La fiscal federal Adriana Saccone pidió la elevación parcial a juicio de un expediente en el que se analizaron dos bandas ligadas a la narcocriminalidad descubiertas en diciembre de 2017 dedicadas a la recepción, fraccionamiento, distribución y venta de estupefaciente en distintos barrios de la zona oeste, norte y noroeste de Rosario y localidades vecinas. Según la acusación una de las bandas está liderada por Ariel Máximo “Guille” Cantero, Leandro Alberto “Gordo” Vilches (de la banda de Los Monos) y su concubina Gisela Vanesa “La Gi” Boccutti. Dentro de esta estructura hay otros dos pesos pesados de la zona noroeste como son Tania Rostro (Nuevo Alberdi, Churrasco, La Cerámica y la ex Zona Cero) y Gustavo “Toro” Martinotti (7 de Septiembre). La otra gavilla está liderada por Julio Andrés Rodríguez Granthon, alias “El peruano” o “Coco”. En apariencia las bandas no trabajaban juntas aunque tenían como contacto a Alberto Ramón “Pelado” García, acribillado a balazos el 2 de mayo de 2019 en Navarro y Rodó, a dos cuadras de la seccional 17ª de Fisherton. “Pelado” era el hombre de “La Gi” distribuyendo droga en territorio y cobrando dividendos.
La elevación a juicio solicitada por la fiscal Saccone es parcial, dado que la investigación continúa actualmente sobre otras personas ligadas a las actividades ilícitas, y sirve para poner en contexto los últimos dos años de conflictos territoriales en el marco de la criminalidad. "Más allá de una conexión eventual, no guardarían vinculación entre sí", explicó la fiscal en una nota del sitio fiscales.gob.ar. La banda que tiene como organizadores a Guille, el Gordo y la Gi está compuesta por 16 miembros mientras que la segunda está compuesta por siete integrantes. Como en todas las investigaciones “modernas” las escuchas telefónicas son la pata fundamental de la pesquisa, además de elementos recogidos en numerosos allanamientos: estupefaciente secuestrado y material que hacía a la logística de las organizaciones.
La fiscalía dividió la acusación según los roles que, de acuerdo con los elementos de prueba, desempeñó cada persona. Así, requirió la elevación a juicio con el siguiente criterio: Cantero, Vilches, Boccuti y el Peruano Rodríguez Granthon procesados como coautores de los delitos de organización de tráfico de estupefaciente y comercio de estupefacientes, agravados por la intervención de tres o más personas.
Tania Rostro, Daniel “Pato” Orellana (su marido) y Gustavo Martinotti procesados como coautores del delito de comercio de estupefacientes agravado por la intervención de tres o más personas. Y Nahuel Rostro (hermano de Tania) y María Beatriz Gunsett (su madre) procesados como partícipes necesarios del delito de comercio de estupefacientes agravado por la participación de tres o más personas sólo por mencionar a los más conocidos de los 23 acusados.
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Dos bandas de pesos pesados. De las dos bandas puestas bajo la lupa, la que contiene mayor cantidad de pesos pesados abonados a las crónicas policiales en las que tiene el liderazgo de buena parte del núcleo duro de la banda de Los Monos: Guille Cantero, el Gordo Vilches y la Gi Boccuti. Esta vez sobre las franquicias que la banda tienen en la zona norte y noroeste de Rosario. Buena parte de la resolución de 39 páginas, en las que se expresa el pedido de elevación a juicio, está centrada en lo que popularmente se conoció como la banda de Tania Rostro pero que en realidad era una unidad productiva ilegal mucho más amplia.
Según la acusación, en lo más alto del cronograma de esa banda están como organizadores Guille y el Gordo Vilches _núcleo duro de la banda de Los Monos_ con su concubina, quien era la encargada de mover el negocio narcocriminal en el territorio. La mano derecha de esta mujer, era el asesinado Pelado García, quien en su rol de mano de obra callejera, llevando mercancía y cobrando regalías, se transformó en un contacto entre las dos bandas puestas bajo investigación.
