Fabrina Donato
Fabrina Donato
Especial para La Capital
Finalmente, los dos cuerpos buscados de la pareja timbuense fueron encontrados en la zona del riacho El Bobo, en las aguas del río Paraná. Prefectura Naval Argentina dio con Silvia Pérez el lunes pasadas las 16 horas, y unas horas después, cerca de la medianoche, con el cuerpo de Adhemar Albornoz. Ambos cadáveres fueron trasladados al Instituto Médico Legal de Rosario donde se practicarán las autopsias.
El descanso del fin de semana terminó en tragedia. El matrimonio de Timbúes salió de una guardería náutica de barrio Bella Vista, en Puerto General San Martín, junto a tres menores: dos hijos de la pareja y una sobrina de Albornoz. Los chicos de 12, 13 y 14 años tendrían tiempo después un rol clave para determinar la odisea vivida en la zona de las islas.
La familia amarró la lancha "Candelaria 1", de casco color blanco con matices rojos, en el riacho El Bobo, en el kilómetro 454 sobre la margen izquierda del río Paraná. La cantidad de preparativos de pesca y campamento dejaba entrever que no eran improvisados en las excursiones náuticas, al igual que las imágenes que ambos compartieron los últimos días en las redes sociales.
Pero la confianza les jugó una mala pasada. Silvia Lucía Pérez, de 46 años, buscó refrescarse en el agua y bajó por la costa, al lado de donde habían elegido pasar la tarde. La geografía del lugar con un remanso y una importante profundidad en pocos metros, de acuerdo al relevo de Prefectura, le impidieron salir a la superficie.
Adhemar Albornoz, su pareja, al contemplar lo sucedido se lanzó al río con intenciones de socorrerla. A los pocos minutos ambos desaparecieron de la vista de los tres adolescentes que quedaron en tierra, quienes entre desesperados y preocupados pidieron ayuda a gritos, y con el silbato de seguridad de navegación.
Poco después arribó una embarcación con una pareja y dos adolescentes quienes ayudaron a los menores a contactarse con sus familiares y los transportaron hasta el margen derecha del Paraná donde pudieron comunicarse con un mayor: la hermana de Adhemar.
Flavia Albornoz alertó a Prefectura lo sucedido con un contacto al 106 (número de emergencias náuticas) alrededor de las 17.30 del domingo, e inmediatamente los efectivos verificaron la información y encontraron la lancha sola en el lugar mencionado. Tiempo después dieron con los adolescentes y su tía en la otra margen del río.
De esa manera comenzó el operativo coordinado por el fiscal en turno Jorge Gamal Taleb, de la Secretaría del Juzgado de la ciudad de Victoria, Entre Ríos, y el fiscal Aquiles Balbis del Ministerio Público de la Acusación de la ciudad de San Lorenzo. Ambas jurisdicciones ajustaron sus directivas para diagramar la búsqueda encabezada por Prefectura Naval, con colaboración de la policía de islas.
A las 16 del lunes, los efectivos, junto a los buzos de la estación Sipa de la Prefectura de Rosario, en tareas de rastrillaje hallaron el primer cuerpo sin vida flotando en la superficie, unos 2.500 metros aguas abajo sobre el riacho El Bobo. Tiempo después, los familiares reconocieron a Silvia Pérez.
En diálogo con LaCapital, el fiscal Taleb había confirmado que dio la directiva de que "la búsqueda se mantenga hasta que los encuentren". El recorrido de Prefectura no se detuvo ni siquiera con la llegada de la noche. Los buzos trabajaron desde las 6.30 de la mañana hasta el último rayo de sol que se registró alrededor de las 20.30.
Finalmente, el cuerpo de Adhemar Albornoz emergió en la madrugada del martes, poco después de la medianoche, en la misma zona en que hallaron el cuerpo de su mujer. Sus familiares acompañaron en la costa durante todo el día esperando un milagro, pero las primeras funestas hipótesis se confirmaron.
Los cuerpos fueron trasladados al Instituto Médico Legal de Rosario para practicar las autopsias correspondientes, pero se presume que el causal de la muerte de ambos es de asfixia por sumersión, lo que implicaría que no habría causa penal aparente.
El caso volvió a poner en el tapete la peligrosidad del río y las recomendaciones que las autoridades hacen a los navegantes sobre llevar las medidas de seguridad en la embarcación, y ampliar las precauciones a la hora de zambullirse en el río, utilizando lugares apropiados.