Las buenas noticias no suelen durar en Rosario. Un día después de que el presidente Javier Milei (en su discurso de apertura de sesiones ordinarias en el Congreso Nacional) y los ministros de Seguridad provincial y nacional valoraran la disminución en la cantidad de homicidios en Rosario en los dos primeros meses del año, un colectivo que trasladaba agentes penitenciarios fue atacado a balazos este sábado, a las 11, en Circunvalación a la altura del barrio Rucci. Tres agentes resultaron con heridas leves, uno de ellos con un roce de bala en la nuca.
El ómnibus, de la empresa Laguna Paiva, que recorría el trayecto desde la cárcel de Piñero con rumbo a Santa Fe, recibió al menos nueve impactos de bala que partieron desde un auto color gris que se le puso a la par. En la escena apareció un cartel en papel blanco con letras en tinta flúo con un mensaje que quedó a metros del colectivo atacado, en el que “los presos de altos perfil” pedían “los mismos privilegios que los presos comunes”.
En esa línea, el ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni, redobló la apuesta: “No nos van a correr un milímetro y vamos a seguir con firmeza el plan que hemos trazado”. En una rueda de prensa montada sobre Circunvalación a la altura de Palliere, el funcionario dijo: “Si la idea era que nos corriéramos, será todo lo contrario”, y agregó que habrá más “severidad para los presos alto perfil. No van a poder ni pestañar”.
Flanqueado por la secretaria de Asuntos Penitenciarios, Lucía Masneri, y el secretario general del gobierno provincial, Juan Cruz "Cacu" Cándido, Cococcioni anunció que “los presos que tenían visitas semanales ahora las tendrán quincenales; y aquellos que tuvieran causas adicionales (a las que los llevaron tras las rejas) tendrán sus visitas restringidas”. También indicó que tras el ataque a balazos “se están realizando requisas en todas las cárceles de la provincia”.
Cococcioni no dudó en contextualizar el ataque como “reacción contra las medidas penitenciarias tomadas desde el 11 de diciembre” relacionadas con el restablecimiento de los pabellones de alto perfil. También expresó su “solidaridad con los empleados heridos y el agradecimiento a todo el personal del Servicio Penitenciario (SP) y policial que está haciendo un esfuerzo enorme para que esta situación cambie”.
El ataque
Sábado, 10.58. Dos colectivos de larga distancia de la empresa Laguna Paiva que trasladaban empleados del Servicio Penitenciario provincial circulaban por Circunvalación de sur a norte a la altura de barrio Rucci. Los micros habían partido desde la cárcel de Piñero y tenían como destino la ciudad de Santa Fe. Ambos iban con pasaje completo: poco más de un centenar de guardiacárceles que retornaban a sus casas después de estar 72 horas de guardia.
Al cruzar la línea imaginaria de calle Pagano, altura de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o el monoblock 30-1 de Rucci, un auto gris (posiblemente un VW Bora, Vento o Voyage) se puso a la par del colectivo número 1 de Laguna Paiva y desde el auto comenzaron los disparos.
El colectivo recibió al menos nueve impactos, mayoritariamente sobre el sector izquierdo: uno en el parabrisas a la altura de la cabeza del chofer; otros dos en la ventanilla del lado del conductor; y los restantes en las ventanillas inferiores sobre el lado izquierdo. La mayoría de los proyectiles que rompieron los cristales atravesaron el miro de lado a lado. Tres efectivos del SP resultaron heridos por las esquirlas y por los vidrios rotos. Uno de ellos padeció un roce en la nuca.
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Un guardiacárcel resultó herido por el roce de una bala a la altura de su nuca.
“El proyectil le quemó el cuero cabelludo donde le dejó un surco. Por fortuna no provocó ninguna lesión importante”, precisó a la prensa en la escena de los hechos el comisario Daniel Acosta, jefe de policía de Rosario. Todos fueron asistidos y están fuera de peligro.
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Según indicaron fuentes de la pesquisa, en manos de la fiscal Viviana O'Connell, de la Unidad de Investigación y Juicio, en el auto circulaban un conductor y dos tiratiros. Fuentes consultadas indicaron que el vehículo desde donde partieron los balazos fue captado por al menos una de las cámaras de vigilancia que existen en las inmediaciones. Los atacantes huyeron por el puente, tomaron la colectora y desaparecieron.
Un auto gris
Minutos después del ataque, un móvil del Comando Radioeléctrico detectó en Cuba y Eva Perón, en inmediaciones del complejo de cines Cinépolis, un VW Bora gris con pedido de captura. El auto estaba estacionado sin ocupantes. Se desconoce si se trata del auto usado en el ataque al colectivo con penitenciarios, aunque quedó bajo investigación.
Los dos micros frenaron su marcha y quedaron a unos 150 metros del puente sobre calle Palliere, que une a los dos sectores del Rucci, a la altura de una de las salidas de Circunvalación. Permanecieron a unos 200 metros de la parroquia del Natividad del Señor, del padre Ignacio Peries. Fuentes de la investigación indicaron que sobre la traza, a unos metros de los micros, encontraron un papel con un mensaje que pedía mejores tratos para los presos de alto perfil.
No es la primera vez que un micro de Laguna Paiva es atacado a balazos. El viernes 10 de marzo de 2023 una unidad de esta firma recibió impactos de bala durante la madrugada cuando circulaba sobre la ruta nacional 11 a la altura del rulo de Cilsa en Santa Fe.
Minutos después del ataque, los 350 metros que separan el lugar donde comenzaron los disparos y el puente sobre Palliere sobre la mano sur norte, se transformaron en una enorme escena del crimen. Además de la policía de calle, al lugar llegaron distintos jerárquicos del SP con Masneri a la cabeza. El tránsito en esa mano fue cortado a la altura de calle Baigorria, lo que generó un enorme embotellamiento que, al filo del mediodía de un sábado con calor abrumador, los automovilistas sortearon como mejor se las ingeniaron.
Más allá de que los indicios previos llevaban a inferir que el ataque al colectivo con penitenciarios estaba relacionado con la tensión entre la administración del gobierno y los presos de alto perfil, en la escena se respiró cierta tensión entre los efectivos de calle y los de la Policía de Investigaciones (PDI). Una tensión que excedía a quienes trabajan en territorio. Tres horas después del ataque, los guardiacárceles que viajaban en el colectivo atacado pudieron pasar a otra unidad y emprender viaje a sus lugares de residencia.
Los alto perfil
Una de las primeras medidas que adoptó la administración del gobernador Maximiliano Pullaro fue restituir los pabellones de alto perfil para narcos y sicarios. Y eso comenzó por la prisión de Piñero. Los primeros reubicados fueron presos como Ariel Máximo “Viejo” Cantero, socio fundador de Los Monos; Walter “Viejo” González, líder de la banda que lleva su nombre en barrio Copello de Capitán Bermúdez; el puntero narco político Marcos Jeremías “Pato” Mac Caddon, y varios pesados de barrio Ludueña, como Franco “Milanesa” Almaraz, Mauro Gerez y Andy Fabián Benítez.
Luego de reubicar a esta docena de presos, la medida en modo acción-reacción, no tardó en tener la primera tormenta con las balaceras a la sucursal del Banco Macro en zona sur, al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez _en ambas dejaron mensajes amenazantes contra el gobernador_ y a una escuela de zona oeste. Desde ese momento, la mensajería tumbera poniendo en primer plano los reclamos de presos de alto perfil no se hizo esperar en las calles de la ciudad, muchas de ellas rubricadas con el plomo de las balas.