En pocos días distintas investigaciones dieron a conocer los trasfondos de cómo se planifican los asesinatos por encargo a cambio de un monto de dinero. Uno se concretó: el homicidio de Mauricio Gómez, de 22 años, ocurrido el 26 de abril y por el cual el instigador desde la cárcel de Piñero pagó 100 mil pesos a quienes ejecutaron el crimen. El otro plan se frustró. Se trata del intento de asesinato de un empresario de suplementos nutricionales deportivos por el cual un ex empleador iba a pagar 500 mil pesos para que lo mataran. El dato que sirvió para prevenir el hecho se conoció en una investigación por otro ataque sicario por el cuál se pagaron 370 mil pesos.
Las distintas investigaciones que ventilaron una de las modalidades mediante las cuales se planifican, se ejecutan y se pagan los ataques que tantas veces terminan en asesinatos tienen sus puntos en común. En los tres casos hubo un blanco específico, alguien que lo encargó, un grupo planificador y ejecutor y el pago de una suma de dinero pactada de antemano. Sin embargo cada caso también tiene su particularidad, relacionada a los distintos contextos y conflictos que determinaron la decisión de encargar los ataques
De cualquier manera el trasfondo de los asesinatos por encargo, comúnmente mencionados como ataques sicarios, preocupa a funcionarios judiciales y políticos ante el crecimiento de este tipo de hechos. Por un lado porque incrementan la lista de homicidios dolosos, que son el saldo de esos ataques que terminaron en tantos de los 90 crímenes registrados en el departamento Rosario en lo que va de 2021. Por otro lado preocupa que se afiance una modalidad que no solo reproduce violencia en las calles sino también un mercado paralelo de grupos dedicados específicamente a esta actividad.
Incluso el ministro de Seguridad de la provincia, Jorge Lagna, relacionó el aumento de ataques por encargo a una situación social y económica agravada en el último tiempo. "Hoy son jóvenes cada vez más jóvenes los que, como no tienen oportunidades en otro lado, las encuentran rápido en unos pesos para matar a una persona", indicó la semana pasada en una entrevista con Radio 2.
Contra un pibe
El 26 de abril por la tarde los vecinos de Colombia y French vieron a un auto blanco pasar varias veces por la zona. Cerca de las 20 de ese mismo auto salieron los balazos que acabaron con la vida de Mauricio Ezequiel Gómez, un joven de 21 años que según su madre atravesaba hacía años un consumo problemático de sustancias. El miércoles pasado fue detenido un muchacho de 21 años que dos días después fue imputado como autor del crimen. En la misma audiencia se imputó a un recluso de la cárcel de Piñero por haber instigado el ataque.
La mamá de la víctima aportó a la investigación un recorrido por los distintos conflictos que el chico había atravesado en los últimos años. Sus padres se separaron cuando él apenas era un bebé y desde entonces pasó a vivir un tiempo con la madre y otro tiempo con la abuela, en su casa de Colombia y French a metros de donde fue asesinado. Actualmente, según contó la mujer, el chico tenía problemas por el consumo de sustancias que llevaba arrastrando desde hacía seis años. Incluso contó que había intentado internarlo en distintas ocasiones pero que nunca pudo lograrlo. En sus últimos días continuaba viviendo en distintas partes y había días, tal como contó la mujer, en que no sabían dónde estaba.
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El lunes 26 de abril al mediodía Mauricio le pidió 200 pesos a su madre para ponerle nafta a la moto. Cerca de las 19.30 se volvieron a ver, él estaba preocupado porque le habían chocado el vehículo. Apenas unos minutos más tarde a la mujer le avisaron que Mauricio había sido atacado a tiros a metros de la casa de la abuela. Ella lo fue a buscar, logró que un vecino lo llevara al hospital pero el chico murió en el camino.
Hasta el momento la investigación, que lleva adelante el fiscal Gastón Ávila, no develó el motivo por el cual el joven fue asesinado. Sí se conoció, al menos en parte, cómo se planificó y ejecutó el crimen. Según se supo en la audiencia imputativa fue Claudio "Morocho" M., un hombre de 38 años preso en Piñero por dos crímenes ocurridos en septiembre de 2018, quien ordenó el ataque. En una escucha a la que se accedió a partir de un teléfono intervenido en el marco de otra causa la Fiscalía captó la conversación que este hombre tuvo con Ulises Nicolás O., el joven de 21 años imputado como autor del crimen.
