El ministro de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente, Antonio Ciancio, exhortó a los municipios y al sector privado a asumir un compromiso mayor con el problema hídrico. A los emprendedores inmobiliarios les advirtió sobre la obligación de generar sus propios sistemas de contención de aguas; a los productores agropecuarios, sobre la prohibición de construir canales clandestinos, y a los gobiernos locales los instó a profundizar los controles y a aportar recursos para encarar obras de saneamiento, "porque el hombre puede hacer muchas cosas, menos dejar de pagar las consecuencias", lanzó.
El temporal que se desató sobre la región hace dos semanas y que se replicó en algunos sectores los días subsiguientes, fue un cimbronazo para muchas localidades y para la propia provincia, y apuró, entre otras cosas, la conformación del comité de cuenca del arroyo Ludueña, una instancia demorada por décadas.
En un extenso diálogo con LaCapital, Ciancio repasó las obras realizadas durante los últimos años en esa cuenca, aclaró que sin esos trabajos el anegamiento hubiese sido mucho mayor, y anunció que en noviembre comienza la construcción del Aliviador 3, un "by pass" que tomará el agua del Ludueña a la altura de la avenida Sorrento y la desaguará en la desembocadura del mismo curso, cerca del Paraná.
También se refirió al reclamo de municipios y productores de Casilda que piden un canal trasvasador que lleve el agua desde la zona de Arequito al río Carcarañá, y desahogar al canal Candelaria, que desemboca en el arroyo Saladillo."Es un compromiso muy serio hacer un trasvasamiento de cuencas, porque se cortan lomas y eso genera un problema mayor, además de trasladar el inconveniente de una cuenca a otra. Tratamos de que todo se resuelva dentro de cada cuenca", explicó.
Además Ciancio recordó que existe una ley que determina que tiene que haber una organización que comprometa a las localidades involucradas, al sector privado y al Estado provincial. "Se trata de conformar una unidad que analiza qué obras deben hacerse, cómo conducir las aguas y controlar las canalizaciones clandestinas, y determinar qué aportes deben hacer la provincia, los municipios y los privados", dijo. En ese sentido, señaló que la provincia aporta maquinaria a los distintos comités que funcionan en territorio santafesino. "Tenemos unas 100 máquinas que manejamos nosotros y otras tantas repartidas entre los comités", dijo,
Y a propósito del tema, aplaudió la reciente conformación del comité del Ludueña. "Las localidades que lo conforman se han sacado históricamente el agua de encima y perjudicaron a las que estaban aguas abajo. Por eso, el comité tiene que ser el lugar donde se logre un equilibrio, sobre todo ante la escasez de recursos, porque hay que advertir también que no todo se hace con obras. Cuando se hizo la presa del Ludueña se pensó que el problema hídrico de la cuenca se había solucionado. Y sin embargo debimos invertir después cien millones de pesos en la canalización de ese arroyo y de los canales Ibarlucea y Salvat, en la limpieza de entubamientos y en la construcción de puentes y alcantarillas. Ahora, en noviembre, comenzamos a construir el Aliviador 3, una obra que demandará 40 meses de trabajo y una inversión de 91 millones de pesos, y de 400 millones en una segunda", enumeró. Y subrayó: "Después, habrá que pensar en más obras, pero, sobre todo, en cómo regulamos el escurrimiento del agua".
Un problema, varios factores. El problema que se genera en la región frente a episodios meteorológicos como el de las últimas semanas tiende a agravarse por distintas causas. Entre ellas, Ciancio reconoce la impermeabilización de los suelos, tanto por las urbanizaciones como por los efectos de la siembra directa, las canalizaciones indiscriminadas y clandestinas y, por supuesto, el cambio climático, que conforman "un cóctel muy difícil de manejar". Sin embargo, advirtió que el fenómeno ocurrido fue “extraordinario”, y que no sólo lo sufrió Santa Fe, sino también Buenos Aires y Entre Ríos. “Hay eventos que no son normales ni rutinarios, y que generan una situación muy compleja”, reflexionó, para poner un ejemplo: “En Casilda hicimos cinco puentes para el escurrimiento; en Chabás, también; en Sanford y en Los Molinos hicimos defensas. No es que no se haya hecho nada, pero estas cosas extraordinarias ocurren. Siempre se dijo que los ingleses hicieron los ferrocarriles de modo tal que el agua nunca llegara a las vías. Y esta vez llegó”.
Recordó también que las obras que se hicieron en la cuenca del arroyo Carrizales “funcionaron bien”, mientras que en Rosario “sólo se inundó la zona de Nuevo Alberdi. Los problemas más grandes estuvieron en áreas rurales, pero muchas zonas urbanas que antes se hubieran anegado, estuvieron a salvo. En este momento, fuera de la zona rural, tenemos capacidad para desaguar la misma cantidad de lluvia que la que cayó en 2007; es un nivel de protección importante, aunque puede haber precipitaciones que superen estos eventos”, insistió.
Pero inmediatamente aclaró que, junto con el combate a las inundaciones y los drenajes, también hay que plantear el tema de la retención de agua en algunos sectores, sobre todo donde existe depresión de terrenos. “Es importante que haya lugares con agua, porque en sequía, se necesita”, comentó. La idea es plantear umbrales, como lomos de burro que permitan que el agua pase pero no totalmente.
Urbanizaciones. Después, Ciancio volvió sobre sus primeras palabras e insistió con el problema de las urbanizaciones y los municipios. “En el Gran Rosario tenemos 52 loteos, que significan 25 mil lotes. Estamos hablando de cien mil personas que se van a ir a vivir a las afueras de la ciudad. Les estamos planteando a los inversores que deben cumplir determinadas exigencias; entre otras, que el aporte a las cuencas sea cero. Tienen que hacer reservorios, retardadores, lagunas. Y cómo serán las cosas, que los que no lo hicieron, en esta última tormenta se inundaron. La realidad demostró que lo que pedimos es lógico. Por eso, de los 52 emprendimientos, solamente dos están aprobados”.
Ciancio sabe que hacer cumplir esas normas es difícil, porque los desarrolladores pretenden hacer las obras rápidamente y no quieren estas imposiciones. Y la actitud de los municipios es dispar: “Algunos se pusieron en el tema y están trabajando; otros son más reacios. El municipio tiene un ingreso con la tasa que les generan estas urbanizaciones y quiere los emprendimientos. Pero es necesario que se comprometan. Tienen que regular. En la canalización clandestina, la primera responsabilidad de control es del municipio. Nosotros no tendríamos posibilidad de controlar todo el territorio”.
Y para rematar, machacó con la idea de que los Estados locales tienen que aportar recursos. “Después se ve cómo se materializa ese aporte. Por eso, los comités de cuenca son un lugar indicado para esto, porque son el espacio donde se consensúan obras y se regulan las actividades que tengan que ver con el agua”.