Salir a pasear no debería conllevar mayores esfuerzos que decidir hacerlo. Para los pacientes electrodependientes, esta opción reviste otro tipo de contemplaciones. Por eso, una fundación rosarina está en pleno proceso de readaptación de un colectivo usado en el sistema del transporte interurbano para dotarlo de equipamiento y personal especializado para salir a hacer paseos por la provincia con personas que requieran este tipo de asistencia. El vehículo contará con capacidad para que tres familias completas puedan disfrutar de un plan que, según cuenta quien ideó el proyecto, ni siquiera en sueños puede proyectarse.
Justamente, el colectivo “Sueños” es un proyecto de esparcimiento para pacientes electrodependientes, llevado adelante por la Fundación Emperador. Se trata de un colectivo que funcionó en el sistema interurbano de pasajeros y que se encuentra en pleno proceso de reconversión para adaptarlo a las necesidades que puedan a tener las personas con esta condición y quieran dar un paseo.
“Soñamos esto para personas que tienen imposibilitada la capacidad de soñar con un paseo, porque son personas que están internadas en sus domicilios, conectadas a máquinas que les dan el soporte de vida, en distintos estados de criticidad”, dice Fabián Fiori, titular de la fundación, en diálogo con La Capital.
Fiori cuenta que su familia siempre fue “viajera”. Por eso en 2017, cuando su hijo Adriano adquirió la condición de electrodependiente (su patología de base es encefalopatía crónica no evolutiva, por lo que necesita asistencia mecánica respiratoria y alimentación por sonda a través de una bomba), debieron asimilar el impacto desde varios puntos de vista: “Tuvimos que fortalecernos como familia y empezar a mirar alrededor, ver las realidades que también eran similares. Por eso creamos la fundación, para empezar a soñar otras realidades”.
Con fondos conseguidos a través de la Fundación de la Bolsa de Comercio y de la provincia, la entidad adquirió un colectivo que funcionó como interurbano en la empresa Serodino. Pasó por tres carroceras (hoy se encuentra en una de Rosario) donde fue equipado y adaptado para que puedan salir a pasear tres familias completas, sin importar el grado de dependencia o motricidad que tengan las personas electrodependientes.
colectivo paciente electrodependiente
Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital
En uno de los laterales hay una rampa de acceso para personas en sillas de ruedas, mientras que en la parte trasera hay un dispositivo preparado para que suban pacientes en camillas.
La unidad es inédita en el país, al punto de que, al momento de ir a registrarla a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), a Fiori le dijeron que no tenían una categoría para la misma: “Nos otorgaron un permiso que se denomina benévolo, para circular hasta que se le adjudique una categoría a este tipo de transporte”.
Además de estar en plena transformación para el paseo de pacientes electrodependientes, el colectivo ya tiene el visto bueno para pasar su sistema de combustible de gasoil a biodiesel.
Destinos
Ya hay en vista algunos destinos para empezar a hacer viajes. Puerto Gaboto y Arroyo Leyes son dos de ellos; este último, a un sitio de pesca adaptada.
“En menos de 60 días vamos a empezar a viajar a algunos de los destinos con una unidad de similares características para empezar a conocer los lugares donde vamos a viajar y las adecuaciones de esos lugares. Además, para que las familias se vayan acostumbrando a lo que se viene”, expresa.
La importancia del colectivo, explica Fiori, recae en que los pacientes electrodependientes “ni siquiera pueden dar un simple paseo familiar porque dependen de insumos que sólo están dentro de una ambulancia. Y un vehículo como una ambulancia no tiene ventanas como para pasear”.
colectivo paciente electrodependiente
Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital
El colectivo tiene 14 metros de largo, es tipo motorhome y contará, dice Fiori, con “todos los elementos de biomedicina y de accesibilidad necesarios como para que acceda cualquier persona electrodependiente”.
La fundación, además, selló convenios con la firma Puerto Emergencias, cuando los paseos sean dentro de Rosario, para contar con personal especializado por cualquier emergencia; y con la empresa UTV, encargada de traslados aéreos, en el caso de que los viajes sean a un radio mayor al límite de la ciudad.
Asegura que la posibilidad de que un paciente electrodependiente pueda dar paseos es un sueño que “está en la cúspide”, pero no deja de lado que “hay familias que tienen las necesidades básicas sin resolver”. Junto a ellas, afirma, también están trabajando.
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Para que la mayor cantidad de familias puedan viajar, Fiori ya piensa en un sistema para que nadie se quede abajo del colectivo: que las familias de pacientes electrodependientes que cuenten con mayores recursos puedan hacer uso del colectivo y cubrir los gastos y que ese dinero ingrese a un fondo para que, con el mismo, se puedan cubrir los viajes de las familias que tengan menos recursos. De esta manera, todos podrán viajar. “Estamos bastante cerca de terminar el objetivo”, concluye.