Se cumplió un mes de la fuga de la cárcel de Piñero que quedará en la historia por la increíble secuencia que culminó con 8 reclusos evadidos. Gracias a un apoyo externo con armas de fuego, que cortó los tejidos perimetrales del predio y se enfrentó a tiros con los agentes penitenciarios, pudo concretarse un plan orquestado desde el interior del penal. Pero así como escaparon fueron recapturados, hasta el momento cinco prófugos, y cayeron con ellos la mayoría de cómplices que participaron del hecho. Todavía restan tres reclusos que, aunque tienen pedido de captura internacional, continúan prófugos de la Justicia.
La investigación iniciada por los fiscales Franco Carbone y Matías Edery a partir de la fuga alcanzó la recaptura de cinco reclusos en el término de tres semanas. Fueron imputados junto a sus cómplices, algunos de los que participaron del apoyo externo y quienes estaban con ellos al momento de ser recapturados. Así pudo reconstruirse tanto el plan previo como la mecánica de la fuga, aunque aun hay incógnitas pendientes. Precisamente tres: el paradero de quienes todavía permanecen prófugos.
Desde hace poco menos de un mes hay tres personas nuevas que integran el registro de "buscados" de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol). Son Claudio Javier Mansilla, Daniel David Piscione y Martín Alejandro Cartelli. Se trata de los tres evadidos que todavía esquivan la persecución de la justicia. Sobre Mansilla se dijo que por sus conexiones con el tráfico de drogas podría haberse escapado rumbo a Paraguay, e incluso estando prófugo fue condenado a 25 años de prisión por un doble homicidio. De Cartelli se sospechó que pudo haber parado primero en Casilda y luego en San Nicolás, ciudad de la que es oriundo. De Piscione no trascendió nada. Lo cierto es que, aunque la investigación tras sus pasos avanza con la cautela lógica, todavía no hay rastros de estas personas.
Caídas fugaces
El resto de los prófugos fueron recapturados en contextos que expusieron una verdad: el plan de fuga pudo haber sido audaz e incluso exitoso, pero luego se encontraron con la falta de recursos para permanecer prófugos. Los cinco recapturados cayeron en situaciones que denotaron improvisación y precariedad. Volvieron a prisión y se le sumaron nuevas imputaciones que podrán estirar su permanencia en prisión.
Los primeros tres evadidos recapturados cayeron horas después de la fuga. Sergio Cañete, de 35 años y con el paso de los días considerado organizador de la evasión, fue detenido junto a Joel Rojas, de 25 años, y dos cómplices. Iban en uno de los autos utilizados para la fuga cuando se cruzaron con un operativo policial en Soldini y ante el intento de evasión dieron inicio a una persecución que culminó en Pérez. Cañete y Rojas iban en el baúl, sus cómplices llevaban armas, todos quedaron presos.
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Horas después cayó Alejandro Schmittlein, de 40 años. Fue interceptado en un camino rural entre Murphy y Carmen, localidades cercanas a Venado Tuerto. Iba en una camioneta VolksWagen Amarok junto a otro hombre que también quedó demorado. Tres días después de la fuga fue recapturado Ezequiel Romero, de 20 años. En verdad se entregó luego de que la policía allanara su casa y no lo encontraran. El joven se supo acorralado y se presentó en la sede de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
Por último, el pasado 12 de julio fue detenido Alejandro Candia, de 35 años. El comentario de una vecina a la policía lo ubicó en una casa precaria al fondo de un pasillo de Presidente Quintana al 2000. Al lugar llegaron tres móviles policiales que rodearon la zona, cuando Candia notó la presencia policial no opuso resistencia y con él fueron detenidas tres personas.
Cómplices imputados
Los cinco reclusos recapturados fueron imputados por los fiscales Carbone y Edery por los delitos de evasión agravada por el uso de armas en carácter de coautor. Junto a ellos fueron imputadas las personas consideradas cómplices, es decir quienes participaron del grupo externo que se enfrentó a tiros con los penitenciarios de Piñero pero también quienes estaban con los reclusos al momento de ser recapturados.
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Cuando Cañete y Rojas cayeron horas después de la fuga iban en un Honda Civic acompañados por una mujer y un joven. Se trata de Elisabeth A., de 26 años, y Rodrigo G, de 21, quienes llevaban armas consigo. Primero fueron imputados por encubrimiento, portación ilegítima de arma de fuego de guerra, encubrimiento por receptación dolosa y resistencia a la autoridad.