En un primer tramo de esa charla se detectó cómo el sindicado homicida habla con el instigador en los momentos previos al ataque. "Justo fuimos y estaba en la esquina, ¿puede ser un petisito, todavía estaba rubio no?", pregunta Ulises O. a Claudio M. Ese momento coincide con el relato de los vecinos y testigos que vieron el auto blanco que pasó varias veces por el lugar y que terminó siendo el vehículo en el cual iba Ulises O. y otro partícipe que todavía no fue identificado.
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Ese diálogo se dio pasadas las 18 y cuando volvieron a comunicarse, alrededor de las 20.30, el crimen ya se había consumado. "Le dimos con toda y encima quedó tirado ahí nomás al toque y se cayó en la zanja", contó Ulises O. mientras que Claudio M. aguardaba que alguien confirmara el resultado fatal del ataque. "Quedate tranquilo que ahí me confirma, vemos, total igualmente va a salir en el noticiero. Vos quedate tranquilo que la plata va a estar igual", comentó el instigador desde la cárcel de Piñero.
A partir de las sospechas sobre la participación de Ulises O. en el homicidio de Mauricio Gómez los investigadores continuaron tras los rastros de sus conversaciones telefónicas. En una de ellas, del pasado 8 de mayo, en contacto con una persona no identificada el joven confirmó su participación en el crimen y ventiló información sobre el instigador. "Lo mandamos allá con Dios", dijo en un momento y luego agregó: "El Morocho te pega alto laburo y encima te paga al toque". En las mismas conversaciones afirma que le pagaron 100 mil pesos por el hecho.
Ulises O. fue imputado como autor del homicidio calificado por precio o promesa remuneratoria y agravado por el uso de arma de fuego y portación de arma de guerra. En tanto Claudio "Morocho" M. fue imputado por el homicidio calificado en grado de instigador.
Medio millón
La otra investigación que ventiló el encargo de un asesinato tiene distintas ramas. Una de ellas es la que llegó al fiscal Matías Edery, de la unidad de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, por una investigación federal vinculada al homicidio de Nicolás "Fino" Ocampo, hombre cercano al narco Esteban Alvarado, ocurrido el 16 de abril. Las escuchas por esa otra investigación dejaron ver la posibilidad de que el autor del crimen de Ocampo podría ser el ejecutor de un homicidio que se estaba planificando.
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Según la investigación un preso que cumple condena en la Unidad 3 conversaba sobre un asesinato por encargo que tenía como blanco a una persona que tiene una fábrica y se movilizaba en un auto rojo. Por otro lado el 21 de abril un joven fue detenido por un ataque a tiros a una fábrica de suplementos nutricionales deportivos ubicada en Avenida del Rosario y Ovidio Lagos. Los primeros días de mayo los investigadores ataron cabos entre ambas investigaciones y confirmaron que el blanco del ataque que se estaba planificando desde la Unidad 3 era el mismo del ataque a balazos en la fábrica.
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En una casa de La Florida fue detenido el empresario que habría pagado por el crimen de un ex empleado.
Se trata de un empresario dedicado a la fabricación de suplementos nutricionales deportivos que se convirtió en el blanco de un ataque por deseo de un ex empleador suyo con quien había tenido una serie de problemas. El hecho pudo llegar a concretarse el 10 de mayo pero desde la Fiscalía se anticiparon, lo fueron a buscar y lo pusieron a resguardo. En tanto también detectaron a su ex empleador, Lucas F. de 36 años, que fue arrestado la mañana del jueves 13 de mayo. Según trascendió desde la Fiscalía el monto que el empresario iba a pagar por el asesinato encargado era de 500 mil pesos.
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Detrás de la logística de este ataque frustrado se encuentra el mismo hombre que el pasado viernes fue imputado por instigar el homicidio de "Fino" Ocampo. Se trata de Fabio G., a quienes los investigadores vinculan a la familia Cantero. Por el homicidio de Ocampo los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, además de a Fabio G. como instigador, imputaron a su pareja como partícipe necesaria señalada de haber pagado el dinero a los homicidas, que fueron identificados como Brian G. y Uriel R., ya imputados y detenidos. En total el grupo recibió 370 mil pesos por el crimen, de los cuales 160 mil fueron para los autores materiales.