El asesinato de una mujer en el barrio Las Flores Sur, ataque en el que resultaron heridas otras dos personas, dejó en silencio a los vecinos del asentamiento en el que ocurrió. A la vez el crimen expuso una problemática habitacional que emerge detrás de la construcción del Hospital Regional Sur, donde cientos de viviendas precarias se levantaron en el último tiempo. Un territorio sin regulación que se volvió propicio para dinámicas violentas como el narcomenudeo y las usurpaciones, conflictos que ahora asoman detrás de este suceso.
  Al paso de 20 horas del asesinato, ocurrido a las 23 del miércoles, la Fiscalía no había comunicado la identidad de la mujer asesinada. Sí se supo que fue atacada a tiros al igual que otras dos personas que estaban con ella dentro de la vivienda: un adolescente de 15 años y una mujer de 35 años. Los testigos que hablaron con la policía dijeron escuchar una conversación previa a los disparos.
 
   Este jueves el cúmulo de pasillos que se abre en San Martín al 7000, detrás del hospital en obra, estaba prácticamente desierto. Un grupo de niños y adultos que volvían de cazar palomas con gomeras dieron señales de la hostilidad que sembró el crimen en ese territorio signado por la pobreza estructural. La policía informó que después del homicidio, en la misma vivienda donde ocurrió, secuestraron varias dosis de cocaína fragmentadas para la venta. También trascendió, aunque sin certezas, la hipótesis de un conflicto por usurpación como trasfondo.
  El crimen
 Desde la Fiscalía informaron este jueves a primera hora que pasadas las 23 del miércoles el 911 recibió un llamado por disparos y heridos en la zona de San Martín al 7000. Minutos después llegaron los médicos que constataron el fallecimiento de una mujer y fueron informados acerca de otros dos heridos trasladados por medios particulares al Hospital Roque Sáenz Peña.
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  Uno de los heridos tiene 15 años, se llama Juan David A. y desde el Roque Sáenz Peña fue trasladado al Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria con una herida de bala en la zona cervical. La otra sobreviviente se llama Mariela Nancy I., tiene 35 años y fue derivada luego al Hospital Centenario con heridas en la espalda. Para el anochecer del jueves continuaba siendo un misterio la identidad de la mujer asesinada. 
  En los procedimientos policiales realizados tras el crimen la policía demoró a un joven identificado como Thiago Gabriel S., de 19 años, por una presunta mención que lo ligaba a la balacera. Pero con el paso de las horas las autoridades no confirmaron si hubo avances respecto de su posible relación con el crimen. También comunicaron el secuestro de 49 dosis de cocaína listas para la venta al menudeo que el Comando Radioeléctrico halló dentro de la vivienda donde la mujer fue asesinada.
  Problemática habitacional
 El asesinato ocurrió en lo profundo de un asentamiento precario que nace en el pasillo de tierra que se abre a la altura de San Martín al 7000, a las espaldas de la obra del Hospital Regional Sur. Los primeros cien metros configuran una hilera de ranchos de un lado y del otro el tapial de un terreno lindero que pertenece a una organización evangelista. Más al oeste el espacio se vuelve a abrir y ahí ya no hay formas. Es un laberinto de pasillos y viviendas construidas con lo que se tenga a mano.
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  En ese panorama lo que queda expuesto es la precariedad habitacional que atraviesa a un número inexacto de población sobre la cual una de las pocas certezas que se tiene es que incrementa con el paso del tiempo. La falta de regulación sobre este asunto favorece a las usurpaciones, las ventas informales de terrenos y la instalación de puntos de venta de drogas, lo que por decantación termina generando violencia. Una situación también signada por la pobreza estructural evidente en personas que, como contaron, tienen que cazar palomas con gomeras para poder comer.
 Allí parece no haber vecindario ni lazos comunitarios. Con todo ese contexto puede entenderse la indiferencia de las pocas personas que aceptaron hablar con La Capital. Nadie sabía el nombre ni algún apodo de la mujer asesinada. Pocos escucharon los disparos y nada más. Todos sugirieron que era mejor no preguntar demasiado.