Nuestra comunidad educativa (personal directivo, docentes, no docentes y alumnos) se ha sentido profundamente conmocionada ante la reciente noticia del cruento asesinato con fines de robo de uno de sus ex alumnos: Leonel González. Se había graduado en 2012, después de haber cursado todos los años con excelentes calificaciones; era un joven optimista, alegre, buen compañero, y siempre dispuesto a todas las tareas escolares y extraescolares que le encomendaran sus profesores. Tenía 18 años y se encontraba trabajando. Su familia tenía fundadas expectativas de que se destacara en cualquier actividad que emprendiera en el futuro. Todas estas esperanzas, sin embargo, se vieron violentamente frustradas el día 15 de febrero pasado, cuando unos malhechores, con el fin de robarle la moto y otras pertenencias, lo ultimaron alevosamente, constituyendo este otro de los numerosos crímenes con fines de robo ocurridos en nuestra ciudad en los últimos tiempos (y que nos enteramos diariamente por los medios de comunicación), pero que nos toca tan de cerca. Esta situación ya no se puede tolerar más; las autoridades nacionales, provinciales y municpales deben agotar todos los medios para combatir este flagelo; en lugar de ello, muchas veces lo único que hacen es echarse la culpa mutuamente por su inacción o queriendo evadir responsabilidades, o dando largos dicursos de autoelogio y vana justificación, creando la imagen ficticia de un país inexistente.