Una manifestante falleció y 106 personas resultaron heridas ayer durante una de varias movilizaciones en Francia en protesta por la suba del precio de los combustibles, movilizaciones que representan un nuevo desafío para el presidente Emmanuel Macron. Según el gobierno, el 1º de enero de 2019 la tasa sobre las naftas subirá 3,9 centavos de euro por litro, y la tasa sobre el gasoil 6,5 céntimos.
La policía lanzó gases lacrimógenos a manifestantes en la avenida de los Campos Elíseos, en el centro de París, cuando muchos de ellos trataron de encaminarse al palacio presidencial. Después, cientos de manifestantes llegaron hasta el final de la calle donde hay tiendas de lujo y también donde queda el palacio, donde reside Macron.
Los manifestantes hablaban con policías antimotines cuando los agentes de pronto levantaron sus escudos y empujaron al grupo. Funcionarios del Ministerio del Interior calcularon que unos 244.000 manifestantes participaron en miles de protestas en todo el país, muchas de ellas espontáneas.
La manifestante que murió, de 63 años, falleció cuando una conductor en medio del bloqueo entró en pánico y aceleró en Pont-de-Beauvoisin, cerca de Chambery, a 460 kilómetros de París. De acuerdo con varios medios franceses, los manifestantes golpearon el auto de la mujer mientras ésta trataba de llevar a su hija al hospital. Cinco personas resultaron heridas de gravedad, mientras que otros tenían lesiones leves, dijo el Ministerio del Interior. Agregó que se arrestó a 52 personas. Los manifestantes, que se hacen llamar "chaquetas amarillas" porque van vestidos con chalecos fluorescentes, dijeron que bloquearían cabinas de peaje, y autovías que circunvalan París. La chaqueta fluorescente es un artículo que todos los conductores franceses deben llevar por ley en sus vehículos por si ocurre un accidente.
Las protestas por la suba de los impuestos a los combustibles concentraron el malestar de los franceses por una serie de problemas, como la caída del poder adquisitivo.
La suba arancelaria forma parte de la estrategia de la presidencia de Macron para aliviar la dependencia del país de los combustibles fósiles. Muchos conductores los ven como emblemáticos de una presidencia que consideran desconectada con las dificultades económicas de la población.
El motivo
Muchos franceses están convencidos de que pagan el precio más caro por los combustibles pero no es así. El litro de gasoil cuesta en Francia 1,48 euros, más que la media de la UE (1,43). Pero hay cinco países europeos donde el gasoil es más caro. Entre ellos, el Reino Unido y Bélgica. Lo que sí es cierto que el Estado galo se queda con el 57% de lo pagado por cada litro del diésel y el 61% del de gasolina. De hecho, la razón de la suba es la decisión de igualar la tasa fiscal de los dos tipos de carburante, por razones ecológicas. El gobierno de Macron espera alcanzar el objetivo en 2022.
El precio del combustible afecta poco a la Francia urbana que se desplaza en transportes públicos —o incluso en bicicleta— pero que representa una carga cotidiana para quienes viven en pequeñas ciudades o pueblos y necesitan el automóvil para desplazarse al trabajo o hacer las compras.