Con solo un día de diferencia, dos ejemplares de aguará guazú aparecieron en zonas urbanas y periurbanas de la provincia y a pocos kilómetros de distancia. En ambos casos, los animales fueron rescatados desde el interior de viviendas, adonde seguramente llegaron para refugiarse.
Este miércoles, la Guardia Rural Los Pumas trabajó en un procedimiento para rescatar una hembra que apareció en un domicilio de calle Roque Sáenz Peña al 1600 de Coronda, cabecera del departamento San Jerónimo. También se hizo presente en el lugar personal de la Policía Motorizada y médicos veterinarios.
Tras un importante esfuerzo lograron sedarla porque el animal estaba algo alterado, aparentemente porque la venían corriendo unos perros. El médico veterinario Edmundo Claussen, que intervino junto a uno de sus hijos, contó que según lo que le expresaron desde Medio Ambiente de la provincia, debían llevarla a una reserva ubicada en Wildermuth, también conocida como Estación Granadero Bustos, en el departamento San Martín.
En Larrechea, localidad del departamento San Jerónimo ubicada a 132 kilómetros al norte de Rosario y a solo 14 kilómetros de Coronda, un hombre se comunicó este martes con la policía para avisar que en su domicilio, en la zona rural del pueblo, había un ejemplar de aguará guazú.
A raíz de este hecho, personal de Comisaria 18º se comunicó con personal de la Policía Ecológica de Santa Fe, que juntamente con el guardafauna nacional y el encargado de la Granja en Desvío Arijón se hicieron presentes a los fines de examinar el estado del animal y posterior rescate. El animal fue liberado en la zona de Colastiné.
El episodio resultó llamativo, ya que el animal hasta comió alimento balanceado en el lugar donde se refugió, lo que dio la idea de que podía haber estado ya en contacto con seres humanos, y hasta semidomesticado.
Ubicado en la categoría de “casi amenazado” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el aguará guazú, llamado también lobo de crin, se ve cada día más acorralado por amenazas de todo tipo que le obligan a modificar sus hábitos y costumbres en su lucha por sobrevivir.
La progresiva reducción de las áreas de pastizal y de zonas húmedas va empujando a la especie hacia sectores más poblados, donde aumentan los peligros que la ponen en jaque: atropellamientos, cacerías, enfrentamientos con perros y enfermedades.
Al mismo tiempo, las investigaciones científicas para conocer a fondo la biología de estos animales se han multiplicado, junto con iniciativas de educación ambiental, estrategias de rescate y centros de rehabilitación.