El gobierno nacional finalmente logró la promesa de presentar los pliegos para la licitación de la vía navegable troncal. De la caída y el escándalo al avance
Durante el cocktail de fin de año de Negocios La Capital un funcionario de la Bolsa de Comercio de Rosario juraba que los pliegos de la Hidrovía saldrían antes de fin de año. Las desconfianzas sobre el cumplimiento de fechas tenían sustento porque desde el fin de la concesión primaria hace más de cinco años, todo el proceso fue turbulento con prórrogas, parches, estatización, y hasta una licitación caída. Pero el portavoz tenía razón.
Al otro día, el jueves, se giraron los borradores del pliego de manera informal para los interesados, y este viernes la Agencia Nacional de Puertos y Navegación (Anpyn) oficializó el de Bases y condiciones (4951 páginas) y el de Especificaciones técnicas (1197 páginas). Además, a través de la Resolución 61/2025 dio diez días para que se hagan las observaciones pertinentes antes de cerrar la letra final y llamar a licitación estimada para este año o principios de enero. La adjudicación para mayo.
Lo que se sabe no admite cuestionamientos: licitación de la Hidrovía Paraná–Paraguay por 25 años (más prórroga de hasta el 20% del original), bajo un esquema de concesión por peaje a riesgo empresario, y requisitos técnicos nada menores. La idea es que se llame en mayo se adjudique.
Los detalles de Hidrovía
El proceso licitatorio estará dividido en tres sobres. El número 1 “deberá contener los antecedentes legales, económicos y requisitos técnicos mínimos”. El número 2 “los oferentes deberán contener el plan de trabajos y los antecedentes técnicos generales y específicos”. El 3 “deberá contener la propuesta económica con la cotización de la Tarifa Básica”.
En el sobre 1 se establece que los oferentes deben acreditar un Patrimonio Neto Mínimo mayor a 300.000.000 de dólares y una Facturación Mínima Total mayor a 450.000.000 de dólares de acuerdo al último ejercicio fiscal.
BUQUE
El sector privado cuestionó la capacidad del Estado para mantener el dragado y balizamiento de la hidrovía.
Foto: Héctor Rio / La Capital
La novela y lo que viene
En febrero de este año, el titular de Anpyn, Iñaki Arreseygor, denunciaba que la licitación caía porque el macrismo había metido la cola. De nuevo se embarraba, de nuevo un panorama negro, y con un gobierno liberal que no podía sacar una licitación privada. Parece que aquel tropiezo de verano fue la gota final que colmó el vaso. Diez meses después hará el llamado.
¿Qué pasó en el medio? El gobierno avanzó sin contemplaciones políticas y con los usuarios privados de la hidrovía adentro como no había ocurrido hasta el momento, llámese cerealeras, puertos, Bolsas. Todos estos actores están conformes y parecen haber atado los intereses gracias al eco de un gobierno que no tuvo pruritos para darle centralidad a la actividad privada como sí tuvo el gobierno de Alberto Fernández o direccionamientos como en el de Mauricio Macri. Claro que falta saber en qué terminará este proceso, hasta ahora solo hay pliegos en tiempo y forma, nada más.
Los privados metieron la cuchara. En la Bolsa de Comercio de Rosario sostienen que lideraron la etapa de tarifas que resultó en un cálculo muy complejo por el cual el Puerto de Buenos Aires no tendrá motivos para hacer reclamos de que paga mucho en proporción al recorrido. A partir de los cinco años de adjudicado pagará menos y todo se armonizará.
Otro actor clave que habló de fechas fue Gustavo Idígoras, de la poderosa Cámara de la Industria Aceitera (Ciaria) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC). Dijo que en seis años Argentina debería estar compitiendo fuerte con el mundo en función de mayor profundidad del río para más carga.
Se refería a la proyección de llegar a 40 pies de profundidad de los 34 actuales que tendrá una ejecución de 2 pies por año. “Hoy estamos regalando carga”, dice Idígoras, porque los barcos salen de Rosario sin carga completa, y van a buscar más mercadería a otros puertos como Bahía Blanca o al sur de Brasil. Además, aumenta el costo logístico.
En conclusión, el 2030 es una fecha que se pincha en el calendario como clave para que inversiones y actividades den de una vez el asalto, y a la que se acopla el agro como despegue, del que el Gran Rosario debería sacar provecho más que ninguno.
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