Treinta y seis prisioneros islamistas murieron asfixiados con gases lacrimógenos durante un intento de fuga, según la versión de la policía egipcia. Otras versiones dicen que fueron muertos a tiros al tomar de rehén a un oficial. El caso se suma a los casi 800 muertos verificados desde que el gobierno militar desató la represión contra los islamistas el pasado miércoles.
Ayer por la tarde los 36 prisioneros islamistas, todos miembros de los Hermanos Musulmanes, eran trasladados en un furgón a una prisión en las afueras de El Cairo. Según la policía y el Ministerio del Interior, murieron asfixiados por gases lacrimógenos lanzados dentro del furgón ya que habían secuestrado a un oficial de policía e intentaron fugarse. El convoy transportaba en total a más de 600 prisioneros islamistas. Pero el canal de Qatar Al Jazeera dio otra versión del episodio. Basado en un reporte de la agencia egipcia Mena, Al Jazeera y su corresponsal afirman que el furgón de los prisioneros fue en un primer momento atacado a tiros. Los prisioneros tomaron a un oficial como rehén en un intento de escapar, pero fueron muertos en un tiroteo. Otra versión dada por Al Jazeera en base a fuentes propias indica que cuando tomaron de rehén al oficial simplemente fueron muertos a tiros desde el exterior del vehículo.
La Alianza Contra el Golpe de Estado, que organiza las manifestaciones, denunció un "asesinato" y habló de 52 prisioneros muertos. Más de un millar de manifestantes y dirigentes de los Hermanos Musulmanes han sido detenidos en los últimos cinco días según el gobierno.
El ejército bloqueaba ayer con tanques las principales avenidas de El Cairo para impedir manifestaciones y el Ministerio de Asuntos religiosos anunció que las mezquitas se abrirían a partir de ahora únicamente para la oración, con el objetivo de evitar que sirvan de lugar de concentración para las manifestaciones que reclaman el retorno del derrocado presidente islamista Mohamed Mursi.
Los partidarios de Mursi convocaron el sábado una semana de manifestaciones pero no han logrado movilizarse desde ese día. Sólo unos pocos manifestantes se atreven a violar el toque de queda decretado por las autoridades. El viernes, 173 personas fallecieron, en su mayoría manifestantes, y 70 policías han muerto en la violencia de los últimos días según cifras oficiales. Ayer estaban convocadas nueve manifestaciones de los Hermanos Musulmanes, pero fueron suspendidas por "razones de seguridad".
El general Abdel Fatah al Sisi, jefe del todopoderoso ejército egipcio y nuevo hombre fuerte del país, aseguró que Egipto "no cederá" ante la violencia de los islamistas, durante una reunión con los principales jefes militares y de la policía. Pero, en un gesto de apaciguamiento, el gobierno anunció la prohibición de los "comités populares", milicias de jóvenes armados que atacan en El Cairo a cualquier persona que les parezca sospechosa —hombres con barba o mujeres con velo integral— así como periodistas extranjeros a los que acusan de defender al campo de Mursi. Después de haberlos dejado actuar libremente durante días, el gobierno los acusó ayer de llevar a cabo "acciones ilegales".