El gobierno nacional es el centro de gravedad del momento de cambios que se aproxima, donde los legisladores y, sobre todo, los gobernadores, empiezan a encastrar en ese sistema solar tal planeta. Santa Fe busca su posición, ni muy lejos para no enfriarse ni muy cerca para no quemarse. Las reformas laboral y tributaria son la plataforma para mostrar voluntad o los dientes.
Como se contó, el gobierno santafesino envió una doble señal antes de que largue la discusión por la reforma tributaria a nivel nacional. Aprovechó la ley impositiva provincial para lanzar un plan de reducción de impuestos con el que se muestra predispuesto con la Nación en su baja de tributos, pero también avisa cómo hacerlo sin que nadie se lo imponga. Ahí está el punto, en el formato.
Hay “medidas históricas” en el plan tributario. Por un lado, anunciaron que las actividades comerciales podrán deducir del pago de Ingresos Brutos (II.BB.) el sueldo (hasta 1,5 millón de pesos) de cada nuevo empleado que tome.
Por otro, podrán tomar el importe de la factura de la EPE como crédito fiscal para el pago II.BB. hasta un 30 %. También hay descuentos y beneficios varios para individuos como sectores productivos y se reduce la alícuota a unos 48 mil comercios radicados en la provincia y que facturan hasta $180 millones al año.
Javier Milei y su plan
En ese esquema solar se empiezan a acomodar los satélites libertarios en Santa Fe para pegarle al gobierno santafesino y mantenerlo moderado. Pasó con Salvador Di Stéfano, asesor económico de empresas principalmente del agro y pronosticador del blue, quien logró explotar su perfil liberal con el ciclo mileísta. El asesor tomó el plan tributario presentado para marcar una línea clara de que no se trata de baja de impuestos.
“Qué tristeza que sigamos creyendo que con más impuestos y más Estado la economía crece. La única manera que un país crece es con más sector privado, pero en Santa Fe las ideas socialistas mandan y ocurre lo contrario. No escuché a los empresarios quejarse de esto”, arengó el gurú del dólar en su cuenta de X.
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Probablemente eso refleje el ánimo de las empresas que no están radicadas en tierras santafesinas pero sí facturan aquí y no pueden acceder a esos beneficios. Es decir, no consumen energía en Santa Fe ni les interesa emplear a trabajador en la provincia. Ante una baja nominal de II.BB. sí se beneficiarían, salvo cláusula específica.
De nuevo, parece ser una cuestión de estilo: si no se bajan los impuestos con el manual libertario no solo no sirve, se pasa a ser comunista. En esa línea, quizás también haya algo de disputa del discurso y del modelo económico en Santa Fe (eficiencia vs ajuste raso; inversión pública vs la nada misma; productividad vs timba) y que empuña Provincias Unidas, que intenta asomar la cabeza en el Congreso con el armado del bloque propio.
No habría que asombrarse si vuelve el ataque de los trolls con aquella sutileza que caracteriza al presidente Javier Milei: degenerados fiscales.
Curioso es el caso de Lisandro Baclini, un empresario inmobiliario que compitió para el Concejo de Rosario dentro de Unidos bajo el sublema Avanza Libertad, un cazadistraídos que dio resultados de absorber votos libertarios aunque no logró ingresar. “Pero ojo que te lo venden como baja histórica… No la vieron, no la ven y no la verán”, respondió al tuit de “Salva”. Se ve que Unidos en las elecciones sí la veía.
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Política
Si bien hay una alineación de planetas para el gobierno, el estado de la actividad económica y las cuentas provinciales empiezan a levantar la mano. Aquel apoyo al cálculo nacional de gobernadores a las reformas puede estar, pero comienzan a surgir las demandas y expectativas.
El voluntarioso ministro del Interior, Diego Santilli, no convence a muchos porque ya no puede mantener entretenidos a muchos. Es el caso de Maximiliano Pullaro, quien se maneja con cierto equilibrio y se da cuenta que si Javier Milei huele apoyo previo a las reformas, probablemente no entregue nada a cambio.
El gobernador ratificó su predisposición para acompañar las reformas legislativas en el Congreso, dijo que con Santilli se lleva bien, pero que no aparece nada concreto y que así no es la cosa. En pocas palabras, empezó a sugerir que no es incondicional su apoyo.
Quizás en el fondo de todas esas cuestiones (reformas, baja de impuestos, modelo político y económico) haya una discusión de autonomía y de dependencia que quedará expuesto con la discusión tributaria, destinada a alquilar balcones. Quizás sea una batalla federal de estos tiempos.