Meterse entre los cuatro primeros de la zona o no. Por ahí pasa el desafío inmediato de este Central que viene en levantada desde lo futbolístico y con resultados que revitalizaron el proceso del Kily González, pero los frentes abiertos empiezan a afinar sus caminos, donde ya no hay prácticamente atajos que tomar. Por eso esta tarde en cancha de Platense será ganar y esperar lo que ocurra en otras canchas para ver si uno de los objetivos planteados al inicio de la temporada se cumple.
Es bueno para Central, pero sobre todo para el Kily haber llegado a la última fecha con chances de clasificación. Lo ideal hubiese sido ya estar clasificado o al menos entre los puestos de privilegio, pero es lo que toca vivir hoy en Arroyito. Nunca se dijo abiertamente, pero las intenciones siempre fueron esas: arribar a la última fecha con posibilidades. Después, un resultado a favor o uno en contra estará dentro de esa cantidad de variables que se pueden dar y que pueden meter al equipo en cuartos de final o marcarle con un trazo grueso que hasta acá llegó.
Central2.jpg
Central viene de un festejo enorme en el clásico.
Leonardo Vincenti / La Capital
Las posibilidades son varias, pero hay un paso que Central no puede permitirse, que es el de no ganar (está obligado a hacerlo tras el triunfo de Banfield de ayer). Es que ganando atenuaría en gran parte una despedida del torneo en caso que esos resultados que deben darse en otras canchas no acompañen. Central tiene una parte que cumplir y debe hacerlo.
Tiene argumentos para pensar que puede cumplir con la parte que le corresponde. ¿En qué se basan esas creencias? En la forma en la que el equipo logró desenvolverse en sus últimas tres presentaciones (contando Copa de la Liga y Copa Sudamericana), que le sirvieron para afirmarse y pelear.
Porque desde San Lorenzo en adelante la fisonomía de equipo fue otra, más convincente, más sólida, más esperanzadora. Y no es poco que haya logrado eso porque, se sabe, los buenos rendimientos es lo que allana el camino rumbo cualquier objetivo.
Debe recordarse también que el último partido feo de Central fue contra Estudiantes, en el que dependía haber sumado de a tres hubiese dado un paso importante, porque era todavía tiempo en el que dependía de sí mismo. Eso fue decepción, pero después de eso todo cambió y la categórica victoria en el clásico lo puso de nuevo en carrera. Igual parece tarde para lamentos. Porque en esa bolsa Central puede meter otros tantos partidos a partir de los cuales sentirse responsable por no gozar hoy de un mejor escenario. Le cabe esto para lo ocurrido, por ejemplo, frente a Godoy Cruz (arrancó perdiendo, lo dio vuelta y se lo empataron), aunque “el partido” por excelencia haya sido el de Central Córdoba de Santiago del Estero, cuando a segundos del final una mala decisión de Cucchi y un tiro libre a centímetros del área que se clavó en el ángulo privaron al canalla de tener dos puntos más. Esos puntos sí que ya estaban en el bolsillo.
Desde hace tres semanas Central viene cambiando el chip cada tres o cuatro días, entre torneo local y Copa Sudamericana y hoy no será la excepción. Porque aquel conformismo con el que se volvió de Chile por haber empatado jugando casi todo el partido con uno menos no le servirá de nada. Hoy no le queda otra que ganar y esperar lo que suceda en otras canchas. Las chances las tiene y si llegó al final de esta forma es porque algún mérito tuvo. Pero con lo hecho todavía no le alcanza y si bien suena lógico aferrarse a la idea que la última fecha lo encuentra peleando, el pensamiento conformista no debiera traicionarlo. Hay lugar todavía en ese top 4 y Central va por uno de esos pasajes a las instancias finales del torneo.