El viernes a la noche resonaron balazos en un restaurante de Echesortu. Un
comisario que cenaba con su familia salió tras los pasos de cinco motociclistas que habían
desvalijado a los clientes y se tiroteó con uno, pero nadie resultó herido. Los asaltantes se
llevaron efectivo, alhajas y teléfonos celulares de los comensales y la recaudación del negocio,
unos 3.500 pesos.
Ocurrió en Pascual R., un pintoresco restaurante situado en
Pascual Rosas y Eva Perón. Cerca de las 23 del viernes la capacidad estaba colmada. Eran 120
clientes, entre los que había un grupo de unos 50 que festejaban las bodas de plata de un
matrimonio. En la mesa 31 estaba sentado el comisario F. S., hasta hace unos meses segundo jefe de
una sección policial de elite, con su esposa y su hija.
Irrumpieron entonces cuatro hombres vestidos con ropas
oscuras. Un quinto se quedó en la puerta a bordo de una moto Scooter. Los intrusos se encaminaron a
la barra. Allí, con pistolas nueve milímetros y revólveres, inmovilizaron a mozos y cocineros y los
llevaron hacia la parte trasera. "Uno de los mozos que recibió la orden de tirarse al piso se quedó
inmóvil porque tenía dos platos de ravioles en las manos. Por eso le dieron dos culatazos en la
cabeza", contó Gustavo Venditti, uno de los dueños del comercio.
Los maleantes regresaron al salón. David A. —un
periodista de 39 años que trabaja en la Facultad de Psicología— y su esposa Tania Y.
—médica y docente de la Facultad de Medicina de 34 años— estaban sentados en una de las
mesas. Ellos también fueron asaltados. "Se dividieron las mesas como si fueran mozos y comenzaron a
recorrerlas", recordó el periodista. En algunos casos, los intrusos les pedían el dinero a los
clientes y en otros recogían los teléfonos celulares, relojes y anillos que llevaban.
A David le quitaron una pulsera de plata y 300 pesos. A
Tania, una pulsera igual y un móvil. "Mi mujer no se puso nerviosa y colocó la cartera con el
sueldo debajo de la mesa", comentó el periodista. A partir de este momento, el relato se bifurca en
cuanto a la cantidad de las personas asaltadas. Para la policía, las víctimas fueron seis personas.
Para Venditti, los intrusos se llevaron objetos de unos 20 clientes. David no duda de que todos
fueron despojados.
Uno de los momentos de mayor tensión, según David, se vivió
cuando uno de los clientes —estaba con su esposa y su hijo— intentó resistir el atraco.
El hombre, de contextura robusta, se levantó e intentó acercarse a uno de los visitantes. El
malhechor le gritó "quedate quieto o te quemo". El hombre acató la orden. "Le dije que se calmara
porque si no nos iban a matar a todos", recordó el periodista.
Un policía. El comisario F. S. observaba la escena cuando uno de los ladrones
encañonó a su hija. Según contó David, el oficial no perdió la calma. Ya había deslizado entre sus
piernas la pistola reglamentaria y la cubrió con el mantel.
A diez minutos, para los intrusos fue tiempo de irse. Uno
de ellos preguntó con ironía a los clientes "si todos habían colaborado". Entonces treparon a dos
motos Scooter. El comisario salió tras ellos. Desde la vereda se identificó como policía y los
ladrones, según los testigos, abrieron fuego. Dos de los maleantes emprendieron el escape por
Pascual Rosas al norte y otros dos en sentido contrario.
El oficial los corrió una cuadra mientras disparaba la pistola. Finalmente,
en Pascual Rosas y Rioja los perdió de vista.