La historia de Central en este torneo Apertura podría resumirse en tres estadios definidos. El primero, lo hecho en las primeras 15 fechas; el segundo, el triunfo ante Independiente; el tercero, la recta final rumbo al título. En ese contexto, el Canalla tiene un pasado que apuntala, un presente que gratifica y un futuro que ilusiona.
Haber terminado la fase de grupos como líder absoluto de su zona, con varios puntos sobre el segundo es la muestra más cabal de lo bien que se hicieron las cosas. Ahora, ¿dónde están los méritos de este equipo de Ariel Holan? Son varios.
El primero que viene a la mente es, justamente, el haberse salido con la suya en esta pelea mano a mano que tenía con Independiente por la primera posición. Porque Central sabe que la posibilidad de definir todo de local hasta la semifinal incluida no es poca cosa. En realidad, es un montón.
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Santi López inicia el festejo tras el gol en contra de Sporle. Central lo ganó bien ante el Rojo.
Celina Mutti Lovera / La Capital
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El plus de jugar en Arroyito
Allí, un primer desprendimiento. Para cualquier equipo siempre es un plus jugar con el apoyo de sus hinchas, pero este Central de Holan demostró que no siente eso como presión, más bien todo lo contrario. Refrendó esa idea, frente a la puja por el primer puesto, ganando su séptimo partido en el Gigante en la misma cantidad de encuentros disputados (venció a Lanús, Atlético Tucumán, Sarmiento, Gimnasia, Vélez, Instituto e Independiente). Es el único equipo del torneo Apertura que metió un ciento por ciento de eficacia en condición de local. Vaya si es un sostén esto de saber que los tres pasos previos a la gran final del 1º de junio (en Santiago del Estero) podría afrontarlos en ese Gigante de Arroyito en que siente a gusto.
Es decir, cualquier equipo que le toque venir al Gigante lo hará sabiendo que enfrente tendrá un rival que de local se hace muy fuerte.
Bien de visitante
Aun si le tocaría afrontar alguna instancia eliminatoria fuera de Arroyito, este Central tendría con qué ilusionarse. Porque de los nueve que disputó como visitante perdió sólo uno. Y fue nada menos que en La Bombonera frente a Boca, otro de los grandes animadores del torneo.
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Pero para la excelencia como local y el muy buen rendimiento de visitante fue necesario tener consistencia como equipo. Y Central la tuvo, con una base establecida, a la que Holan apostó, encontrando respuestas satisfactorias.
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Ariel Holan logró conformar un Central imbatible en el Gigante y difícil para cualquier rival.
Celina Mutti Lovera / La Capital
Algunos números del Canalla
Hay números que pueden tomarse de manera aislada, pero que en definitiva ofician de sostén de cara a la ilusión que hoy gobierna Arroyito. A saber: Central perdió un solo partido en el torneo (el de Boca), tiene una de las delanteras más efectivas y una de las defensas menos vencidas.
Todo eso sería imposible para un equipo que no muestre regularidad en su juego. Y si hay algo que el Canalla evidenció fue regularidad. Pudo tener algún que otro vaivén en el rendimiento, pero no hubo nadie que lo superara con claridad.
Como si todo eso fuera poco, cuando la base se resintió, por lesiones o suspensiones, el recambio resultó fructífero. Un ejemplo: frente a la pésima noticia de la lesión de Jaminton Campaz apareció el desequilibrio de Santi López. Cuando les tocó, Juan Cruz Komar, Lautaro Giaccone, Enzo Giménez, Sebastián Ferreira, entre otros, aportaron lo suyo.
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Lautaro Giaccone se lamenta en el partido ante Boca, el único que perdió Central en el torneo.
Marcelo Bustamante / La Capital
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Está a la vista que Holan logró que su idea prenda en el grupo, que los jugadores se convenzan, que Central se transformara en un equipo sólido, desde la primera fecha hasta la última.
Desde aquel debut ante Godoy Cruz a este cierre de la fase de grupos frente a Independiente, Central fue escribiendo su propia historia. Una historia con un pasado que apuntala, un presente que gratifica y un futuro que ilusiona.