El turquesa invade la escena de abajo hacia arriba. Entremedio, figuras recortadas, ardidas por el calor de febrero. Entran y salen del agua, festivas, teñidas de ese color. Es una fantasía de verano de la que todos son protagonistas. La acción sucede en las piletas del Polideportivo Saladillo (Nuestra Señora del Rosario 352) e invita a repensar los cuerpos y las diversidades. Cuerpos que se animan a ser otros, porque además es carnaval.
Es sábado y vecinos de la zona sur de Rosario se encuentran con "la colectiva" La Yarará y con integrantes de la Dirección de Diversidad Sexual dependiente de la Secretaría de Género y Derechos Humanos de la Municipalidad. La propuesta busca la inclusión de las identidades diversas y promover los derechos del colectivo LGBTIQ+, reivindicando su derecho al esparcimiento y el disfrute en estos espacios de veraneo.
Por su parte, La Yarará es un colectivo LGTBIQ+ conformada por artistas visuales, poetas, intelectuales, DJs, performers y diseñadores de la ciudad que llevan adelante diferentes acciones artísticas-políticas disidentes, con el objetivo de visibilizar y poner en juego diferentes problemáticas, como género, cuerpos y espacio.
"El área de Diversidad Sexual abre la propuesta a generar contenido propio, así que nos sumamos a las actividades de verano de la Municipalidad con esta idea de Verano Fantasy: pool party. El mensaje es el empoderamiento de los cuerpos, porque los cuerpos disidentes hemos sufrido en muchos momentos de nuestra vida o nuestra niñez, en lo que involucra a los cuerpos y socializar en el verano. Socializar desde la desnudez siempre fue tema de violencia y bullying para las personas trans, que tienen habilitados estos lugares pero no vienen, porque tienen que romper con todo el tabú. Toda piba trans vio en algún momento al verano como una imposibilidad, por eso esta actividad busca sanar esta cuestión, porque todes necesitamos un verano", cuenta Ariana Osuna, licenciada en Bellas Artes y flamante DJ de la jornada.
Por su parte, Matías Casadey, referente de la Dirección de Diversidad Sexual, destaca el rol que tienen este tipo de acciones. "Es importante porque queremos que la comunidad venga. Después de la pandemia y de estar encerrados es una apuesta a encontrarse en la realidad y no en la virtualidad. En esta oportunidad, los y las interesadas se podían registrar en un link que la dirección de Diversidad lanzó en redes. Generar propuestas así era algo que no existía, es innovadora porque la Dirección tiene una tendencia a la asistencia, al trabajo social, porque es lo más urgente y lo que más requiere nuestro colectivo. Apuntamos a la concientización y a la promoción de derechos", enfatiza.
Ariana agrega que "las trans siempre hemos estado en la oscuridad, en el fetiche, en el morbo, pero tenemos una lucha histórica y esta actividad nos encuentra de otra manera". "Los cuerpos trans, maricas y trolos somos merecedores del verano y de hacer deporte como cualquiera. Gracias a Romina Marucco, directora de Diversidad Sexual, pudimos concretar la propuesta, porque detrás de toda esta fiesta hay dolor que tiene que ver con la hostilidad social".
Mientras tanto, las tres emblemáticas esculturas que estaban ubicadas frente a la tradicional farmacia L’Aiglon, en el corazón del barrio Saladillo, y que fueron llevadas al Polideportivo, están siendo intervenidas por el colectivo con lazos multicolores de la bandera del orgullo LGBTI+. La intención de la actividad es mostrar los cuerpos distintos, en traje de baño, con juegos, música y material informativo sobre diversidad sexual.
"Vivo por el barrio, en Tiro Suizo. Estoy con mis hijos, que están fascinados. Se prenden en el baile y en los juegos, los miran con admiración, sin esa cosa del prejuicio. No señalan ni que el varón tiene malla entera o bikini o pañuelo de colores, ni si tiene aros puestos. Tienen 7 y 12 años y ya están acostumbrados a este cambio generacional de ver a otro sin prejuicios. Yo siempre les hago hincapié en que no excluyan a un amigo si es gay", señala Leila, quien asiste al polideportivo como cada sábado.
Una pareja joven toma mate a la sombra y comenta la actividad. "Ahora vivimos en el macrocentro, pero todos los veranos venimos acá, sacamos el abono", cuenta Patricio. Respecto de la intervención del colectivo, expresa: "Mientras que cada uno sea feliz con el cuerpo que tiene y con lo que es en su interior, mientras no le moleste a otro, está bien. Hoy todavía le falta a la sociedad, falta evolucionar".
Ricardo es de avenida del Rosario y San Martín, trabaja de metalúrgico y tiene una cochera. Es el primer año que se asocia a las piletas. Se acerca bailando por el borde de la pileta al ritmo de clásicos referidos al colectivo LGBTI. "No sabía de la actividad, me sorprendieron, me gusta la música, está buenísima. El cuerpo en verano toma otro color, no me da vergüenza ni me tapo, me gusta el sol y el aire libre. Cada uno es dueño de su vida y de su sexualidad,
pero hay mucho por hacer, hay gente a la que no le gusta mostrar su cuerpo", dice.
El de este sábado fue el cierre de cuatro intervenciones que se dieron durante febrero en los polideportivos municipales, pero desde el colectivo trans prometen más.
"Estamos invitadas a un evento de deporte, que comienza el viernes próximo en el club Provincial. La cuestión de ser trans, gay o trava tiene que ver con una posición política más allá de lo ideológico. Es la decisión política de desarmar estructuras que nos ha costado bastante y la vida a muchas. La actividad no solo está relacionada con los cuerpos sino con el deporte, en las piletas. Todavía cuesta vivir en la diversidad, tengo 51 años y me costó mucho dentro de lo normativo aceptable de la sociedad. Hoy, con la edad que tengo, celebro que los más jóvenes pueda hacer estas actividades. Este movimiento viene a desarmar estructuras que nos han hecho mucho daño", concluye Carla Rivero, docente trans y parte de otro colectivo LGBTI, Les Yaguaretés.
Maxi Rossini es diseñador y artista y forma parte de La Yarará. "Lo que hacemos es ocupar el espacio público, intervenirlo con las cuerpas, con el deseo y con el goce, con el baile y con la libertad. Por fuera se puede ver como algo festivo, pero es algo sumamente político. Desde Yarará estamos intentando hacer una agenda más allá de la marcha del orgullo, que siempre nos nuclea. Es un grupo abierto, hay compañeres del arte, las ciencias sociales, de la psicología y el diseño. Pero la idea es sumar y que vaya creciendo el movimiento".