La mesa de la cocina rota, las sillas caídas y un cuchillo ensangrentado arriba de la mesa quedaron en la casa de Arrieta al 1700 la madrugada en que José Lionel Rosales fue apuñalado en una discusión con su pareja, Julieta A., mientras los tres hijos del matrimonio dormían en otra habitación. Con la ayuda de un vecino, Julieta trasladó desde su casa al joven de 25 años hasta el hospital Roque Sáenz Peña, donde falleció minutos después. La mujer fue imputada este miércoles por el crimen y quedó en prisión preventiva.
El fiscal Adrián Spelta le atribuyó a Julieta Elizabeth A., de 26 años, el delito de homicidio calificado por el vínculo con una persona con quien mantenía una relación de pareja, en calidad de autora. El juez Facundo Becerra le dictó la prisión preventiva por el plazo legal de dos años. Según allegados a la pareja, la mujer padece una dolencia de salud mental por la cual solía tener reacciones de agresión como las que desembocaron en el crimen.
De acuerdo con la reconstrucción de la Fiscalía, ocurrió a las 6.55 del 14 de octubre pasado en la casa de Arrieta al 1700, en el barrio 17 de Agosto, donde la pareja convivía con sus tres hijos. En ese momento, dijo Spelta, se desató una discusión entre José y Julieta dentro de la cocina que terminó cuando la mujer “le asesta intencionalmente una puñalada mediante el uso de un cuchillo de cocina tipo serrucho que posteriormente escondió”.
Esto le ocasionó a la víctima una herida punzocortante en la región del tórax por la cual falleció tras ser trasladado al Hospital Roque Sáenz Peña. La mujer llevó a su pareja al hospital con ayuda de un vecino que, al entrar en la casa, vio muebles rotos y un cuchillo sobre la mesa. Según fuentes del caso, al llegar al hospital los médicos le preguntaron a Julieta qué había sucedido y ella dio varias versiones: que José se había peleado con alguien en un boliche, que se había enfrentado con gente del barrio y por último admitió la pelea de pareja. Unos minutos después quedó detenida. Cuando fue revisada por los médicos forenses constataron que tenía una pequeña herida en la pera.
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Rosales era pintor de obra y colocaba Durlock. Su madre contó a este diario que jugaba con sus primos en torneos de fútbol 5 y que había ido hasta quinto año de la secundaria. Cuando se quedaba sin trabajo salía a cirujear o a tocar puertas para ver si alguien necesitaba pintura. “Salía siempre a las seis de la mañana a trabajar y volvía a la tarde, compraba algo para comer y ya se quedaba con los chicos. Eran una pareja común”, contaron los vecinos del matrimonio.
Sin embargo, la madre de la víctima indicó que “esto se venía venir. Juli hace tiempo que estaba mal. Le decíamos que se tratara, que se hiciera ver, y nos decía que no estaba loca, que era así. Pero ella no estaba bien. Hace unas dos semanas ella rompió cosas de la casa y lo quiso cortar a Lionel. Ella es bipolar pero no aceptó hacerse atender”.