Lo que debió este martes ser uno de los capítulos más importantes en la semana judicial rosarina, y porque no del mes, se terminó transformando en un paso de comedia desopilante digno de un programa de tele de Diego Capusotto y Pedro Saborido. “Su señoría, no se escucha” sostuvo uno de los presos apenas comenzada la audiencia en la que se debió acusar en la sala 7 del Centro de Justicia Penal (CJP) a Ariel “Viejo” Cantero, uno de los socios fundadores de Los Monos, y a otras 21 personas por integrar una asociación ilícita desde hace más de seis meses. “¿Señor del Servicio Penitenciario, me escucha?”, preguntó la jueza Valeria Pedrana tratando de no perder la calma. Y no lo hizo sólo una vez. Era evidente el problema de conectividad con los detenidos que debían seguir la audiencia desde la Oficina de Recepción de Detenidos de Rosario (Order) en la cárcel de Mujeres de 27 de Febrero al 7800. "Lo que pasa es que los micrófonos están silenciados. Dejalo que toque este que es DJ", se escuchó en otro diálogo entre presos que involuntariamente salió al aire en la sala de audiencias.
La historia de la audiencia que no fue comenzó cuando desde la dirección del Servicio Penitenciario santafesino (SP) se anunció que por cuestiones de seguridad los 22 detenidos en el marco de los allanamientos no serían trasladados al CJP para presenciar la acusación de los fiscales de Balaceras Valeria Haurigot y de Flagrancia Franco Carbone. Luego de dos horas de espera durante las cuales sólo media docena de detenidos alojados en la más pequeñas de las oficinas del Order pudo identificarse para el registro de audio y video, la jueza Pedrana dispuso un cuarto intermedio para este miércoles a las 9.30. Será entonces, con el compromiso adquirido por el secretario de Asuntos Penitenciarios de la provincia, Walter Gálvez, de trasladar a las 22 personas que serán acusadas, que podrá comenzar la audiencia que se prevé muy extensa y a la cual sólo una mujer llegará en libertad, ya que no está acusada de integrar la asociación ilícita.
No es novedad
No es la primera vez que este tipo desbarajustes sucede en una audiencia en la que los imputados siguen los pormenores de su proceso judicial desde su lugar de detención y a través de la plataforma Zoom. “Lo que pasó aquí no es una novedad. Es de todos los días. Es bastante normal que una audiencia se demore por problemas de conectividad. Muchas de las computadoras que se usan en el Servicio Penitenciario fueron provistas por los propios empleados. Muchas son viejas y no tienen un soporte técnico para bancarse una videollamada. Es el «lo atamo con alambre» en su máxima expresión”, comentó un profesional del derecho habitué en este tipo de audiencias.
Así, ante una jueza de primera instancia, tres fiscales, 14 abogados defensores y una veintena de acusados el sistema expuso una radiografía de su costado más flaco. En tiempos en los cuales la Justicia no puede hacer pesar el control de los celulares intramuros, una audiencia acusatoria no pudo desarrollarse por no poder completar el circuito de comunicación con una de las cárceles más nuevas de la provincia.
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Las defensas, en el contexto de una investigación compleja y pesada, no dejaron pasar la oportunidad para ganar unas horas de tiempo. “Si los imputados no pueden escuchar lo que la Fiscalía les atribuye no se puede llevar adelante la audiencia. Tienen derecho a escuchar la acusación y si no pueden hacerlo, no se puede continuar con la audiencia”, esgrimieron casi a coro los defensores.
“Hay gran cantidad de escuchas y necesito a mis clientes al lado para poder consultarlos, para poder trabajar en conjunto”, expresó uno de los abogados teniendo como banda de sonido el diálogo de sordos que provenía desde el Order. Una foto perfecta de los puntos flacos del sistema.
Entre los acusados que llegaron a identificarse pudo escucharse la voz de Celestina Contreras, ex pareja del Viejo conocida como "La Cele" y madre de “Guille” y del “Pájaro” Cantero. También alcanzó a hablar otro de los sospechosos conocidos, Nelson Alexis “Pandu” Aguirre. De los 23 acusados, tres ya estaban detenidos por otros delitos, todos en el pabellón 8 de la cárcel de Coronda: además de Pandu, Jorge “Diamante” Barboza y Esteban Stoppani.
Pista
El miércoles pasado, luego de 29 allanamientos realizados por la Agencia de Investigación Criminal (AIC) fueron detenidas 19 personas, entre ellas el Viejo Cantero, su actual pareja Rosa Bibiana "Bibi" Montero y su ex, Contreras. Además se secuestraron 67 teléfonos, elementos informáticos y de almacenamiento, tres armas de fuego, municiones, 1.500.000 pesos en efectivo, joyas y alhajas, marihuana y cocaína, seis autos, seis motos, gallos de riña y 18 caballos.
En ese marco también fueron incautadas un número no precisado de cajas con alimentos del Plan Integral de Cuidados, conocido como Plan Cuidar, que la Municipalidad de Rosario gestiona en barrios carenciados. Según precisaron aquella vez en rueda de prensa los fiscales Haurigot y Carbone, al núcleo del Viejo se llegó siguiendo la ruta de Claudio “Morocho” Mansilla, único prófugo de la fuga de junio pasado de la cárcel de Piñero que huyó antes de ser condenado por un doble homicidio y sindicado líder de una banda narco en el oeste de Rosario.
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Esa pista condujo a Pandu Aguirre, condenado a 16 años de prisión en 2017 por el asesinato a Javier Humberto Barquilla, un vecino de Villa Banana de 37 años y tres hijos ejecutado con cuatro balazos al pecho el 4 de febrero de 2015. “La investigación se desprende de la investigación por la recaptura de Claudio Mansilla, a partir de ahí llegamos a una persona importante, Nelson Aguirre, y comenzamos a observar una estructura criminal”, explicó Carbone.
Según detalló el fiscal, “desde la cárcel de Coronda Aguirre operaba las 24 horas y realizaba múltiples llamados” que permitieron establecer su presunta vinculación con las balaceras a estaciones de servicios y una escuela de Rosario, esta última ocurrida el 14 de noviembre, mientras se celebraban las elecciones legislativas nacionales del año pasado.
A la cabeza de la banda la acusación colocó al Viejo Cantero a quien la Justicia le otorgó la libertad condicional el 23 de septiembre de 2020 luego de cumplir las dos terceras partes de una condena a 6 años de cárcel impuesta en 2018 como parte del núcleo duro de la banda de Los Monos. Al liberarlo el camarista Carlos Carbone ordenó ciertas reglas de conducta y la jueza de Ejecución Penal, Luciana Prunotto, dictaminó entre otras cosas que Cantero fijara su domicilio en Avellaneda al 4500, donde su concubina tiene un comedor comunitario, el mismo en el cual fueron detenidos ambos y de donde no podían mudarse sin autorización judicial.