Habla pausado, sin estridencias, demostrando una tranquilidad que seguramente no halla lugar en su interior. Sentado en las penumbras del estudio mayor de Canal 5 reitera el concepto de “extrema responsabilidad” cuando se le pregunta sobre el peso simbólico de asumir constituirse en el mascarón de proa del programa más visto de la televisión rosarina. Es que “el noticiero está íntimamente ligado al cotidiano de las personas”, aduce y espera confiado: “Aquí cada dato se chequea 100x100 y, con toda la información que hay en las redes sociales, es cuando el noticiero cobra más relevancia”. Leo Farhat volverá mañana al trabajo luego de una operación de hernia de disco y será como conductor de la primera edición de “Telefé Noticias”, junto a Sonia Marchesi.
Y si bien hace 12 años que es movilero de ese informativo y hace cuatro que viene reemplazando a Ariel Bulsicco y Cristián Lavallén en la conducción del envío durante sus vacaciones, no tiene dudas: “Esto es lo más importante que me pasó en la vida y la etapa que viene es la más importante”.
Leonardo Abraham Farhat nació el 17 de marzo de 1973, pasó su infancia en barrio Parque y fue alumno de la Escuela República de Bolivia. Hizo el secundario en el Liceo Avellaneda y a los 14 se las arregló para participar de algunos programas en FMs comunitarias. Ni bien terminó el ciclo medio empezó a trabajar en Cablehogar —donde se sumergió de lleno en la tele organizando las programaciones de los canales—, comenzó abogacía y dejó; decidió estudiar periodismo en el Iset Nº18 y en el medio hasta le tocó la colimba.
Debutó en la pantalla en el programa “El kiosko”, de Mercedes Noble, para el que salió por primera vez a la calle a buscar una noticia. Y nunca pudo regresar de esa fascinación. Alberto J. Llorente lo llevó a la pantalla grande como cronista de espectáculos, fue durante seis años corresponsal del Canal 26 y América TV de Buenos Aires, y condujo “CN” —el noticiero del canal local de Cablehogar— hasta que apareció en 2004 la posibilidad de hacer un casting para “Telefé Noticias”.
“Hace 20 años que estoy en la calle, mi trabajo ha sido la calle, se me caen las lágrimas de pensar que esto cambiará. Agarré un amor muy fuerte por la calle, por la gente, por darle una mano a la gente desde el periodismo”, explica quien también es el conductor de “Tenemos una historia”, un programa informes periodísticos que si bien está hoy en la grilla de Cablehogar, produjo sus últimos informes en 2013, año en el que Farhat fue reconocido por su labor con el Magazine de Carlos Bermejo.
“Cuando decidí ser periodista lo hice para ayudar a la gente. Pienso que mi misión desde el periodismo es ayudar mostrando tu problema. Me siento muy feliz yendo a los barrios, hablando con la gente. No me canso, no me afecta ni el calor ni la lluvia ni el frío. Siempre salí a buscar la noticia, a estar al lado del vecino, me gusta estar ahí, en la cobertura de la noticia. En algún momento voy a extrañar todo eso”, asegura quien además del periodismo se ha dedicado a la animación de eventos, shows y fiestas populares, como la de Colectividades o el Carnaval.
—¿La calle no debería ser un background indispensable para encarar la conducción del noticiero?
—Sí señor, creo que la mejor escuela que puede tener un periodista es la calle porque aprendés a entender la mirada, los gestos o los movimientos de las personas. Hacer tantas notas de tantos temas y reportear tanta gente te habilita a saber qué preguntar.
—Delante de la cámara tenés un estilo más descontracturado que el que tiene Bulsicco, ¿te pesa la expectativa generada por el cambio de estilo?
—Un compañero de trabajo me dijo alguna vez que tenemos tres estilos diferentes (se refiere a Bulsicco y a Lavallén), que cada uno tiene su forma de ser, de comunicar. La empresa lo permite y entonces está todo bien.
—La cámara forja un estilo, ¿cómo definirías el tuyo?
—Cuando estás con amigos, con la familia, con otras personas, vos hablás de todo, de todos los temas. Te amargás, te ponés feliz, pasás por distintos estados emocionales y yo quiero hacer lo mismo acá. Quiero que el televidente sienta que estoy dentro de su casa, que vamos a hablar de cosas tristes que nos van a doler, que vamos a hablar de felicidad, que te voy a decir qué podés hacer el fin de semana para divertirte en familia, que lamentablemente te voy a tener que contar la mala, que me voy a indignar con vos. Quiero que hablemos de todo y que pasemos un buen momento juntos. Y contesto la pregunta: mi estilo es la vida misma.
—¿Y cómo se logra?
Durante todo este tiempo estuve forjando un lenguaje en el que nunca voy a usar palabras rebuscadas, que la gente no entienda. No me siento cómodo, considero que el periodismo debe hablarte como vos me hablás a mí. Quiero sencillez en el vocabulario para que a vos te llegue cada detalle de lo que te estoy contando. Ese es básicamente mi estilo.
—¿Periodista, conductor o animador?
—Vamos por los tres...
—¿Con ritmo de cumbia?
—No, Cuarteto, música electrónica y folclore. Me gustan los festivales.
—¿Una imagen del Liceo Avellaneda?
—El patio, el recreo.
—¿Del Iset 18?
—Los compañeros.
—¿De aquel Cablehogar?
—Recién terminaba la secundaria... El futuro, los deseos, los sueños de juventud.
—¿De Canal 5?
—El lugar que me lo dio todo. Desde lo humano hasta lo profesional. Acá adentro no hay nada que pueda ser reemplazado con plata. Amo este lugar. No tengo la camiseta del Canal 5 puesta, la tengo grabada en el cuerpo.
—¿La peor que pasaste haciendo periodismo?
—La tragedia de calle Salta y las inundaciones en Santa Fe. Pasé un mes viviendo allá.
—¿La mejor?
—La cobertura de caso Fraticelli. No por la noticia en sí, sino por lo que aprendí. Estuve un mes y medio yendo y viniendo de Venado Tuerto y de Rufino, y me rodeé de periodistas muy grossos, hice un curso acelerado de periodismo.
—¿Querés mandar saludos?
—A mi mujer y mi hija que bancan el tiempo que no estoy en casa.