El gobierno argentino sugirió ayer que podría tratarse de un nuevo "acto hostil" de Gran Bretaña la decisión de las autoridades kelpers en las Malvinas de rechazar, el sábado pasado, el ingreso al puerto de las islas de un crucero turístico en el que viajaban argentinos. "La Cancillería argentina espera que la medida tomada se base en razones estrictamente objetivas y que no se trate del enésimo acto hostil", expresó en un comunicado.
El crucero Star Princess no pudo atracar en Puerto Argentino (Port Stanley) por negativa de las autoridades isleñas, que adujeron "razones sanitarias" ya que había entre los pasajeros 20 casos de gastroenterocolitis, sobre 3.600 personas de diversas nacionalidades, entre ellos un número no determinado de argentinos. Según se difundió, incluso algunos de ellos pretendían rendir homenaje a los soldados muertos durante la guerra de 1982.
El comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores difundido ayer se titula "Ante una nueva prohibición de visitar las Islas Malvinas", y allí se afirma que "las autoridades del ilegítimo y autodenominado gobierno de las Islas Malvinas prohibieron el descenso de turistas de un crucero, entre los que se encuentran ciudadanos argentinos, aduciendo supuestos problemas de salud pública".
Sin embargo, advierte que "la nave, propiedad de una empresa estadounidense, había cumplido previamente con los protocolos sanitarios tanto de la Argentina como de Chile", por lo que no habría fundamento en la decisión tomada.
"La Cancillería argentina espera que la medida tomada se base en razones estrictamente objetivas y que no se trate del enésimo acto hostil dirigido a turistas de varias nacionalidades, así como contra ciudadanos argentinos que tienen el simple deseo y la aspiración de conocer las Islas Malvinas", finalizó el texto de la cartera conducida por Héctor Timerman.
El comunicado no hace referencia a la hipótesis de que la negativa de ingreso del crucero, en el que viajaban un millar de turistas de Brasil, Chile y Uruguay, sea una respuesta a la reciente decisión de estos países de no recibir barcos con bandera de Malvinas, en solidaridad con Argentina, que reclama la soberanía sobre esos territorios.
El incidente se conoció el domingo por un testimonio que dio el psicólogo argentino Luis Hauser, quien viajaba al momento del infructuoso arribo, y que asoció la medida al bloqueo que resolvió el Mercosur a las embarcaciones que portaran la bandera colonial de las islas.
"El capitán del crucero se mostró sorprendido porque dijo que fue una decisión sin precedentes y la consideró errónea por el bajo número de casos con la enfermedad", dijo Hauser.
El crucero, cuyo destino final es la ciudad brasileña de Río de Janeiro, salió de la chilena Valparaíso el 7 de enero y tiene previsto recalar en las primeras horas de hoy en el puerto de Buenos Aires para retomar el viaje por la tarde.
"Hubo mucho desencanto entre quienes queríamos llegar. Muchos iban a rendir homenaje a sus muertos en la guerra de Malvinas. Un capitán quería dejar una placa en la tumba de uno de sus soldados", se lamentó en diálogo telefónico con la prensa.
Las relaciones entre la Argentina y el Reino Unido y la población colonial de las islas se viene agravando cada día más, conforme la cercanía al 2 de abril, fecha en la que se cumplen los 30 años de la guerra de Malvinas.