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“Hoy comienza la reconstrucción de la Argentina. Empezamos a dar vuelta la página de nuestra historia”, afirmó Milei desde el escenario de su búnker, con el sello de presidente electo a sus espaldas. Y, a modo de respuesta a Massa, le solicitó al gobierno que se “haga cargo” de finalizar su mandato el 10 de diciembre.
La mayoría de los argentinos, como aseguró el propio Massa, le puso fin a una puja electoral desconcertante: en las Paso de agosto había ganado Milei, mientras que en la primera vuelta de octubre se impuso al postulante de UP. Luego, con la oferta reducida a dos contrincantes, llegó una inevitable polarización.
El éxito en las urnas de La Libertad Avanza parece explicarse en la rápida alianza política (apenas consumada la primera vuelta) sellada entre Milei y el ex presidente Mauricio Macri, que el permitió al diputado nacional capturar los votos que Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio, JxC) dejó huérfanos al quedar fuera de competencia.
De ese modo, el ultraliberal fortaleció el frente histórico que rechaza al peronismo, cimentó la idea de cambio y capitalizó el desgaste social provocado por una década de crisis. En esa búsqueda de avales que le permitieran perforar su techo, Milei guardó la motosierra. A su modo, pulió los modales.
A Milei también le facilitaron la faena el pobre gobierno de Fernández, ajado por un fuerte un internismo —y la ausencia de caras nuevas en el peronismo—, la pandemia, la guerra Ucrania-Rusia y la sequía histórica, junto a una inflación superior al 140 por ciento y una pobreza de más del 40%.
La Libertad Avanza imperó en veinte provincias y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba). En territorio santafesino se alzó con el 62,82 por ciento de los votos, mientras que en Rosario ganó con el 57,77%. En Córdoba, ascendió al 74,05 —más que Macri en 2015—.
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Sergio Massa. El postulante de UP salió a reconocer el triunfo de su rival antes de la difusión de los primeros resultados oficiales.
Foto: Télam.
Unión por la Patria solamente alcanzó el primer lugar en provincia de Buenos Aires (aunque Milei ganó en la mayoría de los municipios), Santiago del Estero y Formosa.
El pacto Milei-Macri también terminó aceitando el financiamiento y el operativo de fiscalización electoral en todo el país. El PRO tributó estructura y nueva mano de obra. En la previa de los comicios, LLA había intentado instalar la idea de un fraude. Pero luego, frente a la Justicia, su apoderado reconoció no tener pruebas al respecto. Antes que Massa rompiera el silencio y con indicadores positivos en mano, Guillermo Francos, señalado como próximo ministro de Interior, habló de elecciones “transparentes”.
Si bien Milei aseguró que el respaldo de Macri es “sin condiciones”, resta saber cómo se configurará la estructura del Estado nacional desde diciembre. Al tiempo que es observado por todos los mercados, el economista tendrá que develar su capacidad de gobernar.
Pero hay más desafíos en puerta: por un lado, Milei tendrá que negociar para avanzar con su plan de gobierno en un Congreso nacional que le será adverso y trabajar su vínculo con un variopinto mosaico de mandatarios provinciales. Un indicio lo dio al tomar el micrófono frente a sus seguidores: “No hay lugar para gradualismo o tibieza”.
El llamado
De todos modos, el hombre que se calzará la banda presidencial con solo dos años de experiencia en la gestión pública, el mismo que supo arremeter sin eufemismos contra peronistas, radicales, los socialistas e incluso referentes del PRO, como el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, cerró su discurso en el Hotel Libertador con un llamamiento a dirigentes políticos para que acompañen sus proyectos.
Asimismo, lo inédito del contexto electoral fue abonado por una campaña minada por la falta de propuestas consistentes sobre cómo combatir la inflación, discursos que mutaron para facilitar la atracción de voluntades desde otras veredas y hasta reivindicaciones de la última dictadura militar.
En las generales del 22 de octubre, Unión por la Patria había ganado con el 36,78 por ciento de los votos y LLA, el espacio más respaldado en las primarias, cosechó el 29,99%. Al lado del camino quedó Juntos por el Cambio (23,81%). La Libertad Avanza había sorprendido en las Paso de agosto al obtener el 29,8% de los sufragios.
Massa, por su parte, se cargó al hombro una campaña de menor a mayor y, en los hechos, sin fisuras. Aunque fue insuficiente para evitar que el candidato-ministro de Economía imantara el pase de factura de la sociedad.
El plan, en un marco inflacionario hostil, apeló a una batería de anuncios, al soporte territorial del PJ y al miedo a Milei. Pero el antiperonismo, que se tonificó con la irrupción de Macri en el escenario electoral, y el desgaste de los últimos años inclinaron la balanza.
En medio de versiones de un pedido de licencia hasta el 9 de diciembre para facilitar la transición entre Milei y Fernández, Massa convocó para este lunes a su equipo con el objetivo de evaluar la apertura de los mercados tras el feriado. Por lo pronto, el dólar cripto —operatoria digital— saltó un 25 por ciento con los resultados del balotaje.
Ecos
Con los números sombre la mesa, referencias políticas nacionales saludaron vía redes sociales al líder de LLA. Presidentes, líderes internacionales (Donald Trump, Jair Bolsonaro y dirigentes españoles de Vox) y embajadores también reconocieron el triunfo del economista.
Entre los que picaron en punta se anotó el embajador de Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley, quien instó a Milei a “trabajar juntos” en la “protección de los derechos humanos y la democracia”. El primer presidente sentar posición sobre los resultados de las elecciones, aunque sin mencionar al ultraliberal, fue el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
El futuro
De cara a los días por venir en el país, Macri, a la sazón el gran ganador de la contienda en las urnas, se encamina a delinear un plan de colaboración con Milei —tributando figuras al gabinete— y una nueva alianza de derecha. Apenas el ex presidente firmó el Pacto de Acassuso con LLA, y en función de la inmediata reacción de un sector del radicalismo, Juntos por el Cambio entró a boxes.
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La incógnita mayor recae sobre el futuro y el rearmado peronista luego de la derrota. La caída dejó a Massa sin chances de conducir el partido (aunque pocos creen en un corrimiento definitivo) y, a la luz de lo ocurrido durante la campaña, la vicepresidenta Cristina Fernández optó por la preservación. Máximo Kirchner y Axel Kicillof, quienes mantienen la tensión mutua, serán depositarios de las expectativas inmediatas.
“Hay algo que no vimos venir”, deslizó a La Capital un dirigente del PJ santafesino, que vaticinó un período de autocrítica áspera y profunda que deparará, entre otras demandas, avanzar con un recambio generacional en las conducciones a lo largo y ancho del país y una mayor apertura para alumbrar un “proyecto federal”.
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El líder de La Libertad Avanza terminó ganando los comicios más holgadamente de lo presagiado por las encuestas que venían marcaron el pulso del territorio argentino. Pero ahora afrontará una luna de miel corta, con argentinos agotados de esperar resultados y dudas sobrevolando su expertise.
Milei deberá demostrar rápidamente si hay muñeca técnica para conducir un ajuste inevitable, que a su vez requerirá contención social y temple para aplacar las tensiones políticas en una Argentina en estado de emergencia.