Con la llegada del verano y el inicio de la temporada alta, las vacaciones volvieron a convertirse en una de las decisiones de consumo más exigentes para los hogares argentinos. Según un relevamiento del Instituto de Economía (Ineco) de la Universidad Argentina de la Empresa, una familia tipo necesitará, en promedio, $3.880.488 para viajar dentro del país durante la segunda quincena de enero, mientras que el presupuesto asciende a $10.334.454 si se opta por destinos del exterior.
Las cifras corresponden a un grupo familiar compuesto por dos adultos y dos niños, de acuerdo con la definición del Instituto Nacional de Estadística y Censos, y contemplan únicamente transporte y alojamiento.
Cuántos salarios representan las vacaciones
El informe de Ineco tomó como referencia un salario promedio mensual RIPTE de $1.627.212. En ese marco, vacacionar dentro del país equivale a 2,38 salarios, mientras que hacerlo en el exterior demanda 6,1 salarios promedio.
El estudio destacó que esta relación entre costo de las vacaciones e ingresos se mantuvo prácticamente sin cambios respecto del verano anterior. Si bien los precios subieron en términos nominales, la evolución de los salarios permitió que el esfuerzo real no se modificara de manera significativa.
Destinos nacionales: grandes diferencias de precios
Dentro de la Argentina, la principal variable que explicó las diferencias de costos fue el alojamiento. Entre los destinos más caros se ubicó Cariló, con un presupuesto estimado de $10.665.172, equivalente a 6,55 salarios promedio. Le siguieron Pinamar, con $8.026.847 (4,93 salarios), y Bariloche, con $5.541.566 (3,41 salarios).
Un escalón más abajo aparecieron alternativas como Mar de las Pampas, Puerto Iguazú y Puerto Madryn, con presupuestos que oscilaron entre $4,24 y $4,85 millones.
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En el otro extremo, las opciones más accesibles del relevamiento fueron Villa Gesell, con $2.188.670 (1,35 salarios), Necochea, San Clemente del Tuyú, Rosario y Mar del Plata, todas por debajo de los $2,8 millones para una quincena.
El informe señaló que destinos como Mar de Ajó, Necochea, Miramar y Villa Carlos Paz mejoraron su accesibilidad en comparación con el año pasado, mientras que otros registraron un aumento en su costo relativo.
Vacaciones en el exterior: Santiago, la sorpresa
Viajar fuera del país implicó, en promedio, un desembolso muy superior. Madrid encabezó el ranking de destinos más caros, con $17.187.220, equivalentes a 10,56 salarios. Nueva York y Miami requirieron $14.254.930 y $10.957.086, respectivamente.
En contraste, Río de Janeiro demandó cerca de $6 millones, mientras que Santiago de Chile se ubicó como una de las opciones más llamativas del informe: $3.277.739, es decir, poco más de dos salarios promedio. El estudio remarcó que vacacionar en la capital chilena resultó más barato que hacerlo en 13 de los 25 destinos nacionales analizados.
Según Ineco, estos datos reflejaron que el turismo interno no siempre representó la alternativa más barata y que, en algunos casos, destinos internacionales compitieron en precio con plazas tradicionales de la Argentina.
Gastos que encarecen las vacaciones
El trabajo advirtió que los montos informados no incluyeron consumos habituales durante las vacaciones. En la Costa Atlántica, por ejemplo, el alquiler diario de una carpa promedió $55.448, con valores que superaron los $118.000 en algunas localidades.
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Una comida en restaurante para una familia de cuatro tuvo un costo medio de $89.831, con picos en los destinos más exclusivos. Asistir a una obra de teatro en Mar del Plata implicó un gasto cercano a los $132.000 por función.
Poder adquisitivo y proyección
La principal conclusión del informe fue que el turismo, tanto interno como externo, continuó siendo una opción de consumo relevante para las familias argentinas, pese al contexto inflacionario. En paralelo, el estudio advirtió que, en los últimos dos años, los destinos internacionales se volvieron relativamente más accesibles, en parte por la mejora del salario medido en dólares oficiales.
No obstante, Ineco recomendó cautela al proyectar el escenario a futuro. Cambios en el tipo de cambio o una aceleración inflacionaria podrían alterar rápidamente la relación entre precios, salarios y capacidad de viajar de un verano a otro.