“No sabemos nada. No sabemos quien fue”. En siete ásperas palabras un familiar de Vicenta Graciela “Tita” Muñoz, acribillada a balazos al filo de la medianoche de este martes en Garzón y Tupac Amaru, sintetizó el cuadro de situación sobre el homicidio de esta mujer de 46 años que era madre de cuatro hijos. Los vecinos relataron que pasadas las 23.30 Tita estaba en la vereda junto a otras personas cuando una moto Honda Twister color blanca en la que circulaban dos personas pasaron y el acompañante ejecutó a Muñoz con al menos siete impactos. La mujer recibió heridas en los muslos, un pie, la pelvis y la espalda. Fue traslada al Hospital de Emeregencias donde murió alrededor de las 3 de la madrugada de este miércoles. Además, Nicolás Ignacio V., de 30 años, recibió el roce de un proyectil en los muslos y recibió el alta.
En la zona más pauperizada de barrio Ludueña Sur, los vecinos comentan que la banda de sonido de su vida está atravesada por los disparos de arma de fuego, preferentemente al caer la noche. Aunque una balacera pueda ocurrir en cualquier hora del día. “Toda esta zona está muy fulera, muy podrida”, explicó una vecina. En ese territorio algunos residentes contaron que uno de los hermanos de Tita, Brian Omar Sánchez, fue condenado en abril pasado en juicio oral a 20 años de prisión como autor del asesinato de Nahuel Duarte, un pibe de 16 años ocurrido la madrugada del 29 de noviembre de 2018 en un playón ubicado frente a la torre 3 del Fonavi de Magallanes al 200, entre Navarro y Pasaje 1517.
Uno de los dos muchachos que acompañaban a Duarte al momento de ser asesinado contó que un hombre que iba acompañado por otros dos les salió al cruce y le disparó en el abdomen a Nahuel, que murió dos horas después en el Hospital de Emergencias. El amigo de la víctima reconoció al tirador como un joven apodado “Gordo Brian” y conocido por entonces como soldadito o encargado de una banda de narcomenudeo en esa zona de Ludueña. Sánchez fue detenido dos días después, la noche del 30 de noviembre de 2018, mientras caminaba por Barra y Arévalo con una chica a quien, al notar la presencia policial, le pasó una pistola calibre 9 milímetros para que la guardara.
Según refirió el fiscal de Homicidios Gastón Ávila a este diario, durante el juicio oral al Gordo Brian volvió a asomar el trasfondo de narcomenudeo en el contexto del crimen, de acuerdo a los dichos de diversos testigos. Así se estableció que la tarde anterior, horas antes del asesinato, Nahuel había sido amenazado por Brian y se lo contó a un amigo que declaró en el juicio. Luego de que Duarte le contara sobre la amenaza, el chico y su amigo se cruzaron con Sánchez y éste repitió la amenaza. Se estableció así que Brian y su banda manejaban la venta de droga la zona donde ocurrió el crimen, mientras que por donde vivía Nahuel el narcomenudeo era controlado por otra gavilla. Al parecer, según manifestaron diversos testigos de la fiscalía y la defensa, Sánchez presumió que el chico quería meterse a vender en su zona y por eso comenzó a amenazarlo hasta que lo asesinó.
Otro detalle que recordaron los vecinos fue el ocurrido la noche del martes 17 de agosto pasado cuando en las inmediaciones donde fue ejecutada Tita Muñoz un hombre fue atacado a balazos con armas calibres 11.25 y 9 milímetros. En la escena quedaron esparcidas seis vainas servidas calibre 9 milímetros, cuatro de calibre 45 y una bala de plomo encamisada, todo lo que demuestra la ferocidad del ataque. La víctima, de 31 años, fue socorrida y conducida al Heca donde dijo llamarse Gabriel Juncos y tener 30 años. Fue cuestión de minutos hasta que personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) lograron determinar que Juncos era en realidad Daniel David Piscione, uno de los protagonistas de la bochornosa fuga de la cárcel de Piñero ocurrida el domingo 27 de junio pasado. Piscione relató que estaba en la casa de su pareja, que ingresaron varios hombres disparando sin mediar palabras. Una de las líneas de investigación indicó que Piscione fue una víctima fallida de un ataque que era para otro vecino. De la fuga el único prófugo es Claudio "Morocho" Mansilla.
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Vicenta Graciela “Tita” Muñoz.
Foto: Facebook.
En los últimos diez meses barrio Ludueña fue escenario de una decena de asesinatos concentrados en dos sectores. Uno en el rectángulo conformado por Magallanes, Camilo Aldao, Esquiú y Ghandi. El otro, el triangulo compuesto por Camilo Aldao, Casilda y Tupac Amaru. Los dos últimos crímenes tuvieron como escenario a esta última calle. La noche del 6 de diciembre Gregorio Sebastián Fernández, de 26 años fue perseguido y ejecutado. Su cuerpo recibió once orificios de arma de fuego que le provocaron lesiones que llevaron a inferir que pudo haber sido embestido por un vehículo, baleado y dejado agonizante en Tupac Amaru al 5400.
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Tita Muñoz vivía a unas diez cuadras de donde fue ejecutado Fernández, a 350 metros de la comisaría 12ª y a 100 metros de los monoblocks del Fonavi conocido como de Solís y las vías. Según se pudo reconstruir el martes pasada las 23.30 la mujer estaba junto a varias personas en la vereda del kiosco que tenía sobre Garzón y Tupac Amaru, a escasos 30 metros de la vía. Una moto Honda CB250 Twister con dos ocupantes pasó por el lugar y el acompañante descargó las balas de su pistola 9 milímetros sobre la figura de Tita. Un parroquiano que estaba en el lugar recibió el roce de una bala en una de sus piernas, una herida sin gravedad. Agonizante, la mujer fue traslada al Heca donde murió alrededor de las 3 de la mañana. “Nadie te va a dar precisiones porque es gente pesada. Muy complicada”, comentó un residente de la zona.
La investigación del asesinato quedó en manos de la fiscal Marisol Fabbro, quien comisionó a efectivos de la AIC para que trabajaran en la recopilación de testimonios de potenciales testigos y en las cámaras de video vigilancia públicas o privadas, que a simple vista no se observaban.