Por debajo de la cúpula se abrían tres brazos. Uno para Tania, con base en un punto de ventas de Ghiraldo y Miller; otro para “Pato” Orellana, su pareja, teniendo como bocas de expendio más relevantes Nicaragua al 900 bis y Colombres al 1500 bis; y el tercero en manos de Gustavo Martinotti, con base en el barrio 7 de Septiembre. Estos tres referentes eran alimentados y regenteados por la Gi bajo la tutela de Cantero y Vilches.
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Uno de los nutrientes de la escuchas de esta pesquisa se dieron a partir de una dura contienda que mantuvieron Orellana y Martinotti a partir de un desconocimiento del primero sobre el territorio del segundo. En ese conflicto debió mediar la Gi. Y fue tan duro que el propio Vilches debió ubicar a sus subalternos. “No, no la zona no es de él, la zona no es de él. La zona es mía”, le dijo de forma poco amigable el Gordo al Pato para que cesara en su reclamo.
Orellana le reclamaba que Martinotti le había atacado a balazos su punto de venta. “Yo no me voy a quedar con que me agarró a tiros el negocio. Ahora va a pasar y se me va a cagar de la risa. ¿Entendé?”. Y Vilches respondió: “Ahora yo hablo con él y le pongo los puntos a él también. Así como te estoy hablando a vos yo ahora lo hablo y le hablo a él”. Fin del problema.
Un duro golpe para la estructura que regenteaba por fuera de la cárcel la Gi Boccuti ocurrió la tarde del 2 de mayo de 2019 cuando García circulaba con su moto CG de 125 centímetros cúbicos, fue emboscado por los ocupantes de un auto en el cruce de Navarro y Rodó, en los fondos del supermercado La Gallega de Eva Perón y Circunvalación, y ejecutado con pistolas calibre 9 milímetros. Dos días más tarde en una comunicación entre Boccutti y Vilches, éste preguntó: “Che y el Pelado tenía medio paquete (le encontraron un trozo de medio kilo de marihuana entre las ropas). Boccuti le respondió: “Sí, ayer fui al velorio y estaba irreconocible. Tenía un balazo en la cara”.
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"El peruano". A partir del asesinato del Pelado, los investigadores ajustaron que García era el hombre que en moto habían visto ingresar a una vivienda de Milicianos Rosarinos al 9100, en barrio Hostal del Sol, detrás del Palos Verdes Country Club. Esa vivienda estaba siendo investigada como uno de los lugares frecuentados por el Peruano Rodríguez Granthon, el organizador de la otra banda puesta bajo la lupa según la acusación.
Dos meses atrás otra causa que tiene como centro al Peruano fue elevada a juicio también por la fiscal Saccone, quien lo procesó como organizador de una banda que en noviembre de 2019 fue desarticulada por los agentes rosarinos de la División Antinarcóticos de la Policía Federal Argentina tras once allanamientos y el secuestro de 15 kilos de cocaína de máxima pureza que tenían como sello una corona en cada uno de los panes de droga.
Rodríguez Granthon ingresó al país hace ocho años. Estudió como piloto de avión civil y comercial y está preso en el pabellón 9 de la cárcel de Piñero desde el 14 de junio de 2019, cuando cayó en Empalme Graneros mientras transportaba en un auto 3 kilos de cocaína. Una de las líneas investigativa por el asesinato del ex concejal y pastor evangélico Eduardo Trasante tenía al Peruano mencionado como uno de los posibles articuladores del crimen. De acuerdo a la resolución Rodríguez Granthon era el líder de una organización dedicada al tráfico ilícito de estupefacientes, que funcionaría al menos desde el mes de diciembre de 2017 y en la cual distintas personas cumplen roles asignados. Los restantes seis detenidos en esta gavilla están acusados de fraccionar droga.