Matías Benicelli, uno de los rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa, escribió una carta desde la cárcel en la que acusó a Máximo Thomsen de liderar un “pelotón de fusilamiento”, y pidió "que la muerte de Fernando sea recordada como la de un mártir, que ofrendó todo cuanto tenía, su vida".
El joven, sentenciado a prisión perpetua, aseguró que no fue él quien mató a Fernando el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell y que estuvo "en el lugar y tiempo equivocado”.
Benicelli, considerado por los jueces como coautor de homicidio doblemente agravado por alevosía y en concurso premeditado de dos o más personas, invocó a Dios para que "imparta una justicia donde los hombres no alcanzan" y aseveró: "Yo sé que no maté a Fernando".
“Tengo una hermana mayor que es preciosa y un hermano menor de 17 años a quienes quiero y extraño cada día, una mamá amorosa y un padre que es mi ejemplo de trabajo, de esfuerzo y de dignidad de vida. Con ellos aprendí el valor de la familia, a creer en Dios y a sostener valores que hoy, más que nunca, me sostienen en la prisión en la que estoy", inicia la misiva difundida por su abogado, Carlos Attias.
Benicelli aseguró que no fue "parte de un pelotón de fusilamiento que a patadas sesgó la vida de Fernando. Ni fui uno de los que salían a buscar peleas por Zárate con otros grupos para jactarme de esas supuestas hazañas. Estuve en el lugar y momento equivocado porque fui de vacaciones a Villa Gesell con un grupo de 9 personas".
“Y las causas que no justifico y los actos de algunos que nunca terminé de entender, terminaron absurdamente con una vida de un adolescente de 20 años. La misma edad que yo tenía. Por eso entiendo a los jueces que me condenaron y, sobre todo, comprendo y justifico a los padres de Fernando. Porque ellos creen que todos los que estuvimos aquella noche fuimos sus asesinos", escribió.
Añadió: “Me resta la esperanza de que la misericordia de Dios, nos devuelva la paz e imparta una justicia donde los hombres no alcanzan. Y que la muerte de Fernando sea recordada como la de un mártir, que ofrendó todo cuanto tenía, su vida, para que la violencia sea erradicada para siempre de todos los lugares públicos y privados donde se reúnen los jóvenes para festejar la vida y no para invocar la muerte".
“Pedir perdón parece una hipocresía cuando no sale directo desde del corazón. San Francisco decía: 'Es preciso amar para ser amado, perdonar, para ser perdonado'. Yo sé que no maté a Fernando, pero pido perdón de todo corazón en nombre de todos los que causaron su trágica desaparición. Mi solidaridad y mi amor está con los padres de Fernando, como está también con mi familia", concluyó.