Hay unas cuantas cosas referidas a la derrota en cancha de Banfield a partir de las cuales en Central podrán sacar conclusiones y, por supuesto, todas ellas tendrán un tinte negativo. Es que no hay otra forma de analizar lo sucedido el lunes por la noche en el Florencio Sola que no sea direccionando todo hacia la columna del debe. Y de hecho fueron demasiados los elementos desde donde fundamentar los lamentos, todos ellos relacionado entre sí, algunos más cercanos a las causas y otros como meras consecuencias. Lo cierto es que Central dio un paso atrás desde lo futbolístico y eso lo llevó a desechar una gran oportunidad de reafirmar su condición de protagonista. Algo de todo lo malo que significó el paso del equipo de Miguel Angel Russo por el sur bonaerense:
La chance de descontar puntos a los de arriba
A esta altura no hay nadie en Central que exija un protagonismo absoluto y mucho menos la pelea por el título, pero todos saben por afuera de ese paso firme que muestra River que la paridad del fútbol argentino es pronunciada. Y Central encaró el partido contra Banfield ya con varios resultados puestos de los equipos que también están en ese tercio superior de la tabla. El canalla sabía que había perdido San Lorenzo, al que pudo descontarle puntos y quedar a sólo dos unidades. No hubiese sido poco terminar la fecha teniendo al ciclón al alcance de la mano. Sabía de antemano que debía ganar para que Talleres tampoco se le alejara y, también, que Defensa y Justicia no había podido sumar de a tres. Independientemente de lo ocurriera después con River (jugó después de Central), la chance de mezclarse entre los de arriba estaba ahí, pero no supo resolverlo.
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Central fue una sombra y Russo lo sintió de esa manera. El DT dijo que no había excusas y que perdieron bien.
Leonardo Vincenti / La Capital
No aprovechó el envión de dos triunfos
Si de envión futbolístico se trata, Central no podía pedir más en la previa de Banfield. Porque la goleada frente a Central Norte de Salta por Copa Argentina resultó un incentivo de aquellos, más allá de la inferioridad del rival. Y ni hablar de lo que había sucedido algunos días antes por la Liga Profesional, donde el canalla venía de sacarse de encima un rival complicado como lo es Defensa y Justicia. Es decir, dos triunfos consecutivos, justos y como consecuencia de buenos rendimientos, no le fueron suficiente para hacer pata ancha en Banfield y apoyarse desde ese impulso. Es más, resultó la inversa, la de un equipo que había llegado golpeado futbolística y anímicamente.
Otra vez la pata flaca de visitante
Quizá suene exagerado pedirle a este Central que muestre solvencia jugando como visitante teniendo en cuenta todas las dificultades que ya mostró a lo largo del torneo, pero si había un equipo ideal para ir por un triunfo fuera de Arroyito, ese era el taladro, que llegaba en las mismas condiciones en las que está hoy: como uno de los peores equipos del campeonato. Pero una vez más el comportamiento del canalla distó una enormidad de lo que suele mostrar en Arroyito, a tal punto que nunca pudo ni siquiera jugarle de igual a igual. Llamó la atención que Banfield le marcara tanta diferencia, y eso fue la consecuencia de no haber sabido romper con ese maleficio que persigue al canalla cada vez que le toca jugar fuera de su estadio.
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Los futbolistas de Central se lamentan en uno de los goles de Banfield. El equipo no pudo dar el salto de calidad.
Leonardo Vincenti / La Capital
Bajos rendimientos individuales y colectivos
Para que se dé todo lo que más arriba ya se explicó fue necesaria una producción futbolística de bajo vuelo y Central llegó a eso producto de muy bajos rendimientos, tanto en lo individual como en lo colectivo. Porque sólo un par de buenas intervenciones de Fatura Broun (fue quien mantuvo al equipo en partido), el resto brilló por su ausencia. No hubo ningún jugador que sobresaliera o que fuera capaz de marcar la diferencia en alguna jugada y frente a eso la estructura no sólo jamás salió al rescate, sino que la misma también crujió. Poquito de las partes y casi nada del todo. Para este Central todo eso resultó un combo letal.
Errores propios para los que no tuvo solución
El mal partido que jugó Central fue suficiente como para que Banfield lo dejará sin chances, pero frente a una actuación endeble, lo peor que un equipo puede hacer es agregarle errores propios. El canalla hizo lo primero y también lo segundo. Por supuesto queda como una de las imágenes más fuertes esa doble mala salida de Mallo que le posibilitó al taladro bajarle la persiana al partido, pero antes de eso hubo otros tantos errores propios (y muy puntuales) que fueron como una granada con la que se le jugaba a sacarle el seguro. Lo de los primeros cinco minutos fue lo más evidente, pero las malas acciones no se detuvieron, hasta esa acción de Mallo ya casi sobre el final. Central podría darse algún tipo de licencia y que las cosas no le salgan del todo bien, pero no está para cometer el tipo de errores que cometió.