Si tomamos el consumo de estupefacientes como un tema individual y como causa de muchos males, estamos analizando muy parcialmente la problemática. No es individual sino social; es decir, hay varias posibilidades para analizar. Empezando por preguntarnos qué tipo de sociedad estamos construyendo para que personas cada vez más jóvenes, casi niños, se conviertan en adictos. No tengo dudas de que para algunos es un negocio y como tal lo manejan, o sea hay culpables, cómplices y responsables, por acción u omisión. Pero el tema es la gran mayoría, que en su afán de una sociedad de consumo, con una desigual distribución de la riqueza y de posibilidades, estamos construyendo este tipo de patología social, como un efecto secundario no deseado. Por otro lado, creer que con un mayor control policial y judicial se puede controlar, es una vana ilusión. No sé si hay salida, pero sí aseguro que con mayor presencia policial y/o judicial no se va a resolver nada. Sólo les asegurará a algunos mayores ganancias, en los estamentos que todos sabemos. Esto se resolverá cuando nos pongamos a trabajar seriamente; es decir, pensando y reflexionando qué tipo de sociedad estamos construyendo, e intentemos hacerla más vivible, para que no se produzca ese escape hacia las adicciones de todo tipo, como única salida individual para soportar tanta presión social.































