Con el objetivo de evitar la contaminación del río con colillas de cigarrillo, el Concejo aprobó una ordenanza que habilita a fumar sólo en espacios abiertos muy reducidos de las zonas en contacto con el río. Los clubes con playa, La Florida y la Rambla Catalunya deberán readecuar lugares al aire libre para los fumadores.
La normativa, aprobada el viernes, entrará en vigor en junio del año próximo para dar tiempo a que tanto La Florida, la Rambla Catalunya, y todas las instituciones que cuenten con playas, balnearios o espacios al aire libre en contacto directo con el Paraná, adecuen las instalaciones.
La ordenanza prevé que se pueda fumar en sectores demarcados para tal fin, que serán equivalentes, como máximo, al 20 por ciento de la superficie total del predio que se encuentre al aire libre o semicubierto.
La autora de la ordenanza, la edila Renata Ghilotti (Propuesta Republicana), destacó: “Una sola colilla de cigarrillo puede contaminar hasta cincuenta litros de agua potable y representa entre el 30 y 40% de todos los residuos recogidos cada año en la limpieza urbana y de playas a nivel mundial. Es hora de cuidar nuestro hábitat y nuestro futuro”.
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Entre las instituciones alcanzadas por esta ordenanza se encuentran los clubes que cuentan con playas.
El presidente del Club Rosario Central, que cuenta con su sector de playas, Rodolfo di Pollina, se mostró de acuerdo con la nueva ordenanza. “La pandemia hizo que tomemos conciencia de muchas cosas, entre otras que tenemos que cuidar más el medio ambiente y si esta nueva normativa ayuda, bienvenida sea”, declaró en diálogo con La Capital.
El directivo comentó que “los clubes queremos adecuarnos a lo que facilite el cuidado de la naturaleza y creemos que los socios se van a adecuar”, explicó.
Requisitos
A partir de junio del año próximo todas los balnearios públicos o privados, concesionarios o clubes, deberán dar cumplimiento a diversos requisitos para visibilizar el lugar destinado a los fumadores: colocar señalética que indique la existencia del sector para “no fumadores”, con la expresa indicación respecto a la prohibición de fumar. Lo mismo deberán hacer para demarcar el espacio para “fumadores”.
En el sector para “fumadores”, deberán colocarse recipientes para depositar las colillas de los cigarrillos, a una distancia máxima de cinco metros entre sí, y respecto a las líneas divisorias con el sector “fumadores”.
Estos recipientes estarán pintados de color brillante y deberán contener la leyenda “Fumar es perjudicial para la salud. Cuidemos nuestras playas”.
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Por último la ordenanza indica que cada institución deberá “coordinar la recolección del material contaminante con las secretarías y dependencias municipales que correspondan, como así también organizaciones no gubernamentales y asociaciones ambientales”.
Por su parte, Di Pollina consideró que “la Municipalidad debería capacitar al persona de los clubes, como a la población en general sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y la disposición de las colillas de cigarrillo”. Y destacó que “así como nos adecuamos a los protocolos Covid-19, también lo haremos a esta nueva disposición”.
Playas libres de humo
Un antecedente a la nueva ordenanza rosarina fue la que el Concejo Deliberante de Pinamar promulgó el año pasado y que prohíbe fumar en las playas de esa localidad con el objetivo de evitar la contaminación por las colillas de cigarrillo.
Desde diciembre de 2019 en Pinamar el ingreso a la costa debe tener un cartel que indique “Playa libre de humo” y ceniceros que delimitan el lugar donde se puede fumar expresamente.
Las colillas y la contaminación
La organización ambientalista española SEO/BirdLife publicó el trabajo “Proyecto libera”, donde explica que “la primera fuente de basura mundial son las colillas de cigarrillo”.
A su vez, indica que “la mayoría de los filtros de las colillas están hechos de acetato de celulosa, un termoplástico (tipo de plástico que se funde a altas temperaturas para poder moldearlo) y pueden albergar sustancias tóxicas como hidrocarburos policíclicos aromáticos, nicotina, arsénico y otros metales pesados. El informe de 2017 de la ONG Ocean Conservancy, indica que las colillas suponen el 13% del número total de desperdicios recogidos en una campaña realizada a nivel mundial”.
El trabajo también señala: “Se ha comprobado que el material del que están hechas la mayoría de las colillas, acetato de celulosa, no es biodegradable, es decir que no se puede descomponer a través de la acción de seres vivos bajo condiciones ambientales naturales.
Otro gran problema es la recolección porque supone un gasto muy fuerte por el laborioso trabajo de recoger cada colilla.