Luego de una semana de fuertes críticas por parte de referentes del kirchnerismo, el gobernador bonaerense Daniel Scioli salió ayer despegar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de los cuestionamientos contra su figura y atribuyó esos ataques a "los fundamentalistas, los fanáticos" que, en su opinión, no cuentan con la autorización de la jefa del Estado.
"A la presidenta trato siempre de ponerla en un lugar diferente, es la que conduce el país. Además, veo una brecha importante entre lo que dicen los fundamentalistas, los fanáticos y lo que piensa la presidenta, que habla de tolerancia", sostuvo el mandatario bonaerense, aunque reconoció que hace meses que no dialoga personalmente con Cristina.
Sin dar nombres, y apelando a generalidades, Scioli añadió: "Hay casos emblemáticos como lo de (Jorge) Bergoglio. Cuando yo me reunía con él me cuestionaban y decían que me reunía con el «líder de la oposición» y ahora van todos, rescatan sus valores y su compromiso social. Yo no soy hipócrita y no voy buscando cambiar de opinión para agradar más o menos a la presidenta sino que mantengo una coherencia".
Pascuas. A tono con la fecha, Scioli mandó un mensaje para quienes lo colocar en el centro de la crítica. "Hay ataques furibundos, pero como buen cristiano que soy, en estas Pascuas pongo la otra mejilla", aseveró, y agregó: "Mientras algunos me atacan, la gente me dice «aguantá, Daniel, aguantá»".
Scioli, en sendas entrevistas a los diarios Clarín y Tiempo Argentino, intentó hacer equilibrio con Cristina de las fuertes críticas que comenzaron altos funcionarios del gobierno, como Florencio Randazzo y Julio De Vido, y que coronó la diputada Diana Conti con una frase que sonó a amenaza y advertencia: "No lo queremos echar, sino alinearlo".
"¿Qué significa la palabra alineado? Trabajo día y noche para responder el problema de cuatro millones y medio de pibes. No me meto en los dimes y diretes", afirmó Scioli, sin entrar en polémica con las expresiones de Conti.
Cuando se le preguntó que, a veces, se lo veía más cerca de la oposición que del gobierno, Scioli contestó: "Yo goberné con mayoría y después no la tuve. ¿Cómo corno quieren que saque las leyes si no hablo con la oposición? Hablo para tener herramientas para luchar contra la inseguridad . Y les agradezco a De Narváez, a Stolbizer y a los radicales, que han sido críticos conmigo pero que también, cuando vieron un límite a la gobernabilidad, tuvieron una actitud responsable".
También elogió al ex jefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner, Alberto Fernández, quien hace días se sumó a La Juan Domingo, la agrupación equivalente a La Cámpora, pero del sciolismo.
"Alberto es una persona que fue colaborador de Néstor y Cristina con una responsabilidad enorme. Tiene vocación de volcar su experiencia, pero eso enseguida se quiere tergiversar y, que yo sepa, no hay proscripción para nadie de hacer política o de tener sus aspiraciones", dijo Scioli, en otra afirmación lejana a la polémica.
Scioli reconoció que hace tiempo que no habla con Cristina, pero dijo respetar sus tiempos. "Cuando se da la posibilidad y la presidenta dispone de tiempo se puede dar de conversar. Hay veces que ha sido más fluido, otras veces no. Yo respeto muchísimo sus tiempos. Mientras tanto, yo como todo gobernador, hago mi trabajo, no voy a andar haciendo cuestiones porque no pueda tener una conversación. Imagino que, en la medida en que nos vayamos acercando cada vez más a la fecha de la definición de la estrategia electoral para este año, conversaremos estas cuestiones políticas, mientras tanto ella está abocada a la gestión y yo también", apuntó.
Respecto de las elecciones legislativas de octubre, Scioli descartó una candidatura "testimonial" suya (como lo hizo en 2009) y de su esposa, Karina Rabolini. "La que conduce es la presidenta, y ella tendrá definiciones con respecto a esto, de qué manera legisladores que estén comprometidos a nivel nacional y provincial llevarán adelante el desafío electoral. Nosotros tenemos responsabilidades que la Constitución nos marca hasta 2015, tanto ella como yo", indicó.
Ahogado por la presión de los gremios docentes, el gobernador bonarense aseguró que aún apuesta al "diálogo" para encontrar una salida al conflicto y descartó dictar la conciliación obligatoria contra los maestros.