A pocos días de la conferencia de la ONU sobre cambio climático COP28 en Emiratos Árabes Unidos, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) dijo en un informe anual de emisión de gases que la temperatura media del planeta ya está 1,2ºC por encima de la que tenía en la era preindustrial, cerca de los 1,5ºC a los que debería limitarse.
“Es necesario tomar medidas drásticas ya”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, en conferencia de prensa en la sede del organismo en Nueva York.
“Los líderes deben redoblar drásticamente sus esfuerzos, con ambiciones récord, acciones récord y reducciones récord de emisiones”, agregó Guterres de cara a la COP28 a celebrarse en Dubai del 30 de noviembre al 12 de diciembre.
Esto exige “arrancar las raíces venenosas de la crisis climática: los combustibles fósiles”, señaló. Guterres calificó de “un fracaso de liderazgo, una traición a quienes son vulnerables y una enorme oportunidad perdida” la brecha entre los compromisos de los Estados y lo que sería necesario para respetar los objetivos del acuerdo de París de 2015 y limitar el calentamiento global a 1,5 respecto a los niveles preindustriales.
“Un cañón lleno de promesas incumplidas, vidas destrozadas y récords rotos”, dramatizó el titular de la ONU, que anunció que partía hoy en un viaje a Chile y la Antártida, para observar con sus “propios ojos el impacto mortal de la crisis climática”.
Publicado poco antes de la COP28, el texto del Pnuma es un nuevo grito de advertencia. Ni Pnuma ni Guterres toman nota de una herramienta paliativa que cada vez más se toma en consideración: las distintas alternativas que ofrece la llamada "geoingeniería". Esta tecnología incluye opciones como la dispersión de compuestos de azufre en la estratósfera que imitan el efecto refrigerador de una erupción volcánica, o la fertilización de los océanos para que absorban más CO2 de la atmósfera. También se piensa en tomar sal del aguar de mar e inyectarla en las nubes, haciéndolas más reflectivas a la luz solar. Por ahora, la única geoingeniería que se aplica es la inyección de CO2 en el suelo profundo, donde se congela. Esto lo hacen algunos países, como Noruega en sus campos gasíferos del Mar del Norte. Los ecologistas y muchos científicos rechazan las otras geoingenierías, pero en la anterior COP, la 27, ya se discutieron seriamente.
Este año está previsto que sea el más cálido de la historia, y el informe señala que “el mundo está siendo testigo de una aceleración perturbadora en el número, velocidad y escala de récords climáticos superados”.
Para reducir las emisiones lo suficientemente rápido como para evitar impactos catastróficos, “se requieren esfuerzos ambiciosos y urgentes de todos los países para reducir el uso de combustibles fósiles y la deforestación”, dijo el Pnuma. No hay ninguna referencia a las geoingenierías.
El informe hace un llamado a todos los países para que lleven a cabo transformaciones del desarrollo con bajas emisiones de carbono en toda la economía, centrándose en la transición energética. Pero en contraste con la retórica de Guterres sobre los hidrocarburos como "raíces venenosas", en todos los países en desarrollo se impulsa el uso de estos combustibles. Es el caso de Argentina con el yacimiento Vaca Muerta: nadie propone sellarlo y dejar esa energía bajo tierra, todo lo contrario. Este ejemplo se repite en muchos otros países en desarrollo que poseen yacimientos hidrocarburíferos importantes.
El carbón, el petróleo y el gas extraídos durante la vida útil de las minas y yacimientos en producción y previstos emitirían más de 3,5 veces el denominado "presupuesto de carbono" disponible para limitar el calentamiento a 1,5ºC , y casi todo el presupuesto disponible para 2 , según el texto de la ONU.
La transición hacia un desarrollo con bajas emisiones de carbono plantea retos económicos e institucionales a los países de renta baja y media, pero también ofrece importantes oportunidades. Las transiciones en estos países pueden ayudar a proporcionar acceso universal a la energía, sacar a millones de personas de la pobreza y expandir industrias estratégicas, asegura Pnuma. La directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen, instó a las naciones del G20, responsables de aproximadamente el 80% de las emisiones, a liderar las reducciones globales de emisiones. Algunas, advirtió, están en “modo pausa”.
“Es absolutamente crítico que el G20 intensifique sus esfuerzos”, dijo Andersen. Argentina, como Brasil, gran productor de hidrocarburos, son miembros del G20, al igual que potencias petroleras EEUU, Rusia, Canadá, Países Bajos, Reino Unido, México, Arabia Saudita e Indonesia. Argentina también forma parte del grupo. Como se observa, resulta difícil conciliar la retórica de Guterres y Andersen con la realidad socioeconómica de estas naciones.
El informe del Pnuma examina la diferencia entre las emisiones que aún serán enviadas a la atmósfera según los planes de descarbonización de los países y lo que la ciencia dice que se necesita para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París de 2015, que estableció que los países acordaron limitar el calentamiento global “muy por debajo” de +2 , y si posible, a +1,5 .
Para 2030, las emisiones globales deberían ser 28% inferiores a lo que indican las políticas actuales para mantenerse por debajo de los 2ºC , y un 42% inferiores para el límite más ambicioso de +1,5 , dijo el informe.
La única manera de evitar un rebasamiento significativo de 1,5ºC es acelerar significativamente la aplicación de recortes en el consumo de hidrocarburos dentro de esta década. “Tenemos mucho trabajo por hacer porque en este momento no estamos donde deberíamos estar”, dijo Andersen.
Según el Acuerdo de París alcanzado en la COP21 en la capital de Francia en 2015, los países deben presentar planes de reducción de emisiones cada vez más amplios, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, o NDC.
El Pnuma calcula que la implementación completa de las NDC para 2030, sin tener en cuenta el apoyo externo, daría un 66% por ciento de probabilidad de que la temperatura media de la Tierra aumente en 2,9 para 2100. Si no se toman en cuenta las promesas de reducción de emisiones, el mundo se encamina irremediablemente hacia más de +3ºC .
Las NDC “condicionales”, que dependen de financiamiento internacional, probablemente reducirían el aumento a +2,5 durante este siglo, según el informe.
El Pnuma dijo que si se cumplieran en su totalidad todas las NDC condicionales y las promesas a largo plazo de emisiones netas cero, aún sería posible limitar el aumento de temperatura a 2 .
Pero advirtió que actualmente estas promesas de emisiones netas cero no se consideran creíbles, ya que ninguno de los países más contaminantes del G20 ha reducido las emisiones de acuerdo con sus propios objetivos. El G20 incluye a China, el mayor emisor de gases, a EEUU, el segundo y a India, otro gran emisor de gases, tanto por combustión de motores como por agricultura y ganadería.
Incluso en el escenario más optimista, la posibilidad de limitar el aumento de temperatura a +1,5 es ahora solo del 14%.
La Organización Meteorológica Mundial acaba de señalar que los niveles de los tres principales gases de efecto invernadero, el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, rompieron récords el año pasado.
El Pnuma preconiza NDC más ambiciosos, y para ello deben ser actualizados de aquí a 2025. Andersen se dijo optimista ante la COP28, a pesar de las divisiones causadas por la invasión de Rusia a Ucrania y el conflicto entre Israel y el movimiento palestino Hamas. “Los países y las delegaciones comprenden que, independientemente de estas profundas divisiones que existen, el medio ambiente no espera y el clima ciertamente no lo hará”, dijo. “No se puede presionar el botón de pausa”, advirtió.