Con el paso de los días y el avance de la investigación se supo que el joven había integrado el apoyo externo que se tiroteó con la policía. Por ese motivo se le sumó la imputación por el delito de favorecimiento a la evasión agravado por el uso de armas en concurso real por la portación ilegítima de arma de fuego de guerra. En tanto a Elisabeth A. la imputaron por favorecimiento de evasión por esperar a los reclusos evadidos en un auto al que algunos se subieron luego de abandonar el que habían utilizado para escapar del penal. Los dos quedaron en prisión preventiva.
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También fue imputado Franco Ezequiel C., de 21 años, otro de los que participó del grupo que llegó a Piñero, cortó los tejidos y se tiroteó con los penitenciarios para facilitar la fuga. El muchacho fue identificado como partícipe de la fuga a partir de que su celular fue hallado en el vehículo utilizado para llegar al predio de Piñero. También fue imputado por favorecimiento de la evasión agravado por el uso de armas.
Otros dos imputados fueron Ángel O. y Elizabeth A., quienes estaban con Alejandro Candia en la vivienda de Presidente Quintana al 2000 en la que fue recapturado. Se les atribuyó el delito de encubrimiento por haber colaborado con Candia para "sustraerse de la acción de la justicia". A su vez se supo que el imputado Ángel O. cumple condena a 7 años y 8 meses de prisión y también se encontraba evadido luego de no haber regresado de una salida transitoria, por lo cual quedó en prisión preventiva. En tanto para la imputada Elizabeth A. los fiscales y la defensa acordaron la libertad con reglas de conducta.
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Un poco de luz
A medida que avanzó la investigación por la fuga se conocieron detalles sobre la logística y ejecución del plan que concluyó con la fuga de ocho reclusos. Al parecer a los investigadores solo le resta identificar a uno de los participantes del operativo externo que posibilitó la evasión. Se trata de una persona hasta el momento referenciada como "Guachín", que sería quien conducía el auto que llegó por un camino rural lindero a la cárcel.
Más allá de ese enigma por resolver, la reconstrucción de la fuga de Piñero toma forma desde la llegada del Peugeot 3008 negro a las inmediaciones del penal pasadas las 17 del domingo 27 de junio. En ese vehículo llegaron "Guachín" al volante con la compañía de los ahora imputados Franco Ezequiel C. y Rodrigo Leonel G. Con ellos también estaba Walter Ezequiel Soraire, quien murió durante el cruce de tiros con los gariteros del penal, aunque hasta el momento tampoco está claro como ocurrió su deceso.
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El conductor se quedó en el auto y los demás bajaron con cinco armas de fuego en su poder. Según describieron los fiscales, tenían un revólver calibre 38, una pistola ametralladora FMK3 calibre 9 milímetros, una pistola calibre 380 y otra calibre 11.25. Desde que uno de ellos rompió el cerco perimetral de la cárcel con una amoladora empezaron los tiros contra los centinelas apostados en las garitas de seguridad. Luego corrieron más de 100 metros en paralelo al cerco a medida que superaron a los tiros cuatro garitas.
Luego llegaron a la garita número 5, ubicada frente al Módulo D en el cual esperaban los reclusos del pabellón 14 que ya habían comenzado a forzar el tejido del patio. Desde la garita a ese tejido hay dos cercos más: Soraire abrió uno de ellos y al parecer fue alcanzado por la bala que lo mató cuando terminaba de cortar el segundo.
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Para entonces todos los tejidos estaban abiertos y la vía de escape libre: solo quedaba cubrir la huida a los tiros. Según la reconstrucción de los fiscales, uno de los internos tomó el arma que llevaba Soraire y otro tomó la que sobraba de parte del refuerzo externo. Así fue que los reclusos y los ahora imputados G. y C. corrieron hasta donde "Guachín" los esperaba en el auto. Minutos más tarde, y sin ser perseguidos ni interceptados, a la altura del kilómetro 3.6 de la Ruta 14 cambiaron de auto y se subieron a un Honda Civic azul, conducido por Elisabeth A., y desde el cual arrojaron clavos "miguelito" para dificultar una eventual persecución.