Todos estamos regidos por una perinola del destino. Cuando el pequeño trompo se apoya del lado del "no va más", nada se puede hacer para torcerlo. Y algo de todo esto fue parte del acto final en la vida de Dalma Giuliana García, de 19 años, y Julieta Gaitán, de 23, asesinadas a balazos el último lunes pasadas las 4 de la madrugada en Presidente Quintana al 2900, barrio Alvear. En audiencia imputativa el fiscal Patricio Saldutti acusó este jueves a César Omar A., de 32 años, y Juan Eduardo M., de 35, de ser los ejecutores de las dos mujeres.
En ese contexto pudo conocerse que para comprar unos alfajores en un kiosco 24 horas Gaitán le pidió la moto prestada a su amiga Nerea, quien además le dio su campera y su casco. Pero omitió un dato clave. Jamás le mencionó que desde hacía al menos una semana la estaban buscando para matarla. Y así Gaitán vestida como Nerea fue en moto con su amiga García a encontrarse con la muerte.
Tras réplicas, el juez de garantías Hernán Postma dictó para los dos acusados prisión preventiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años. Ambos fueron acusados como coautores del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
Juan M. le agregó la portación de una pistola Bersa con numeración con la que disparó ocho veces contra las mujeres, impactando cinco veces en una y tres en la otra. Y César A. le sumó la acusación por tenencia simple de material estupefaciente por las cuatro bolsitas de cocaína que llevaba al momento de ser detenido dentro de uno de sus guantes, el izquierdo, y que tuvo un peso de 1.3 gramo. Los celulares de los dos acusados fueron secuestrados y el próximo martes 28 de mayo serán peritados, de acuerdo a lo que notificó Saldutti en audiencia.
Sin ser parte, al menos por el momento, del proceso judicial abierto por el doble crimen de Dalma García y Julieta Gaitán un nombre sobrevoló reiteradamente la audiencia de este jueves en el Centro de Justicia Penal (CJP). Ese nombre fue el de Nerea una mujer a la que la semana pasado dos hombres en moto la persiguieron para asesinarla y logró esquivarlos. Una mujer a la que el viernes 23 de septiembre de 2022 a las 19.50, aproximadamente, le mataron a su hermana _Keila Naiara Ludmila Torres/Rivas, de 19 años_ en una casa de Cepeda 5234, en barrio Saladillo. Nerea en ausencia se presentó como una pieza clave en una investigación cuyo contexto es "doble femicidio en contexto de criminalidad organizada".
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Los acusados hicieron uso de la palabra. Juan M. dijo: "No recuero nada de esa noche". Su compañero en la causa procesal César A. agregó: "Llevábamos cuatro o cinco días de caravana. No me acuerdo de nada". Ambos viven en la misma caudra a pocas casas de diferencia.
Dolor de padres
"Es mi culpa. No supe cuidar a mi hija. Yo estoy acá para pedir Justicia por mi hija. A elllas las entregaron sin tener un poco de misericordia". Marcos García, un hombre que vive del paquetero, no dejaba de repetir esa frase en el hall de espera del CJP hasta que con Zulma Gaitán pudieron ingresar a presencia la audiencia en la que dos hombres serían acusados de matar a balazos a sus hijas de 19 y 22 años respectivamente. Dalma vivía en los monoblocks de Rouillón y Seguí mientras que Julieta en barrio Corrientes, como se denominaba a la antigua Villa La Lata. La primera había trabajado hasta hace un par de meses y ahora estaba desempleada. Gaitán, por su parte, trabaja en el bar Charly.
Según lo expuesto en la audiencia Gaitán era amiga de Nerea y cuando necesitaba, o quería, le pedía su moto Honda XR de 150 centímetros cúbicos. El domingo Gaitán salió de su trabajo, fue a su casa, sacó su bicicleta y se fue a comprar pintura. A la vuelta pasó por la casa de Nerea, en barrio Moreno, y le pidió la moto para llevar el tacho de pintura hasta su casa. Como de costumbre no hubo problemas en el préstamo.
A la tarde noche Gaitán llevó la moto para devolverla y regresar a su casa en bici, pero se quedó. En este pasaje de la tarde ya estaba con Dalma García, su amiga. En el lugar se quedaron varias horas en una "juntada" con amigos de Nerea. De echo Saldutti mencionó que a las 3 AM Nerea, Gaitán y García se sacaron una foto con otra muchacha en la reunión.
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Así se llegó a las 4 de la mañana cuando los que estaban en la reunión comenzaron a pedir comer algo dulce. Gaitán se ofreció a ir a comprar a un "kiosco 24 horas" ubicado Presidente Quintana y Vera Mujica. Pero caminando no. Le pidió la moto a Nerea y como de costumbre se la prestó. Pero le agregó dos artículos que serían determinantes para la fortuna de Gaitán. Le dio su casco e intercambiaron camperas. De compinche Dalma García le dijo "te acompaño". Y las dos mujeres salieron en la XR 150. Gaitán iba vestida de Nerea.
La cacería
Según explicó el fiscal Saldutti al pasar por Dorrego y Presidente Quintana una cámara de videovigilancia pública captó el paso de la XR 150 con una Honda Wave roja, con algunas cachas faltantes, en la que circulaban dos hombres con casco. Esos dos hombres para la acusación eran César A., quien iba al volante, y Juan M., como acompañante. Fuentes de la pesquisa indicaron que estos dos hombres tienen antecedentes, pero ninguno con el uso de arma de fuego. Otra cámara de videovigilancia privada tomó la última escena en la vida de García y Gaitán. Las dos muchachas fueron cazadas de moto a moto. Una recibió cinco disparos. La otra tres. El tirador de una moto en movimiento hacia otra disparó ocho veces y no erró un disparo. Algo que no se condice con sus escuetos anotaciones policiales. Eran las 4.13 de la madrugada.
Un testigo que vio la escena criminal vio un detalle que sería importante. El conductor de la Wave llevaba pantalón claro y campera oscura y el tirador estaba vestido totalmente vestido de oscuro. Luego la Wave roja se puso en fuga, pero fue vista a la distancia por un patrullero del Comando Radioeléctrico en el que iban tres policías, dos de ellos personal femenino.
Comenzaron la persecución de la moto que finalizó por Biedma al 2900, a metros de Ovidio Lagos, a 150 metros de la escena del crimen. En la fuga los hombres en moto descartaron un elemento a metros de la Plaza Galicia _Suipacha y Biedma_ que resultó ser una pistola Bersa calibre 9 milímetros con numeración visible. Al ser peritada esta arma con las vainas secuestradas en la escena del crimen se comprobó que fue la utilizada para matar a las dos mujeres.
La defensa de César A. y Juan M. esgrimió una tenue estrategia que buscó introducir la teoría de que los policías que detuvieron a los gatilleros sólo vieron fugar una moto, que podría ser similar a la que usaron los asesinos, pero no llegaron a observar la escena de la ejecución. Esta teoría fue desechada por el juez Postma quien en media hora resolvió la acusación. El juez consideró "la gravedad de los ocurrido", "la perdida de dos vidas" y el "trastorno moral y real" que los acusados "le provocaron a los familiares de las víctimas". Cuando la audiencia ya se había terminado y la sala comenzaba a desalojarse uno de los familiares les dijo a los acusados: "Chau, asesinos".