Caracas.— Las elecciones legislativas de Venezuela del próximo domingo
representan una crítica encrucijada para la oposición: si logra la hazaña de arrebatar la mayoría
de los escaños a los aliados de Hugo Chávez, finalmente conseguiría el poder para tratar de
contener el cada vez mayor control del presidente sobre la vida nacional. Una derrota, sin embargo,
envalentonaría a Chávez para seguir adelante con la transformación del país en un Estado
socialista.
Muchos venezolanos esperan una contienda electoral muy reñida, pero las
posibilidades parecen inclinarse a favor del gobernante.
Los candidatos de la oposición hacen campaña con menos recursos y menos tiempo
en la televisión que sus adversarios oficialistas. A menudo, mientras salen a saludar votantes en
la calle, Chávez promueve desde la pantalla a los postulantes de su Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV).
Además, algunos candidatos de la oposición temen que las nuevas normas
electorales y la modificación de los distritos, incluidas en una ley electoral aprobada el año
pasado, aumentarán sus desventajas.
La maquinaria estatal. "Tenemos una campaña encabezada por el PSUV, con una gran
cantidad de fondos que sabemos que son fondos públicos, aun cuando la Constitución lo prohíbe",
dijo la candidata opositora María Corina Machado, mientras saludaba a sus partidarios durante un
recorrido por un barrio pobre de Caracas.
Machado se quejó de lo que llama una maquinaria de propaganda orquestada por el
gobierno, que se burla de los críticos de Chávez en anuncios, presenta programas de entrevistas
dominados por los aspirantes oficialistas y transmite todos los discursos del presidente.
Justo cuando ella comenzaba su visita al barrio, Chávez inició un maratónico
discurso que todos los canales de televisión tuvieron que difundir por orden del gobierno. Estas
"cadenas" son una práctica frecuente del mandatario.
El presidente sostiene que muchos medios tienden a favorecer a la oposición.
Pero en la televisión, el medio principal para alcanzar a la mayoría de los venezolanos, Chávez
lleva las de ganar.
Además, el Consejo Nacional Electoral está dominado por funcionarios
considerados cercanos a Chávez. Su directiva ha ignorado por años las leyes que prohíben al
presidente y a otros funcionarios electos participar de la campaña, un tema que ha provocado
repetidas quejas de los líderes de la oposición.
Chávez niega las irregularidades e insiste en que tiene derecho a hacer campaña
por sus candidatos, porque él también es presidente del Partido Socialista.
Mientras tanto, la cara sonriente de Chávez es omnipresente en los carteles de
campaña. Aunque su popularidad ha disminuido en los últimos años, el presidente sigue siendo el
político más popular del país, y es la amalgama que une a los candidatos que ganaron las internas
de su partido.
Fondos y represalias. Machado dijo que otro gran obstáculo es la recaudación de
fondos. Ella ha tenido problemas para convencer a sus partidarios y a líderes empresariales de
contribuir a su campaña, ya que éstos temen represalias del gobierno y de los fiscales.
La candidata opositora, sin embargo, es favorita para ganar en su distrito de
mayoría de clase media. También ha tenido una activa campaña en barrios marginales que antes eran
vistos como un territorio sólidamente prochavista.
Machado y otros opositores tratan de sacar provecho de problemas internos como
el auge de crímenes violentos, los apagones de luz y el 30 por ciento de inflación.
Steve Ellner, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Oriente de
Venezuela, cree que la oposición podría sumar los votos de aquellos venezolanos desilusionados con
el desempeño del gobierno. Pero a su vez advirtió que los adversarios de Chávez no han presentado
una alternativa unificada ante las políticas del líder socialista.
La oposición también intenta revertir lo que muchos consideran uno de sus
grandes errores: el boicot de las elecciones legislativas en 2005 por considerarlas injustas, una
decisión que en gran parte les cerró las puertas del poder. l (AP)