran que los disparos no iban dirigidos a ella sino a su amiga, a quien acusaban de haber actuado como “entregadora” en el crimen anterior.
El ataque por el que fue imputado B. ocurrió al anochecer del miércoles 3 de mayo. Micaela Soledad Gómez, de 28 años, estaba en la planta baja de su humilde casa de Einstein 7220 con su amiga Yolanda, de 33 años, que también vivía en la cuadra. Los vecinos contaron que estaban tomando mates con la puerta de chapa abierta cuando alrededor de las 20.30 pasó una moto Honda Tornado roja y el acompañante empezó a disparar. Apuntó directo a esa casa y siguió tirando en la huida.
Desde la planta alta, el novio de Micaela escuchó entre ocho y nueve disparos. Bajó corriendo, salió a la calle y alcanzó a ver una moto que se alejaba por Einstein hacia México con dos hombres, uno de campera roja, que todavía seguían disparando. Su novia estaba inconsciente, ensangrentada, con una herida de bala en un ojo. Sin esperar la ambulancia, con un vecino la subieron a un auto y la llevaron hasta el Policlínico San Martín, pero murió antes de llegar por una grave lesión encefálica.
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Los vecinos llamaron al 911 y por segunda vez en quince días la policía llegó a la calle Einstein a contar balas sobre el asfalto. Encontraron en un estado de nerviosismo a Yolanda, baleada en un brazo, y la trasladaron hasta el Hospital Clemente Alvarez donde estuvo doce días internada con una fractura en el húmero derecho. En la cuadra recolectaron tres varias calibre 9 milímetros, una bala dorada y un plomo deformado. La casa estaba cubierta de manchas de sangre en el piso y la pared y un impacto había dado en la puerta.
“Esos tiros no eran para Micaela”, comenzaron a comentar los vecinos, tal como consta en la investigación que las fiscales Georgina Pairola y Carla Cerliani detallaron el martes de la semana pasada cuando imputaron a B. como autor de un homicidio agravado por el uso de arma y otro en tentativa, además de la portación ilegal de un arma. La jueza Verónica Lamas González le dictó la prisión preventiva por el plazo de ley de hasta dos años.
De cacería
Los testigos, algunos con reserva de su identidad, contaron que los atacantes buscaban a Yolanda porque dos semanas antes habían matado a Camargo frente a la casa de la mujer y a ella la acusaban de haberlo “entregado” a sus matadores.
Según testimonios citados en la audiencia, el mismo día de la balacera la estuvieron buscando unas personas que circulaban en una moto bordó de alta cilindrada idéntica a la que horas más tarde usaron quienes causaron la muerte de su amiga.
Un vecino que a la tarde andaba en bicicleta dijo que vio fumando en una plaza a dos hombres que se movían en una moto bordó de 250 centímetros cúbicos. Contó que un momento Yolanda se acercó a la plaza y al verlos se alejó corriendo a buscar refugio en la casa de Micaela, donde al rato las vio conversando. Más tarde vio que los mismos hombres “se acercaban lentamente” en moto, primero hacia la casa de Yolanda y luego a la de Micaela. Al ver parada en esta última puerta a la persona que buscaban comenzaron a disparar.
El Porteño
“Fue por haberse quedado con droga y porque la culpan de haber entregado al Porteño”, declaró el testigo. Porteño era el sobrenombre de Jorge Damián Camargo, un hombre de 31 años asesinado a tiros la tarde del 18 de abril. Estaba en la cuadra de Einstein al 7200 frente a la casa de su novia, poniéndole un parche a una bicicleta para que la mujer no fuera caminando a buscar a sus hijos a la escuela.
“Bajaron de un auto y le dispararon. Cuando llegó la ambulancia ya estaba muerto”, contó esa tarde la novia de Camargo, quien denunció que la asistencia médica llegó casi una hora después del llamado.
“Estaba emparchando la bici, lo tirotearon y murió desangrado”, relató. Contó que un rato antes habían llevado a sus hijos a la escuela y al volver se pusieron a arreglar la bici.
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“Me pidió un vaso de Coca y cuando me di vuelta le dispararon. Sentí los tiros y cuando giré para ver qué había pasado venía arrastrándose y diciendo «mi amor me dieron». Se murió arriba mío”. Esa vez, en la calle quedaron nueve vainas servidas.
Hormiga
Dos semanas después, cuando mataron a Micaela, los testigos describieron al tirador como un hombre de pantalón negro, buzo con capucha y casco levantado. Dijeron que se llamaba “Omar” y le decían Hormiga. La investigación determinó que ese era el sobrenombre de Osmar B. Este fue apresado el pasado 9 de junio luego de una serie de allanamientos cuando estaba por salir de la casa de su pareja en Maitén al 3800 en una moto Honda sin dominio. En ese domicilio se secuestró una campera negra con rayas rojas como la que usaba el atacante de Micaela, además de un celular Samsung que será peritado.
Osmar B. contaba con varias menciones en causas penales, algunas por violencia de género. En la audiencia del martes pasado en el Centro de Justicia Penal le imputaron, además del homicidio, el delito de encubrimiento por circular en una moto robada: una Honda Wave blanca con pedido de captura desde febrero en la que circulaba la madrugada del 6 de marzo cuando lo paró la policía en Cabasa y Miller.
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Según algunos testimonios, Hormiga era socio del Porteño y circulaban filmaciones en las que aparecían juntos cometiendo delitos y atentados con armas como parte de una banda en disputa con otra; el conflicto que conecta las muertes de los últimos dos meses en la calle Einstein.