—El principal problema es la exclusión social. Hay una sociedad partida. Eso tiene relación con la violencia y la inseguridad. El que tiene un trabajo decente llega a su casa a la noche, le da de comer a su hijo, lo acuesta, le lee un cuento, pero no se va a calzar a la noche una herramienta para hacer la diferencia.
—Uno lee las críticas de la oposición santafesina al gobierno provincial, las críticas del oficialismo santafesino al Ejecutivo nacional. En el medio aumentan los muertos día a día, hay más de 168 desde enero.
——¿Pero quién dice que acá hay más muertos que en otras provincias? Las únicas cifras que se conocen son las de Santa Fe, y eso porque tiene un signo político diferente al del gobierno nacional. ¿Por qué se reparten los DNU, menos para Santa Fe? Porque tiene un signo político diferente. Es como si nosotros hiciéramos esa discriminación en los municipios. Ningún presidente de comuna o intendente del justicialismo puede demostrar que la coparticipación está menguada.
—¿Tiene la sensación de que no habrá sorpresas el 27 de octubre y que ganará cómodamente?
—Nosotros suponemos eso, pero no nos confiamos, seguimos trabajando y escuchando a la gente. Recorremos la provincia y, a veces, nos hacemos una escapada a otra provincia.
—Es una campaña "part time".
—Vamos por unas horas. Hasta tal punto que fuimos y volvimos de Neuquén y Río Negro el mismo día. Estamos bien, el socialismo está consolidado, el Frente Progresista cada vez tiene más incorporaciones. A nadie se le ocurre tener una opción fuera de los grandes polos.
—Usted sostenía antes de las primarias que polarizaría con Obeid. ¿Le resultó que no haya sido así y que ahora sea con Del Sel?
—Pero son números muy finitos los que hay entre ellos, casi que ahora tienen un empate matemático entre ellos.
—¿Pero le sorprende que el peronismo siga saliendo tercero?
—Es que el peronismo es un movimiento, y eso da lugar a diferentes posiciones. La publicidad que se escucha entre Obeid y Del Sel refiere a que quieren definir el segundo lugar a su favor, está orientada a esa idea. Nosotros tenemos otra partitura.
—¿Cómo evalúa lo que pasó con la presidenta y su salud?
—Ahora, con esta enfermedad de la presidenta, estamos mucho más informados que con la anterior dolencia, cuando fue lo de la tiroides. Y eso es bueno. El tratamiento ha sido adecuado, deseo que se recupere pronto.
—Rubeo y Cleri lo criticaron mucho porque dijo que el problema de la presidenta era e hiperpresidencialismo.
—¡Atenti! El hiperpresidencialismo tiene una exigencia psíquica y física que otras formas de gobernar. La carga emocional y física, las preocupaciones, los descansos cada vez más cortos, se van acumulando. Y alguna vez el organismo dice basta.
—¿Eso es lo que le pasó a Cristina?
—Claro, es así. Usted ve que a la presidenta no le alcanza el tiempo para inaugurar y lo hace vía teleconferencia. Además, inauguraciones que les corresponderían hacer o a los intendentes o a los presidentes de comuna. El hiperpresidencialismo agobia al gobernante. Es muy diferente al federalismo, que acerca decisiones a la gente, y resuelve en los pueblos y ciudades lo que se puede hacer así.
—¿Se imagina compitiendo en 2015 en una interna abierta a presidente?
—Es la mejor manera de resolver los diferendos. Si hay un solo candidato en el Frente Progresista, en buena hora. Si no hay acuerdo, se vota. Nos estamos preparando para las presidenciales de 2015, todo este tiempo estuvimos sacando conclusiones sobre la realidad del país.
—¿Es factible que usted pueda ser candidato a gobernador en 2015?
—Recuerdo que usted me hizo esa pregunta apenas había asumido Bonfatti en el gobierno. Pero hoy le puedo decir que no, se lo digo con gran convencimiento. Hay tiempos, y los tiempos están al servicio de una propuesta. Cuando uno hace cuatro años de gobierno y luego viene otro (aún del mismo partido con otras ideas, con otra gente, con otras propuestas), volver atrás y querer enganchar eso es como querer negar esos cuatro años de gobierno.
—¿No hay entonces ninguna posibilidad de que sea candidato a gobernador?
—No diría ninguna posibilidad, pero no tengo ninguna intención de volver a ser candidato a gobernador. Y estoy convencido de lo que le estoy diciendo. La vida me ha regalado un beso por cómo me ha tratado, me siento feliz. Me llenan de satisfacción las obras que hicimos y me preocupan las cosas no resueltas.
—¿Sigue creyendo que Lifschitz es el candidato natural a gobernador?
—No sé si es el candidato natural, sería un candidato que sabe gobernar, que tiene experiencia. No hay mucha gente que tiene experiencias de gobierno. En el día a día hay una diferencia extraordinaria entre el que gobierno y el diputado o concejal. Si usted tiene un cargo ejecutivo, no tiene sábado ni domingo. La gente conoce dónde ve, es otra forma.
—¿Le seduce la reforma que está impulsando Bonfatti? Usted siempre dijo que le gustaba que no haya reelección en Santa Fe y, al parecer, ahora se busca que el gobernador tenga la posibilidad de estar dos períodos.
—Lo que dice Bonfatti es que él no quiere ser reelecto con una Constitución que no lo habilitaba. Soñar con una reelección allí es, a nuestro modo de ver, reprobable. Hay una obligación de reformar la Constitución porque está en contradicción con la Carta Magna nacional, que se modificó en el 94.
—¿Cuál es su opinión sobre el gobierno de Bonfatti?
—Lo veo muy bien, muy bien. Me canso con sólo ver todas las cosas que Bonfatti hace por día.
—Se "torearon" durante un par de días con Reutemann. Curiosamente nunca compitieron mano a mano.
—Hay una cosa que valoro enormemente en Reutemann y en Obeid: nos acompañaron ante la Corte Suprema de la Nación para reclamar por lo que le están quitando a Santa Fe. Y me preocupa que haya diputados nacionales por Santa Fe que no tengan el mismo comportamiento.
—Usted lo vinculó con la "vieja política" y él dijo "Hermes Juan no está en el jardín de infantes".
—Pero no hay nada agresivo en todo esto, de ninguna manera. Es para darles algún título a ustedes, los periodistas.