Para el momento que vivía Central era mucho más importante el qué que el cómo. Y con el resultado (2-0) que metió ante Central Córdoba de Santiago del Estero formateó esas necesidades en realidad. Porque no le importó jugar de a ratos y por momentos sufrir demasiado porque estos tres puntos vitales le sirvieron para sacarse de encima esos cuatro partidos sin triunfos y fortalecer su puesto entre los clasificados a copas internacionales. Fue un paso importantísimo que dio el canalla, otra vez en su estadio, donde le queda sólo River para terminar el semestre invicto.
Para el escenario de necesidades en el que llegó Central a este partido nada mejor que el telón pudiera correrlo rápidamente, que fue lo que hizo, con ese gol tempranero de Oviedo. Es que iban apenas 8 minutos cuando en una contra rápida Malcorra alargó para Campaz y el colombiano optó por el centro quirúrgico al segundo palo, para que Oviedo sólo tuviera que empujarla. Mejor escenario, imposible.
Ahora, de ahí en más, a Central se le olvidó la letra, todo lo ensayado cayó en la nada y la improvisación pasó a ser el actor principal, con un Central Córdoba que inmediatamente se hizo dueño de la pelota, del partido, de las mejores jugadas, de las divididas, de todo.
En ese andar de desconcierto, y ya con Bianchi en cancha en lugar del lesionado Oviedo, el canalla corrió siempre detrás de la pelota y, por supuesto mal. Entre Rius, Besozzi, Farioli, Maciel y compañía hacían que la contención canalla estuviera ausente.
Esa superioridad del santiagueño se tradujo en un remate (desviado) de Farioli, una estirada de Broun para interceptar un centro de Rius, una volada de Fatura para enviar al córner un cabezazo de Pereyra, un remate en soledad de Maciel desde el borde del área y una intervención magnífica de Broun frente a la arremetida de Maciel.
¡EL CANALLA FESTEJÓ ANTE EL FERROVIARIO EN ARROYITO! | Rosario Central 2-0 Central Córdoba | RESUMEN
¿Central? Poquito y nada, apenas alguna activación esporádica de Malcorra, como en esa en la que jugó rápido un tiro libre para Campaz. Pero fue tan pobre lo de Central en ese primer tiempo que la ida a los vestuarios sonó a alivio.
Con la salida de Veliz y el ingreso de Infantino, Bianchi fue de 9, pero más allá de esos cambios posicionales, lo de Central fue intentar pisar el acelerador a fondo desde el inicio del complemento, quizá sabiendo que el gran negocio era apostar no tanto al juego, sino a las jugadas.
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Así fue como comenzó el concierto de Campaz a la hora de asistir. Porque a los 3’ metió un centro punzante a los pies de Infantino, pero Gino le erró a la pelota de frente al arco. Y tres minutos más tarde el colombiano hizo lo propio con Bianchi, quien sólo debía acertarle al arco. La tiró afuera antes de quedar debajo de la tela de la publicidad.
Si algo quedaba claro en ese momento del partido es que Central ya había hecho más méritos para ganarlo que en los primeros 45 minutos. Es que el equipo empezó a mostrar otra cara, más atrevida, más incisiva, más agresiva, en el que las asociaciones comenzaron a aparecer, aun sin tanta consistencia, pero al menos con una idea un poco más consolidada.
Y mientras Central Córdoba intentaba ir sin demasiada claridad, el canalla se aprestó a jugar de contra, vía por la cual tuvo chances de sacarle más provecho al partido. Igual, lo cerró rápidamente, con esa jugada en la que Ortiz jugó para Bianchi, el toque hacia atrás para Mac Allister y la asistencia perfecta a Malcorra, quien se llenó el botín zurdo de gol.
Entre Malcorra y Campaz hicieron de todo, mientras el resto se esforzaba, corría y defendía. En ese resto sobresalió Mallo, quien sacó absolutamente todo. Apenas un tiro libre de Farioli que se fue cerca del palo izquierdo fue lo que tuvo el ferroviario, al que no le alcanzó para llevarse algo frente a este Central que hizo aún más gigante su localía, que volvió al triunfo y, de yapa, se acomodó mejor en la tabla.